Capítulo 35

Hola, hola!!!! ¿Qué tal las trata el viernes, muchachas? Espero que todo bien!!! Si les tocó feriado, que lo estén aprovechando, y sí no que empiecen con todo el finde!!!! Gracias por leer, tw, comentar y estar; son lo más!!!!! Un beso enorme y hasta mañana :D

P.D.: Sonia va arrancar una nove en su blog ;) http://conamorlalitertodosepuede.blogspot.com

Twitter: @Caparatodos

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-Sí –respondió Cande sin vacilar.

-¿Te imaginas lo que sucedería si el caso llegara a juicio y se descubriera que Peter y yo estamos viéndonos?

Capítulo 35:

-Perfectamente. Soy abogada defensora. Te diré lo que ocurriría exactamente si yo descubriera algo así durante un juicio. Lo haría papilla. –Cande dejó su copa de martini sobre la mesa y, con gesto burlón, se puso en modo contrainterrogatorio-. Señor Lanzani, ¿se ha visto afectado su testimonio por el hecho de que mantenga relaciones sexuales con la ayudante del fiscal encargada de representar este caso?

Lali elevó su copa, mostrando su conformidad.

-Exactamente.

-¿Le habló alguna vez sobre su testimonio la señorita Espósito mientras estaban en la cama, señor Lanzani? ¿Le dio quizás unas cuantas pautas, de amante a amante, sobre lo que debía decir cuando se encontrara testificando?

-¡Genial! Veo que entiendes mi…

-Le gusta complacer a sus amantes, ¿verdad, señor Lanzani? Diría cualquier cosa que ayudara a la señorita Espósito en su caso, ¿no es cierto?

Viendo que aquello podía durar un rato, Lali se reclinó en su silla y se puso cómoda.

Cande sonrió.

-Hablando por un momento como abogada defensora, en lugar de cómo amiga, sería sumamente divertido.

-Bueno, esa clase de diversión no va a darse en ninguno de los casos en los que yo esté a cargo –dijo Lali. Y no era solo la imagen como testigo de Peter lo que le preocupaba. Su propia reputación era casi igual de importante. No podía imaginarse la vergüenza que sería estar en el tribunal mientras un abogado defensor interrogaba despiadadamente a uno de sus testigos respecto a las relaciones sexuales que mantenía con ella. Había sido asistente judicial; sabía exactamente lo que pensaría un juez sobre una abogada que se exponía de esa forma. Sin mencionar el escándalo que causaría en la oficina.

Resumiendo, estaba intentando impresionar a su jefa y a sus nuevos compañeros de trabajo, lograr hacerse un nombre. Y estaba bastante segura de que convertirse en la idiota que se ha acostado con un testigo no era la mejor forma de conseguirlo.

-Bueno –Cande la miró con decepción-. ¡Qué problema! No es por molestarte, ni nada parecido, pero está buenísimo. Es como uno de esos actores súper sexys.

Lali también lo había considerado desde esa perspectiva.

-No creo que pudiera formar parte de todo eso –dijo con un encogimiento de hombros.

-Claro. Estar con un hombre tan guapo es un problemón.

-Me refiero al ambiente en el que Peter se mueve. ¿Cuántas veces habré visto chismes sobre su aparición en algún restaurante o discoteca de moda con alguna modelo, en las revistas?

Cande arqueó una ceja.

-No sé. ¿Cuántas? –su tono se volvió malicioso-. Espera un segundo… ¿Ha estado buscando a Juan Pedro Lanzani en Google durante los últimos diez años, señorita Espósito?

Lali se ruborizó completamente.

-No –dijo mientras su amiga soltaba una carcajada. Se removió con inquietud, sintiéndose de repente como un testigo en mitad de un interrogatorio complicado-. Puede que accidentalmente, de forma totalmente involuntaria, me haya encontrado con su nombre un par de veces –o diez- mientras miraba unas cuantas páginas de chimentos. Eso es todo -viendo la sonrisa de Candela, Lali desvió la mirada hacia su copa-. ¡Ay, por favor! Como si tú nunca hubieras buscado en Facebook a algún tipo que conociste.

-Así que lo admites.

Lali se tiró el pelo para atrás con aire despectivo.

-Lo único que admito es que ese hombre es mi testigo.

-Más de un noventa por ciento de los casos gubernamentales se resuelven sin necesidad de ir a juicio, La –Cande le hizo un guiño de complicidad-. Juan Pedro Lanzani no será tu testigo para siempre.

Más tarde, esa noche, Lali se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama, sosteniendo su portátil. Había temido ese momento desde que llegó a casa –viéndose incapaz de dar con una respuesta adecuada para el e-mail de Javier.

Finalmente, tecleó: HOLA A TI TAMBIÉN.

Inmediatamente lo borró. Sonaba a intento de coqueteo.

Eso originó una nueva pregunta: ¿Quería que sonara de esa forma?

Definitivamente no, él la había dejado.

Así que volvió a intentarlo. ME ALEGRO DE RECIBIR NOTICIAS TUYAS, comenzó, antes de borrarlo también. Sinceramente, no se alegraba tanto. Especialmente, porque la había desorientado con su Hola, y ahí estaba ella, en plena noche, escribiendo y rescribiendo la respuesta a un mail que seguramente no se la merecía.

Entonces ignóralo. Él captará la indirecta.

Pero ignorarlo parecía implicar que no se sentía preparada para enfrentarse a Javier, ni siquiera vía mail, y ese no era su caso. Había… superado la ruptura. Su ánimo mejoró enormemente al darse cuenta que era cierto.

Y, repentinamente, dejó de sentirse presionada y de tratar de encontrar la respuesta perfecta, y se limitó a dejarse llevar por el instinto.

HOLA. ESPERO QUE ESTE TODO BIEN POR ROMA Y QUE HAYAS ENCONTRADO LO QUE ESTABAS BUSCANDO. SI TIENES UN SEGUNDO, MÁNDAME UN PAR DE LÍNEAS DENTRO DE OTROS SEIS MESES. J

Listo. Releyó el texto y se sintió satisfecha con el tono que había utilizado. Resultaba lo bastante amistoso, pero no demasiado –incluso le había agregado una carita sonriente-.

Suponiendo que el objetivo de Javier fuera chequear qué tal le iba y lo que estaba haciendo, su respuesta transmitía el mensaje de que podía sentirse libre de seguir con su vida.

Porque ella también se estaba ocupando de la suya.

Continuará…