domingo, 3 de noviembre de 2013

Capítulo 37



Hola, hola, camarones con cola!!!! jajajaja ¿cómo les va? ¿qué tal empezaron el domingo? Espero que todo bien y listas para disfrutarlo, que es el último día de la semana, medio libre, para descansar, pasarla en familia y relajarse! Gracias por estar ahí siempre, sobre todo, porque sé que se les complica leer y comentar a veces, estas épocas del año son medio complicadas... más se acerca fin de de año, más trabajos tenemos! ;) Así que gracias por el tiempo!!! Métanle y más tarde nos leemos, que al fin traigo el doblete de cumple de Fio (los dos capítulos dedicados a ti)!!! Sorry, un poco tarde, pero llegó :D Besos

Twitter: @Caparatodos
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-Sí, seguro.
Peter abrió la boca para protestar y luego se detuvo.
Bueno, la verdad era que no.

Capítulo 37:

-No tengo más preguntas, Agente Morelli.

Lali observó por encima del hombro a las veintiún personas que se encontraban instaladas en tres filas escalonadas. Todas parecían bien despiertas, lo que siempre significaba una buena señal.

-¿Tiene el jurado alguna pregunta para el testigo?

Se produjo una pausa. Al frente, junto al estrado de los testigos, se encontraban instalados el presidente del jurado y el secretario de actas. El presidente sacudió la cabeza en negativamente.
Lali le hizo una seña a Franco.

-Puede bajar del estrado, Agente Morelli. Gracias –se volteó para verlo abandonar la sala, aprovechando para mirar de reojo al jurado. Por lo que reflejaban sus expresiones, Morelli les había gustado, y tenían motivos de sobra. Se había mostrado agradable y profesional. Y lo bastante preparado como para no tener que recurrir ni una sola vez a sus informes sobre la investigación mientras prestaba su testimonio. Si el caso contra Tejada llegaba a juicio –lo que, en realidad, parecía poco probable- no le cabía la menor duda de que Franco sería un excelente testigo.
El trabajo de Lali ese día consistía sencillamente en contar una historia.

Por supuesto, tratándose de un proceso ante el jurado y no de un juicio, podía eliminar muchos de los detalles de esa historia. Pero, aún así, tenía que arreglárselas para lograr convencer sobre el quién, qué, cuándo, dónde, cómo y por qué del crimen, a través de sus testigos. Esta historia en particular constaba de tres actos: Agente Morelli, Juan Pedro Lanzani, y Manuel Gutiérrez. Al término del testimonio de los testigos, le entregaría al jurado una propuesta de acusación para presentar cargos contra Tejada. El resto dependía de ellos.

Tenía previsto pedirle al jurado que acusara formalmente a Tejada de dos cargos: asesinato en segundo grado y conspiración para violar los derechos civiles de un preso. Como carecía de pruebas sustanciales para demostrar que Tejada había provocado el ataque de Zegarra contra Bonelli, iba a pedir que infiriera esa relación, basándose en pruebas circunstanciales. No se trataba de un caso perfecto pero, de todas maneras, creía en él.
Y todo lo que necesitaba era que dieciséis de los veintitrés hombres y mujeres que se encontraban frente a ella en esa sala creyeran también en él.

Cuando la puerta se cerró tras el Agente Morelli, Lali se giró hacia los miembros del jurado. Al no haber un juez presente en la sala, era la ayudante del fiscal quien se encargaba de ejercer de moderadora.

-¿Por qué no nos tomamos diez minutos de descanso antes de que declare el siguiente testigo?

Esperó hasta que los miembros del jurado y el taquígrafo se marcharan, y luego se dirigió hacia la sala de testigos que se encontraba al otro lado del pasillo. Por un instante, se detuvo delante de la puerta. Después, empujó para abrirla y se encontró con que Peter estaba contemplando por la ventana la panorámica de la ciudad.

-Llegó la hora –le dijo.

Él se dio la vuelta, revelando un aspecto increíblemente atractivo y conservador con su terno gris oscuro a rayas, su camisa azul, y una corbata rayada azul y gris. Tenía el pelo peinado hacia atrás, por primera vez desde que lo conocía, y el color de la camisa hacía resaltar el color de sus ojos incluso desde el otro extremo de la sala.

Lali sintió un ligero hormigueo en el estómago e, inmediatamente, se apresuró a ignorarlo. Solo era un leve acceso de nerviosismo provocado por la anticipación.
Peter se metió las manos en los bolsillos, dispuesto a comenzar.

-Muy bien. Hagámoslo.


Peter siguió a Lali hasta la puerta, sintiendo cómo iba despertando su curiosidad. No sabía nada en absoluto sobre este tipo de procesos, pero el carácter de confidencialidad que los caracterizaba les confería un aura de misterio. Al acceder a la sala, le sorprendió descubrir que era más pequeña de lo que había esperado, probablemente solo la mitad de una sala de tribunal normal. A su derecha se encontraban el estrado de los testigos y una tarima, sobre la que en circunstancias normales se habría instalado el juez. En el lado opuesto de la sala había una mesa desde la que, probablemente, lo interrogaría Lali. Y, tras ella, tres hileras de sillas para los miembros del jurado, escalonadas como en una sala de cine.
Las sillas se encontraban perceptiblemente vacías.

-¿Tienes previsto hacer aparecer miembros reales del jurado, en algún momento durante este proceso, abogada? –preguntó arrastrando las palabras.

-Ja, ja. Les di un descanso. Quiero que la primera imagen que el jurado tenga del famoso Juan Pedro Lanzani sea sobre ese estrado. Me da igual lo que hayan oído o leído sobre ti antes, hoy eres simplemente un testigo –señaló el estrado-. ¿Por qué no tomas asiento?

Peter subió al estrado y se sentó en una silla giratoria, bastante usada, golpeándose las rodillas contra una resistente barra metálica que había entornillada a la parte inferior de la estructura.

-Está claro que, quienquiera que diseñara esto, no tenía en mente a hombres de tamaño medio –gruñó.

-Lo siento. Es para las esposas –respondió ella, refiriéndose a la barra.
Peter estudió la pequeña sala.

-Así que, esto es lo que me perdí al declararme culpable.
Lali se acercó al estrado, esbozando una tranquilizadora sonrisa.

-Esto no es nada. No habrá contrainterrogatorio, ni objeciones –piensa en ello como si tú y yo estuviésemos manteniendo una conversación. Los miembros del jurado pueden hacerte preguntas cuando yo haya terminado pero es bastante improbable que lo hagan. No deberían tener nada que preguntar, siempre que yo haga bien mi trabajo.
Cuando adoptaba ese aire tan profesional se veía preciosa

-Te agradezco las indicaciones, abogada –dijo Peter, complacido por el hecho de que ella estuviera tratando de hacerlo sentirse más cómodo.

-No hay de qué. ¿Tienes alguna pregunta antes de que empecemos? –inquirió.

-Solo una –sus ojos se deslizaron provocativamente hasta la falda del sastre color beige que ella tenía puesto ese día-. ¿Por casualidad tienes algún pantalón?

-¿Alguna otra pregunta? –respondió Lali sin pestañear siquiera.

La llegada del secretario, junto a dos de los miembros del jurado, los interrumpió. De inmediato, las cosas volvieron a ponerse serias. El trío descubrió a Peter en el estrado y, tanto uno de los miembros del jurado como el secretario, giraron la cabeza para mirarlo una segunda vez. Ignorando sus expresiones, Lali regresó a su mesa y se puso a estudiar su bloc con indiferencia, como si estuviera acostumbrada a subir todos los días al estrado a famosos herederos, hackers ex-convictos.

En el transcurso de los siguientes dos minutos, fueron apareciendo el resto de los veintiún miembros del jurado.

Peter se sintió complacido al comprobar que cuatro de ellos no lo reconocían en absoluto y que otros tres lo miraban con curiosidad, como si no llegaran a ubicarlo. Los otros trece miembros del jurado parecían enormemente intrigados por su presencia.
Cuando todos estuvieron sentados, Lali le hizo una seña al presidente.

-Puede tomarle juramento al testigo.

-Levante la mano derecha –pidió el hombre-. ¿Jura solemnemente que el testimonio que está a punto de ofrecer es la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad?

-Lo juro.
Lali cruzó su mirada con la de Peter, esbozando una leve sonrisa que solo él entendió.
Habían recorrido un largo camino desde aquella noche en Mendoza.

-Diga su nombre para que conste en acta, por favor –comenzó.
Aquí vamos.

-Juan Pedro Lanzani.

Continuará…

12 comentarios:

  1. Me encanta!! Más!!! Peter no pierde oportunidad!

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  2. hoy dobleteeee te aplaudo muchoooo jajajajajaja

    ahora se viene lo complicado, dspues de haber dicho el nombre probablemente aun mas miembros del jurado lo conozcan, esperemos que todo vaya bien =)

    quiero mas noveeeeeee TQ!

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  3. No lo podés dejar así!!!! ESPERO UN DOBLETE, cómo bien dice mi Inma!
    Quiero más!
    Lore

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  4. Ay Peter es todo un galan y ella re dura!JAJA Q pasara en esta declaracion!

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  5. Mr encanta el coketeo que hay!!!

    @laliteronfire

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  6. jajaja Gracias!!! Mejor tarde que nunca ;)

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  7. hay sube otro me encanta
    lali se hace la dura

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  8. que ya termine ese juicio y no lo relacionen más con nada y pueda salir con Lali :)
    Amiga sabes que tuve una semana muy ajetreada jaja y pues hoy me puse al día con tu nove aprovechando q estoy sola.
    @Masi_ruth

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  9. Un galán ,no pierde ocasión para desestabilizarla,pero ella es dura en su trabajo.
    Ya estoy deseando k todo acabe, y se relacionen d otra manera k meramente la profesional d Lali.

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