Capítulo 67

Hola, hola!!!! ¿Cómo están? ¿Qué tal empezaron la semana? Espero que todo bien!!! Gracias por leer ;) Un beso y hasta mañana!

Twitter: @Caparatodos

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-No eres el único –dijo Peter con una sonrisa-. Supongo que no tenía que ser.

Capítulo 67:

-¿Están hablando de Mariana Espósito? –quiso saber Nicolás Vázquez.

Peter miró por encima del hombro y vio al agente estudiándolo con curiosidad.

-Buena deducción –repuso manteniendo la pose de indiferencia.

Nicolás se encogió de hombros.

-En realidad, no. Tiene un apodo poco común. Además, sé que has trabajado con ella. Franco Morelli es mi compañero y mencionó que Lali te había interrogado como parte de la investigación Tejada.

Maldición con la policía y los ayudantes del fiscal. Por lo visto, eran uña y mugre cuando se trataba de meterse en los asuntos de los demás.

-Ah, claro.

Nicolás tomó un sorbo de su cerveza.

-¿Te contó la historia del laboratorio mientras estabas trabajando con ella?

Peter estudió con atención al agente al notar que, de repente, parecía muy comunicativo. También notó que “su cuñado” los observaba cuidadosamente.

-No, que recuerde.

-Es buena. Circula por todas las estaciones de policía –dijo Nicolás Vázquez-. Por lo visto, hace unos cuantos años, tu amiga Lali trabajó en un gran caso de drogas, en Rosario –una banda había armado su propio laboratorio de metanfetaminas. La cuestión es que les dijo a los agentes que llevaban la investigación que deseaba ver el laboratorio en persona. Pero el día que estaba previsto que acudieran, apareció, salida directamente del tribunal o algo así, vestida con un sastre de falda y tacos.

Peter sonrió al llegar a ese punto. Por supuesto que sí, no podía ser de otra con Lali.

-Así que los agentes, que probablemente eran unos idiotas, decidieron no contarle a Lali dónde se encontraba exactamente el laboratorio –continuó Nicolás-. Luego la guiaron al centro del bosque, hasta un agujero en el suelo de aproximadamente un metro de ancho, cubierto por una trampa de metal. Y cuando abrieron esa trampa, Lali descubrió que debajo no había más que una escalera que descendía unos cuatro metros bajo tierra.

-Parece un historia sacada de culebrón –dijo Nacho.

-Exacto –Nicolás ladeó la cabeza y miró a Peter-. Oye, ¿alguien te ha dicho alguna vez…?

-Solo la gente que se aburre mucho, teniendo en cuenta que la emiten una vez a la semana por la tele y acaba de terminar su primera temporada –gruñó Peter. Sacudió la mano, en un impaciente ademán-. Volvamos a la trampa subterránea –no le costaba imaginarse a Lali, con uno de sus sastres de falda y sus tacos, plantada en mitad del bosque en compañía de esos dos idiotas que trataban de tomarle el pelo.

Nicolás continuó con la historia.

-Así que Lali señaló el agujero en el suelo, junto a la trampa, y les preguntó a los agentes: ¿Es ahí a donde vamos? Y ellos le contestaron que sí, pensando que se echaría atrás por culpa de la falda y los zapatos. Pero, en cambio, ella se quitó los zapatos, se los metió en a la pretina de la falda y, como quien no quiere la cosa, preguntó: ¿Qué les parece si bajo yo primero? Así no se verán tentados a mirar por debajo de la falda. Y luego, comenzó a bajar por la escalera.

Peter soltó una carcajada al escucharlo. ¡Wow!, esa chica lo impresionaba de verdad, de vez en cuando. En realidad, casi todo el tiempo.

-Tenías razón. Es una buena historia-. Consciente del papel que tenía que desempeñar, sacudió la cabeza con fingida pesadumbre-. Lástima que no funcionara. La habríamos pasado muy bien juntos.

-Tal vez sí o tal vez no –dijo Nicolás indiferente-. He oído rumores de que Pablo Martínez y ella son muy cercanos. Bastante cercanos, si entiendes lo que digo.

Martínez.

Su némesis.

Peter aferró con tanta fuerza los reposabrazos de la silla que le sorprendió no romperlos.

-Bien por Martínez –se las arregló para decir con frialdad.

Justo entonces, sonó la señal anunciando el final de la segunda parte del partido.

Nicolás se levantó de su asiento.

-El marcador no miente –dijo, divirtiéndose con el hecho de que su equipo vaya ganando-. Lo que significa, si mal no recuerdo, que uno de ustedes me debe un trago –le dio a Peter una palmada en el hombro-. Dejaré que hagas los honores. Vamos.

En cuanto Peter y Nicolás entraron al bar privado del club, la expresión del agente del FBI se volvió más seria.

-Eres consciente de que has sido interrogado, ¿no?

-Gracias. Lo he notado –dijo Peter con sequedad. Y no le había gustado ni un poquito.

-Vázquez te ha contado la historia del laboratorio de metanfetaminas y luego te ha soltado el comentario de Martínez para ver tu reacción. Uno de los trucos más viejos del manual –le hizo una seña al mozo-. Dos whiskys, por favor.

-Creo que tu amigo Vázquez debería meterse en sus asuntos.

-Nicolás es un buen tipo. Y es un genio en su trabajo –comentó Nicolás-. Pero su prioridad número uno es, y siempre será, proteger a la fiscalía. Y si cree que hay algo que a Emilia podría gustarle saber, como el hecho de que una de sus mejores ayudantes esté saliendo con el Terrorista de Twitter, no va a dejarlo pasar.

Asintió cuando el mozo deslizó un par de whiskys frente a ellos y le tendió uno a Peter.

-Toma. Pareces necesitarlo.

Peter aceptó el vaso.

-¿Es cierto lo que ha dicho Vázquez? ¿Hay rumores sobre Lali y Martínez?

-Solo son chismes de oficina. Yo no me preocuparía demasiado por ellos.

Un poco tarde para eso.

La idea de que Lali pudiese estar “bastante cercano” a Pablo Martínez, significara lo que significara, le enojaba.

-Contéstame a una cosa. ¿Cuánto te preocuparía si pensaras que hay un tipo rondando alrededor de mi hermana?

Nicolás tomó un sorbo de su whisky.

-Es posible que una vez sacara a un tipo de su tienda por intentar coquetear con ella –dijo encogiéndose de hombros-. Un verdadero idiota. Llevaba bufanda incluso en el interior de la tienda –estudió a Peter con curiosidad-. No sabía que Lali y tú fueran tan en serio.

-No vamos en serio.

-Entonces, no debería importarte lo que esté haciendo con Martínez, ¿no?

Peter se removió con incomodidad, poco dispuesto a responder a esa pregunta.

-¿Qué es esto? ¿Otro interrogatorio?

-Lo siento. La costumbre –el silencio se hizo entre ellos hasta que Nicolás se aclaró la garganta-. Mira, Peter. Sé que empezamos con mal pie. Pero voy a decirte lo mismo que le dije a tu padre el día que lo conocí: tu hermana lo es todo para mí. Y la familia es muy importante de donde yo vengo. Así que –le tendió la mano-, me gustaría de verdad que pudiéramos dejar el pasado a un lado y seguir adelante.

Peter lo consideró por un momento y luego le estrechó la mano.

-Eugenia te soltó el discurso sobre “crear vínculos”, ¿no es así?

Nicolás sonrió.

-Tengo órdenes estrictas de hacer un “esfuerzo”. Y luego de tirarte de la lengua para ver qué puedo descubrir sobre Lali y sobre ti. Le diré que te has iluminado como un faro al escuchar la historia del laboratorio.

-Genial. Ahora los tengo a los dos metiendo las narices donde no los llaman –dijo Peter con sequedad.

Nicolás le palmeó el hombro, dando la impresión de estar disfrutando mucho con todo el asunto.

-Anda acostumbrándote, para eso está la familia.

Continuará…