viernes, 13 de diciembre de 2013

Capítulo 79



Hola, hola!!!! ¿Qué tal las trató el día? Espero que todo bien y ya listas para el finde!!!! Besos y que disfruten! Hasta mañana ;)

Twitter: @Caparatodos
____________________________________________________

Una hora después, Eugenia salía del escritorio de su padre con la nariz enrojecida y una aliviada sonrisa. Al encontrarse con Peter, levantó los pulgares.

Capítulo 79:

A finales de esa semana, su padre asistió a la primera cita con un psiquiatra, que le recetó antidepresivos y le recomendó asistir a sesiones de terapia semanales e integrarse en un grupo de apoyo. No se notaron los cambios de la noche a la mañana pero, lentamente, Peter empezó a identificar, cada vez con mayor frecuencia, al antiguo Juan Pablo Lanzani. Primero fue una broma sobre el número de lasañas que todavía quedaban guardadas en el freezer. Luego, Peter regresó a casa un día, después de una reunión con Iván, y se encontró a su padre hablando por teléfono con el director de un refugio para mujeres maltratadas, haciendo los arreglos pertinentes para donar la ropa de su madre.

Una noche, poco después de eso, Peter estaba sentado en la cocina, comiendo y revisando el informe del mes que le había enviado el director de finanzas. Las ventas del nuevo servicio de protección del correo habían seguido incrementándose desde su lanzamiento, y la valoración de los usuarios estaba resultando ser abrumadoramente positiva.

-¿Esas son las cifras de ventas más recientes?

Peter se giró, tan sorprendido al escuchar la pregunta, que casi se atragantó con el bocado que tenía en la boca. Su padre se encontraba junto a la refrigeradora y era imposible precisar el tiempo de podía tener ahí.

-Sí –tomó un sorbo de la copa que se había servido al llegar –vodka con hielo- y trató de mostrarse indiferente mientras su padre se instalaba en el banco contiguo.
Juan Pablo lo miró con un brillo en la mirada que Peter reconoció en el acto. Luego, señaló el informe.

-Creo que deberías enseñarme qué has estado haciendo con mi compañía durante todo el verano.
Peter sonrió. Gracias a Dios.
Sin pronunciar palabra, le tendió el informe a su padre.

-Ya era hora. Leer es más aburrido que tener que bailar con tu hermana.
Juan Pablo comenzó a reír. Sacudiendo la cabeza, observó a Peter por un momento… y luego extendió la mano y tiró con tanta fuerza de él para abrazarlo, que casi lo tumbó del banco.

-Gracias, hijo –dijo con la voz ahogada.

-De nada –y Peter habría mentido si hubiera dicho que no tenía también los ojos ligeramente humedecidos.
Como era de esperar, el siguiente tema que Juan Pablo insistió en tratar fue el de su regreso a la universidad.

-Sé que las clases empezaron hace un par de semanas. Creo que ya va siendo hora de que empieces a pensar en volver a Mendoza.

-Ya llamé al Profesor Sama para decirle que no voy a volver este ciclo.

-De ninguna manera. Has aplazado tus cosas durante demasiado tiempo.

Peter había sido consciente de que ese momento llegaría –al menos, siempre lo había esperado- y había estado considerando detenidamente sus opciones. Podía regresar a Mendoza y pasar el año en el campus, sacando el doctorado. O, si no quería estar tan lejos de su familia, podía mudarse a Buenos Aires y continuar allí con sus estudios, aunque el programa de ciencias de la computación fuera menos prestigioso.
Y, luego, estaba el plan C.

-Tienes razón –he estado aplazando las cosas durante demasiado tiempo –dijo-. Puede que haya llegado el momento de aplicar mis asombrosas aptitudes al trabajo. Por suerte, conozco al propietario de una empresa que podría estar interesado en contratarme.
Los ojos del mayor de los Lanzani se iluminaron con inconfundible orgullo –y luego se volvieron a apagar.

-Te agradezco la oferta pero ambos sabemos que no es lo que realmente deseas hacer.

Lo cierto era que la perspectiva de Peter había cambiado mucho durante los últimos tres meses y medio. Ahora, Eugenia, su padre, y él formaban un equipo. No le cabía duda de que les esperaban momentos difíciles –ya estaba temiendo la llegada de las próximas vacaciones- pero, pasara lo que pasara, lo superarían juntos. Trabajar para La Corporación Lanzani le concedería la tranquilidad de estar junto a su padre a diario, incluso aunque él no lo necesitara. Sin mencionar que sabía lo feliz que eso haría a Juan Pablo –y, en aquel instante, se merecía un poco de felicidad.
Pero sus motivos no eran totalmente altruistas.

Sorprendentemente, durante el transcurso del último par de meses, se había dado cuenta de que disfrutaba de verdad trabajando para La Corporación Lanzani. Ciertamente, el poder que había desplegado mientras asumía temporalmente el lugar de su padre solo había sido un espejismo. Pero había descubierto que la emoción de estar entre los mejores resultaba bastante… adictiva.

-Demasiado tarde. Hace dos días solicité el puesto de director de seguridad de redes. Entre tú y yo, creo que soy el candidato perfecto –Peter se estiró confiadamente sobre su asiento-. Suponiendo que puedas satisfacer mis demandas salariales.
Juan Pablo arqueó una ceja.

-¿Demandas salariales?

-¡Hey!, esas aptitudes tan impresionantes no son gratuitas.
El mayor sacudió la cabeza aunque sus labios se curvaron formando una sonrisa.

-¿Por qué tengo la impresión de que esta va a ser la primera de muchas exigencias del terco Juan Pedro Lanzani del Departamento de Seguridad de Redes? –indicó, tratando de aparentar severidad-. Tendrás que empezar desde abajo y ganarte el respeto en la compañía como todos los demás.
Peter le apretó un hombro a su padre. Sin duda, iban a chocar con frecuencia, a lo largo de sus carreras en la empresa. Pero, en aquel momento, estaban totalmente de acuerdo.

-No esperaba menos.


Lali no pronunció una palabra mientras Peter le relataba su historia. Simplemente, permaneció sentada, escuchándolo. Tenía la sensación de que se había guardado ciertos detalles personales –resultaba obvio que se mostraba muy protector con la privacidad de su padre- pero le contó lo suficiente como para que pudiera hacerse una idea muy cercana del esfuerzo que había hecho por su familia, hacía diez años.
Y esa imagen suya la cautivó.

Terrorista de Twitter, heredero de millones, ex-convicto, genio de la informática, chico malo –ninguno de esos términos describía apropiadamente a Juan Pedro Lanzani.
Él era, sencillamente, una buena persona. Un hombre de confianza y, por añadidura inteligente. Y Lali encontraba la combinación irresistible.

Desde el principio, le había dicho –y se había dicho a sí misma- que no estaba buscando una relación. Sin embargo, aquel último par de semanas que habían pasado juntos, le habían hecho llegar a una conclusión inapelable.
Peter se merecía la mejor novia que pudiese llegar a encontrar.

Se merecía una mujer que no intentara ocultar el hecho de que estaban juntos. Una mujer que no dudara en ir a decirle a su jefa que estaba saliendo con el Terrorista de Twitter. Una mujer que no acabara lamentándolo, aunque tomar esa decisión afectara a la carrera que tanto amaba.
Y la pregunta del millón era si ella podía ser esa mujer.

-Estás muy seria, abogada. ¿Una historia demasiado intensa para una primera cita?

Viendo la expresión de verdadera preocupación de Peter, pese a su tono burlón, Lali se apresuró a desprenderse de todos aquellos pensamientos. Alargó una mano por encima de la mesa y la deslizó sobre la suya.

-Solo si no quieres que termine la cita pensando que eres un hombre realmente increíble.
Él se llevó su mano a la boca y le besó los dedos.

-No. Eso me parece bien.


Esa noche, más tarde, Lali se acurrucó contra Peter en la parte trasera del vehículo, mientras regresaban a Buenos Aires.

El chofer había dejado discretamente arriba el vidrio de separación central, concediéndoles privacidad y, a través de los altavoces sonaba una suave canción de jazz. Cuando Norah Jones empezó a cantar “Come Away With Me” y Peter le deslizó las manos por la parte baja de la espalda, Lali ladeó la cabeza y sintió que se le encogía el corazón mientras sus bocas se encontraban.

Peter la besó con suavidad, acariciándole los labios delicadamente y, por una vez, no intercambiaron palabra alguna. Después de un largo rato, él se alejó, Lali abrió los ojos, y la mirada que intercambiaron fue la más íntima que habían compartido hasta el momento.

Más tarde, cuando entraron en el departamento de Lali, ella lo agarró de la mano y lo condujo hasta su dormitorio. Lentamente, Peter le desató el lazo de la cintura, le deslizó el vestido por los hombros, y lo dejó caer al suelo. La tomó en brazos y la transportó hasta la cama.

Sus manos y su boca se movieron con ternura sobre el cuerpo de Lali, hasta que consiguió que se arqueara hacia él. Cuando finalmente se situó entre sus piernas y la penetró, llenándola por completo, enredó las manos en su cabello y le susurró con voz ronca al oído:
-Eres mía, Lali.

Continuará…

13 comentarios:

  1. me encanto! son tan tiernos.. massssssss

    ResponderEliminar
  2. tieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerno!! Me encanto :D

    Arii

    ResponderEliminar
  3. Y asi fue como nos mataste sin piedad con este cap!!!!!!!! JAJA Tanto como creo q murio ella tambien ,JAJA! Hermoso cap!!!!!!!!!!!Es un tipazo!

    ResponderEliminar
  4. mee encantaaa quieroo mass

    ResponderEliminar
  5. Wow ,k declaración ,más posesiva,y k confirma sin casi decir nada ,todo lo k siente x ella.

    ResponderEliminar
  6. Mas!!! Genial el capitulo!!

    ResponderEliminar
  7. Ame el capítulo!!!! no pueden ser tan tiernos!!! "Ese eres MIA lali" lo dice TODO!!! sin duas Lali puede ser esa mujer que el tanto necesita, tendria que dejar de pensar en el que diran y jugarse por lo que siente por ese hombre increible que tiene al lado!
    espero el proximo!

    ResponderEliminar