sábado, 23 de noviembre de 2013

Capítulo 58



Hola, hola!!! ¿qué tal todo hoy? Gracias por leer y estar ahí muchachas! Espero hayan tenido un lindo sábado y, si es posible, sigan disfrutándolo ;) Un beso y mañana nos leemos de nuevo!!!! 

¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLE, ADE!!!!!

Twitter: @Caparatodos
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-Muy fácil, Profe. Necesito los nombres de tus dos mejores hackers –echándose a reír, alzó las manos al observar la expresión de Sama-. Lo juro, se trata de algo totalmente legal.

Capítulo 58:

Tras volver a asegurarle a Sama que sus intenciones eran sinceras, Peter obtuvo los nombres de los dos estudiantes que el profesor consideró que cumplían mejor sus requisitos. Luego, Sama fue un poco más allá y les mandó un mail a ambos estudiantes, preguntándoles si estarían interesados en conocer más detalles sobre una “oportunidad única”.

-El resto es cosa tuya –dijo Sama, estrechándole la mano a Peter en la puerta de su oficina-. Buena suerte con todo. Y la próxima vez no esperes diez años para venir por aquí.

Y con eso, Lali reapareció en la mente de Peter. De nuevo. Solo que esta vez no lo hizo desnuda, en forma de juguetonas imágenes en la ducha. En lugar de eso, recordó la forma en que se iluminaban sus ojos color ámbar cuando se burlaba de él.

No se trataba solo de sexo y lo sabía. Eran las bromas y sus ocurrencias, también. Y el hecho de que hablar con ella durante quince minutos lo hubiera cautivado más que pasar toda una noche con la mayoría de las mujeres con las que había salido a lo largo de los últimos diez años.
Le gustaba estar con ella… así de simple.
Dios. Obviamente, alguien debería revisar los bolsillos del uniforme que había dejado en la cárcel. En busca de su masculinidad.

-Gracias, Profesor. Por todo –repuso Peter, reenfocándose en el trabajo y en lo que se traía entre manos.

Dos horas después, se encontraba en una pequeña clase vacía, de pie junto a la ventana observando el campus, mientras esperaba la llegada del primer candidato. Se giró al oír la puerta.
Un hombre de veinti pico de años y pelo rojo ondulado, vestido con unos pantalones color caqui y una camisa, entró en el aula. Al descubrir a Peter se detuvo.

-Bueno… esto no es exactamente lo que había esperado.
Peter se acercó para presentarse.

-Juan Pedro Lanzani.

-Gonzalo Núñez.
Peter señaló la mesa que se encontraba junto a la ventana.

-Siéntate, por favor –decidió que podían saltarse los formalismos-. Supongo que sabes quién soy, ¿no?
Gonzalo miró el aula –como si buscara la presencia de alguien más.

-Supones bien, sí –repuso con cautela.

-Le he pedido al Profesor Sama que me contactara contigo porque estoy formando un grupo de especialistas para empezar un negocio.

-¿Qué clase de negocio? –preguntó Gonzalo con desconfianza.

-Consultoría de seguridad.

-Claro –Gonzalo hizo comillas con los dedos para pronunciar la palabra -. Consultoría. Entiendo.

-Sin comillas. Verdadera consultoría -Peter no supo decir si Gonzalo parecía más o menos interesado después de escuchar su último comentario-. El Profesor Sama me ha dicho que acabarás tu master este semestre y que tu tesis se basa en la detección de intrusiones y verificación de sistemas y protocolos de seguridad.
Gonzalo arqueó una ceja, ofreciendo un gesto burlón.

-Parece saber mucho sobre mí, señor Lanzani.
Peter se esforzó por contener una sonrisa.

-Siento desilusionarte, Gonzalo, pero esto es cien por ciento legal. Voy a abrir una empresa de consultoría de seguridad de redes y tengo un puesto disponible para alguien de tus características. Si te interesa, estaré encantado de contarte más.
Gonzalo efectuó una pausa.

-Hablas en serio –miró a Peter-. No te ofendas pero no resultas precisamente fiable. Y ya estoy barajando seis ofertas de trabajo –seis ofertas muy lucrativas de empleo.
Peter lo desestimó con un ademán.

-Si decido que estás cualificado, puedo pagarte más.
Al emprender aquella aventura había tenido clarísimo que tendría que pagar caro el talento, dado su accidentado pasado.

-Ni siquiera sabes el salario que me ofrecen las otras compañías –dijo Gonzalo.

-Aún así, estoy seguro de que puedo pagarte más –repuso Peter-. Siempre que lo merezcas.
Gonzalo pareció casi ofendido al escucharlo.

-Oh, claro que lo merezco.
Peter le sostuvo la mirada mientras le arrojaba el guante.

-Entonces, demuéstramelo.


Una hora después, Peter estaba esperando al segundo de los candidatos sugeridos por Sama, un licenciado de veintiún años llamado Tomás Labena, al que Sama había descrito como “brillante. Una mente realmente curiosa”.

Justo a tiempo, un chico de unos veinte años, con el pelo de punta color negro azabache, muñequeras de cuero tachonado, jeans rotosos, y delineador de ojos negro, entró al lugar. No pareció inmutarse en lo más mínimo al acercarse a Peter para presentarse.

-Tomás Labena. Disculpa mi vestimenta informal. De haber sabido que hoy iba a tener una entrevista, me habría puesto el polo y el pantalón caqui.
Peter sonrió, advirtiendo que el chico le caía bien.

-Trataré de pasarlo por alto.
Tomaron asiento y Tomás fue directo al grano.

-Creo que debería ser claro contigo. Trate de lo que trate esta entrevista es alucinante que el Profesor Sama te haya sugerido mi nombre. Pero… -se detuvo, como si temiera poder decir algo ofensivo.
Peter se echó a reír.

-Créeme, Tomás, sea lo que sea, ya lo he oído antes.
Tomás señaló los pantalones y la camisa de Peter, su vestimenta estándar informal de negocios.

-No me veo exactamente en el mundo corporativo. Ya sabes, trabajando para un gran jefe.
Peter parpadeó. Diez años atrás, él se encontraba en la misma situación que Tomás… salvo que, en lugar de muñequeras de cuero con clavos y delineador, tenía camisas a cuadros y zapatillas.
Ahora era el gran jefe.

-Wow. Acabo de vivir uno de esos momentos en los que, de repente, te das cuenta de que te has convertido en tu padre –Peter juntó las palmas de las manos y comenzó-. Veamos qué te parece esto. Antes de que tomes una decisión, tal vez te gustaría saber qué trabajo desempeñarías para Lanzani Network Consulting. Si acabara contratándote.
Tomás asintió cortésmente, siguiéndole claramente la corriente.

-De acuerdo. Hipotéticamente hablando, ¿a qué me dedicaría en Lanzani Network Consulting?

-Bien. Otros miembros del equipo, incluyéndome a mí, crearemos sistemas operativos seguros para nuestros clientes. Obviamente, la única manera de confirmar que esos sistemas son herméticos, es contar con otro miembro del equipo que los ponga a prueba buscando vulnerabilidades.
La expresión de Tomás reflejó su sorpresa.

-¿Quieres contratar a un hacker?

-Había pensado en llamarlo “analista de seguridad” pero, básicamente, sí… serías un hacker profesional –viendo el destello de interés en los ojos de Tomás, Peter continuó-. El Profesor Sama me ha dicho que eres brillante y ambicioso –se inclinó hacia delante, adoptando un aire de seriedad-. Hace diez años, tuve la oportunidad de aprender del mejor de la industria. No era el camino que en ese momento tenía pensado tomar, pero no me arrepiento. Hoy, yo te ofrezco a ti esa misma oportunidad. Puede que no sea lo tuyo, pero hablando desde mi experiencia personal, no lo sabrás hasta que no lo hayas probado.
Tomás habló con cautela, sopesando las posibilidades.

-¿Y qué pasa si resulta no ser lo mío?
Peter se encogió de hombros.

-Firmaremos un contrato por seis meses. Si no es lo tuyo, puedes irte en cuanto concluya. Sin rencores. Los dos sabemos que puedo encontrar montones de genios de la informática que estarían felices de desempeñar este trabajo –Peter entró a matar, sabiendo exactamente qué último botón pulsar-. Al fin y al cabo, hablamos de intentar hackear mis sistemas. De la oportunidad de vencer al Terrorista de Twitter en su propio terreno.
Tomás no dijo nada durante un largo rato, pero luego sus labios se curvaron en una ligera sonrisa.

-¿Podría venir así vestido oficina?

-Tomás, hace tres meses yo tenía puesto un uniforme de reo y zapatillas sin pasadores. Creo que puedo asegurar que en Lanzani Network Consulting no vamos a ponernos pomposos. Eso sí, no se te ocurra rayar mis teclados con tus muñequeras de tachas.
Tomás sonrió al escucharlo.

-Hecho.

Continuará…

13 comentarios:

  1. Listo, parece que ya tiene parte de su plantilla. Al menos ya tiene la parte de "analistas de seguridad" completada =) Ahora toca hacer clientes y ese es otro tema... que las distintas redes sociales contraten sus servicios despues de haber hackeado tw, lo lleva complicado. Aunque para Peter no hay nada imposible... Quizás deba limpiar su imagen publica y eso solo puede hacerlo si la gente de TW lo "perdona" publicamente.

    "El GRAN JEFE" me recuerda a los pitufos jajajaja

    deseando mas porque eso de que "simplemente le guste pasar tiempo con Lali" a mi me gusta =) no niega lo que siente, y eso es bueno. Pero Lali es muuuuyyy estructurada, espero que ella tampoco quiera negar lo que siente por Peter, porque le guste o no, al igual que le pasa a el, es mas que sexo.

    espero mas noveeeeeeeeeeeeeee TQ!

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  2. Peter montando su empresa,y nada mas ni nada menos q de seguridad,HMMMMMMM me intriga q relacion tendra esto con Lali porq algo supongo q habra!

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  3. Quiero que el terrorista de twitter y Labogada se reencuentren! ajjajajajaja

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  4. bien por peter,igual q INMA la chica de arriba

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  5. Mas mas mas

    @laliteronfire

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  6. Me encanta!
    Quiero más!
    Lore

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