Capítulo 43

Hola, hola!!!!! ¿Cómo andan? ¿Qué tal las trata el viernes? Espero que todo bien!!!! Esperen que pronto llega Laliter y upa la la mejor no digo nada! Jajajaja Gracias, gracias, y más gracias por estar ahí siempre!!!! Les dejo un beso enorme y les cuento que desde mañana no las leo por unos días, me voy de viaje, perooooo los capítulos quedan programados todos los días a las: Perú 12 // Arg 14 // Esp 18 así que nada, espero les gusten, me escriban y cuenten qué tal!!!! Las voy a extrañar estos días, pero las leo prontito y seguro por tw las lea un poco más ;) Qué tengan y empiecen bien el finde!!!! 

P.D.: 1. Sorry si en los próximos días la foto es comodín... pero no sé si me de el tiempo de hacer una por capítulo.

        2. Chicas!!!! Las noves que leo las leo también cuando vuelva! :D

 

Twitter: @Caparatodos

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-Respecto al caso…

Capítulo 43:

Pese a que ella había tratado de ocultarlo, Peter había notado la reacción de Lali cuando la había tocado.

Naturalmente, ella había adoptado de inmediato su pose de abogada, comenzando a hacerle preguntas sobre Tejada y sobre varias otras cuestiones relacionadas con la cárcel. Pero Peter no era tonto –y sabía que acababa de ver un destello de calor en esos preciosos ojos, color marrón. La chispa que habían sentido la noche que se conocieron seguía ahí pero, sin duda, ella se estaba esforzando por ocultarla.

Así que decidió seguirle el juego, respondiendo todas sus preguntas, como un ex-convicto responsable, sobre si alguna vez había visto a Tejada mostrar favoritismo por ciertos internos, sobre si había oído rumores al respecto, y sobre si tenía alguna idea de qué reclusos eran más chismosos y podrían disponer de más información que él.

En algún punto del interrogatorio se encontró a sí mismo ligeramente… distraído. Puede que al ver la forma en que el pelo le caía sobre los hombros cuando Lali se inclinaba para anotar algo en su bloc. O porque sus mejillas iban sonrosándose conforme bebía sorbos de vino. O contemplando la hermosa y esbelta curva de su cuello, que quedaba expuesta cuando ella apoyaba la cabeza sobre una mano para escucharlo.

Aunque lo más probable es que fuera por la forma en que Lali le sostenía la mirada y lo escuchaba, como si fuesen las dos únicas personas que existían en aquella tienda.

-Tengo la impresión de que no te he sido de mucha utilidad esta noche –dijo cuando ella pareció haber terminado con las preguntas.

Lali inclinó su copa sobre la mesa.

-No era fácil. El Agente Morelli y yo llevamos toda la semana con este caso.

Viéndola tomar otro sorbo de vino –de su copa casi vacía- Peter supo que la entrevista había terminado. Lo que significaba que había llegado la hora de animar un poco las cosas.

Señaló su copa, optando por una pregunta sencilla para comenzar.

-¿Así que te gustaba el vino cuando vivías en Rosario?

Ella asintió.

-No sabía absolutamente nada cuando me mudé. Pero la mayoría de la gente con la que me relacionaba bebía vino así que empecé a consumirlo de vez en cuando, tratando de descubrir qué me gustaba. Y qué no.

Hora de pasar a un tema no tan fácil.

-No llegaste a contarme por qué te fuiste de Rosario.

Ella lo miró de reojo.

-¿Por qué estás tan interesado en eso?

-Creo que es justo. Tú sabes muchas cosas sobre mí –Peter decidió apostar alto-. ¿Tuvo algo que ver con algún hombre?

Por un momento, Lali pareció considerar si contestarle o no.

-Sí.

-¿Todavía sigue en escena?

-No.

Mentiría si hubiese dicho que no se alegraba de escuchar eso.

-No eres muy comunicativa sobre el tema, ¿no?

-¿Por qué no hablamos, para variar, sobre tu ruptura con Daniela?

Peter apoyó un brazo sobre la mesa y se inclinó hacia ella para hablarle en voz baja.

-O quizás, solo por una vez, podrías abstenerte de convertir una de nuestras conversaciones en un partido de tenis verbal.

Por un momento, ella lo miró fijamente como si lo estuviese pensando y luego bajó los ojos y volvió a remover el contenido de su copa.

-Mi ex-novio y yo terminamos cuando decidió que quería mudarse a Roma. Conmigo o sin mí.

-Tu ex-novio parece un idiota.

Lali sonrió al escucharlo. Luego, casi deliberadamente, cambió de tema tras mirar su reloj.

-¡Ah, bueno! Creo que al final nos las ingeniamos para batir nuestro récord de ocho minutos –tomó el último sorbo y depositó la copa sobre la mesa-. Por cierto, es tardísimo. Debería irme.

-Por supuesto. Antes dijiste que tenías planes. ¿Una cita? –preguntó Peter.

Muy sutil, idiota.

-No, solo quedé para ir al cine con Cande –dijo-. Tenemos entradas a las ocho y media para Gravity.

Peter miró su reloj.

-¿A las ocho y media? Todavía tienes tiempo –mirándola directamente a los ojos, decidió jugársela-. Quédate un poco más, Lali –su voz sonó ronca-. Podemos tomar otra copa de vino y charlar. Eso es lo que hacen los viejos amigos, ¿no?

Ella lo estudió por un rato.

Un largo rato.

-No creo que sea buena idea –dijo por fin-. No quiero arriesgarme a que la gente interprete incorrectamente la situación.

Peter miró a su alrededor, donde solo quedaba una mesa ocupada por un par de clientes, que no les estaban prestando la menor atención.

Así que tuvo que asumir que por “gente” se refería a él.

-¿Qué situación? –preguntó.

-Ya sabes. Todo esto de la relación abogada-testigo –su tono sonó casual pero le sostuvo firmemente la mirada-. No me gustaría que alguien pensara que hay algo entre nosotros. Porque, obviamente, no es así.

Ok. Esa situación.

Peter tomó un sorbo de vino mientras analizaba el significado de sus palabras. No tenía tanta importancia, se recordó. Solo era una chica más.

-Claro –le lanzó su sonrisa más fácil-. En realidad, solo estaba tratando de encontrar una excusa para no tener que regresar al caos de conexiones de red que me espera en la oficina de Eugenia.

-Ah… siento no poderte ayudar con eso –Lali se levantó y se colgó el maletín-. Bueno… Ya te llamaré si hay alguna novedad con respecto al caso Tejada.

Seguro que sí. Aunque probablemente fuera mejor que esperara sentado.

-Ya sabes dónde encontrarme, abogada.

-Claro –sonrió ella como despedida-. Gracias otra vez por reunirte conmigo. Prometo mantenerme alejada de tu pelo medio despeinado. Al menos por un tiempo.

Una vez que se fue de la tienda, Peter permaneció en la mesa, jugando distraídamente con su copa.

-¿No ha querido quedarse?

Peter levantó la mirada y descubrió a Eugenia junto a la mesa. Sorprendentemente, por primera vez no parecía estar pensando en atormentarlo y provocarlo.

-Había hecho planes con una amiga –explicó encogiéndose de hombros.

-Nunca antes me habías presentando a una mujer.

Peter sacudió la cabeza.

-No es lo que crees, Euge –repuso-. Lali solo es…

-…una vieja amiga –con una sonrisa, Eugenia extendió la mano para alborotarle el pelo-. Lo sé.

Continuará…