miércoles, 12 de febrero de 2014

Capítulo 7




Twitter: @Caparatodos
____________________________________________________

—Sí, lo hace. Hasta el momento ha peleado por miles de ellos. Acaba de inundar la fiscalía con tantas mociones de indulto que parece que ahí hubo un terremoto. Les va a llevar un mes dedicarse a procesar todo eso. El fiscal me dijo ayer, en privado, que tendrían mucha suerte si lograran llegar a juicio antes de verano.

Capítulo 7:

—Y... —Lali tragó con fuerza—... ¿y yo?

—Bueno tú... eres nuestra mejor carta. El resto de las pruebas no tienen sentido. Ferrero sería capaz de salvar a Hitler con tecnicismos, si quisiera. Al parecer, vas a tener que aguantar allá un poco más.
Lali esperaba que el escozor húmedo de sus ojos se debiera al viento y no a las lágrimas. Otros seis meses, tal vez más, en Fiambalá. El pecho le ardía.

—¿Qué? —preguntó. Lavalle le había dicho algo, pero sonó como si una tormenta hubiera golpeado los cables del teléfono—. No tengo mucha señal, ¿qué dijiste?
Oyó un ruido y luego: «...raro».

—No te escucho —gritó—. ¿Qué dijiste?
De repente, la conexión se arregló y oyó a Héctor Lavalle como si estuvieran frente a frente.

—Dije que si notaste algo raro últimamente.

—¿Raro? —Lali contuvo las ganas de comenzar a reír como una loca—. ¿Algo raro, dices?

Miró a su alrededor. Las oscuras nubes se habían ido amontonando hasta cubrir casi por completo el horizonte de capas sucias, de forma que la luz del final del día aparecía por debajo del cielo, mostrando sin piedad la decadencia del lugar.

Como siempre, en toda la avenida no había un alma; los edificios necesitaban una buena capa de pintura, y el resto de las tiendas estaban cubiertas por cartones. Lo que le sorprendía no era que los negocios no funcionaran, sino que aún funcionara alguno. Fiambalá estaba muerta, pero su cadáver aún no se había enterado de ello. Volvió a concentrarse en el teléfono.

—Aquí todo es raro. ¿Te referías a alguna rareza en especial?

—Dios... —Para su sorpresa, Lavalle parecía avergonzado. A lo mejor se debía a la conexión defectuosa—. Quiero decir, ¿has visto a alguien diferente o fuera de lugar... por allí? Alguien... ¿extraño?
Lali pegó una patada y dio un suspiro de frustración que salió con vaho. La temperatura caía por momentos.

—Aquí todos son raros. Parece ser que sus genes se han vuelto locos. No hay nadie normal, si no, no estarían aquí; se habrían ido hace siglos. ¿De qué hablas?
Le llegó un sonido de fondo tan alto que tuvo que alejarse el auricular de la oreja para no quedarse sorda.

—¿Qué?
La voz de Héctor Lavalle se oía débilmente.

—Ordenador... codificado... confidencial. —Y luego—:...archivos perdidos... la información... —Y después un ruido.

—¡Hey! —Lali se mordió la lengua justo antes de decir el nombre de Lavalle—. Vuelve a decirme eso.
El ruido se detuvo repentinamente.

—...decía que hemos perdido una parte de nuestros archivos de ordenador. Estábamos pasando los archivos a una memoria externa. —Lali podía oír el entusiasmo en la voz de Lavalle—. Nos han traído un nuevo programa para comprimir información que es buenísimo, hemos podido comprimir...
Lali se acurrucó en su saco y observó cómo los nubarrones seguían cubriendo el cielo, que un relámpago iluminó por unos segundos.

—Bueno, a ver si vamos abreviando. —El tono de chico malo le salió sin poder evitarlo e hizo una mueca de disgusto—. ¿Por qué me cuentas esto? ¿Qué tiene que ver conmigo?

—Ah. —Lali casi podía ver a Lavalle al otro lado de la línea, sorprendido de que no mostrara ningún entusiasmo por su nuevo juguete para la computadora. Oyó que tomaba aire—. Bueno, no creo que te afecte de verdad, y no quiero preocuparte, pero hemos... traspapelado temporalmente algunos archivos y parte de esos documentos que hemos perdido... traspapelado... es algo temporal, ¿ok?, estaban relacionados con tu caso.

—¿Qué? —gritó, antes de bajar la voz por si había algún ser humano por ahí cerca. El corazón le latía a mil por hora—. ¿Mi caso? ¿Te refieres a información acerca de dónde estoy ahora? ¿En documentos? ¿Qué han perdido?

—Bueno... perder es una palabra bastante fuerte... prefiero pensar que están traspapelados. Temporalmente. Pero... —Lavalle bajó la voz hasta lo que probablemente consideró un tono de voz suave pero que sólo consiguió aterrorizar a Lali aún más—... no te preocupes. Toda la información estaba codificada y nuestros programas son muy seguros. Además, los archivos de Protección de Testigos están doblemente codificados. A un genio o a una cadena de computadoras les tomaría un mes descubrir el código y, créeme, Fabricio no tiene acceso a ninguna de las dos cosas. Los archivos están programados para que se autodestruyan a no ser que se introduzca un código especial cada media hora, así que estás a salvo. Encontramos los archivos y los descargamos en un nuevo programa de codificación.

Lali agarró el auricular con fuerza y escuchó su sermón sobre informática, tratando de respirar y preguntándose qué hacer para calmarse. Ni siquiera había una farmacia cerca. No había Manzanilla, ni Tilo y el whisky le daba acidez. ¡Para colmo, por ahí, ni siquiera podía desquitarse con algún revolcón de una noche!

—Sólo te preguntaba si habías visto a alguien sospechoso por rutina, pero créeme —continuó Lavalle—, nadie sabe quién eres ni dónde estás.

«Tiene sentido, porque ni yo misma sé quién soy ni dónde estoy», pensó Lali. Volvió a dar una patada con sus pies congelados y el teléfono volvió a hacer ruidos.

Un repentino golpe hizo que Lali se diera la vuelta rápidamente con el corazón en un puño; pero no era más que un antiguo y descolorido póster de Coca-Cola que el viento golpeaba contra una pared rajada, así que Lali se volvió a dejar caer contra el vidrio, aliviada. La fuerza del viento arrancó el póster de la pared, que salió volando por la vacía calle.
«Sé exactamente cómo te sientes», pensó.

—La conexión vuelve a ser mala —gritó tapando con la mano el altavoz, y colgó. Ya había tenido suficientes malas noticias. No era suficiente con decirle que estaría ahí atrapada durante meses... al parecer, alguien había estado cerca de descubrir dónde se escondía.

Continuará…

10 comentarios:

  1. Cuando va a parecer peter ?
    Subí más porfa

    : D

    ResponderEliminar
  2. Lavalle parece k no cuenta con la astucia d cierto Hacker,k para mi ya tiene la info k necesita.
    No me canso ,pobrecita.
    Yo me hubiera largado el primer día.

    ResponderEliminar
  3. En serio perdieron esos archivos? aunque sea por un tiempo alguien pudo haber accedido a ellos... quizas ese tiempo que los perdieron fue porque alguien los hackeo...

    quiero masss

    ResponderEliminar
  4. ¿como van a perder esos archivos? Dios pobre Lali!!! ¿faltara mucho para que Peter entre a la historia??
    Espero el proximo!!!

    ResponderEliminar
  5. Obvio que no perdieron los archivos, los hackearon, y hasta me arriesgaría a decir que le estaban 'pinchando' la llamada para rastrearla.
    Quiero más!
    Lore

    ResponderEliminar
  6. lali es mas demals y peter yo me pregunto cuando a parece

    ResponderEliminar
  7. Ay perdida ahi y ahora con posibilidad q alguien sepa donde encontrarla!

    ResponderEliminar