Capítulo 11

Hola, hola!!!!! ¿Cómo estuvo su día muchachas? Espero y haya ido todo bien por ahí! Gracias, gracias y mil gracias por leer y todos sus comentarios… Geniales todos y me encanta leerlos (por si no lo sabían) jajajja Un beso y mañana nos leemos por partida doble, más que seguro ;)

Cate: Volviste!!! Que lindo :D y me tenté con tu comentario jajajaja

Ale: Cap para ti! Siempre es lindo conocer nuevas personas o a las conocidas un poco más ;)

P.D.: Para las que leían las noves de Sor y Cate, volvieron con nuevos capítulos!!!

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—Iré contigo —dijo Peter sin perder tiempo—. Por si necesitas ayuda.

—Regresen pronto, chicos —dijo Majo—. Todavía no comimos el postre.

Capítulo 11:

Tal y como Lali esperaba, Valentina dormía plácidamente en su cunita portátil. El sonido que habían oído por el monitor no era más que un pequeño suspiro que la niña dejaba escapar a veces mientras dormía. En otras circunstancias, hubiera esperado un poco antes de ir a verla, pero esa vez la excusa le había venido perfecta para huir durante unos minutos. Peter, aprovechando el pánico, había hecho lo mismo.

—¿Y? —le preguntó, girándose para mirarlo—. ¿Ahora entiendes por qué suelo evitar estas reuniones familiares? Y eso que ni siquiera conoces a la peor parte de la familia.

Peter dejó escapar un pequeño gruñido.

—Fuiste tú quien se presentó voluntario para esto —le recordó ella.

—Sí.

Peter miró a la niña. Parecía hablar en un susurro.

—¿Está bien?

—Sí. Está profundamente dormida. A veces hace algunos ruiditos. Eso es todo.

Peter asintió y entonces miró hacia la cama de dos plazas que ocupaba la mayor parte del espacio. Ella siguió su mirada de forma automática. Con la cama, la cómoda, la mesita de noche, la cuna, las maletas y las bolsas, no quedaba espacio en la habitación de invitados. Pensando en la noche que tenían por delante, Lali tragó en seco. Era evidente que Peter y ella tendrían que compartir esa cama. Ni siquiera había suficiente espacio en el piso para él. Además, tampoco podía aceptar el ofrecimiento si él llegaba a sugerir tal cosa.

—¿Cuánto tiempo crees que podremos escondernos aquí?

Ella sonrió con tristeza.

—Supongo que ya deberíamos estar volviendo para el postre.

Lali dejó la lámpara de la mesita de noche encendida y salió de la habitación. Peter fue tras ella. Majo insistió en que comieran el postre y el café en el jardín de atrás, para poder presumir un poco de sus flores delante de Peter. Lali se llevó consigo el monitor del bebé y lo colocó a su lado. Se sentó en una de las mecedoras de fierro forjado, situadas alrededor de una mesa redonda a juego. Peter se sentó junto a ella y Julián se sentó a continuación. Al parecer, la antipatía de Julián había disminuido durante la conversación sobre autos clásicos. Hablaron de carros todo el rato, aunque Majo hizo todo lo posible por interrumpirlos cada tanto.

Nada más comerse el último bocado de pie, Salvador se disculpó y dijo que había quedado con unos amigos en la ciudad. Roberto y Julián regresaron al garaje, y Peter y Lali se quedaron solos con Majo.

—Ojalá se hubiera quedado todo el mundo para conversar un ratito —dijo Majo, haciendo pucheros—. Pero así tendremos oportunidad de prepararlo todo para mañana.

—¿Prepararlo todo? —Lali miró a su madre con ojos de sospecha—. ¿Qué quieres decir?

—Ah, ya sabes. Hablar un poco —su madre le dedicó una sonrisa a Peter—. Mi mamá y mi hermana son… Bueno, digamos que son un poco difíciles. Estoy segura de que les vas a caer genial. Eres un joven tan simpático. Pero no debes bajar la guardia mañana. Si me permites que te haga unas cuantas sugerencias…

—Peter no necesita tus sugerencias, mamá —dijo Lali en tono cortante.

—Solo son unas tonteras. Como lo de Valentina, por ejemplo.

Peter arqueó una ceja. Miró a Lali y levantó una mano en gesto de que podía arreglárselas solo por esta vez.

—¿Qué pasa con Valentina?

—No te he visto cargarla siquiera. A lo mejor podrías esforzarte un poquito más con tus habilidades paternas.

Lali soltó el aliento con brusquedad, indignada.

—¡Tú tampoco has cargado a Valentina desde que llegamos! ¿Cómo te atreves a criticar a Peter?

—Tú le diste de comer, la llevaste a pasear, jugaste un poco con ella mientras yo hacía la comida y la acostaste directamente. ¿Cuándo querías que la tuviera en brazos?

—No me vengas con eso. Sabes muy bien que podrías haber…

—Además, ni siquiera me conoce. Me rompería el corazón si tratara de cargarla y se pusiera a llorar.

—Yo no me preocuparía por eso. Te aseguro que a Valentina le encantaría que la cargaras. Es una niña muy dulce. No tiene nada de tímida.

Majo le sonrió a Peter.

—Gracias, hija. A lo mejor me deja jugar con ella un poco por la mañana, si Lali me lo permite.

—Puedes jugar con ella cuando quieras —dijo Lali, poniendo los ojos en blanco.

—Gracias, cielo. Bueno, en cuanto a lo de mañana, Peter…

—Ya basta, mamá. No nos vamos a quedar tanto tiempo mañana. Me gustaría ver a la abuela y que conociera a Valentina, pero ese es mi único propósito este fin de semana. La única razón por la que metí a Peter en esta locura fue porque tú insististe en decirme que te arruinaría la vida si no venía. Así que no le digas lo que tiene que hacer mañana. Deberías estar agradecida de que esté aquí, y no deberías criticarlo por nada de lo que haga en nuestra estadía acá.

—Bueno, claro que le estoy muy agradecida. Y tú también deberías estarlo, por supuesto. Tienes mucha suerte de tener a un amigo dispuesto a ayudar cuando lo necesitas.

—¿Cuando lo necesito?

—Bueno, sí. Así no tendrás que contarles a tu tía y a tu abuela que eres… —Majo se detuvo y miró a su alrededor—. Madre soltera —añadió en un susurro.

—Ay, por…

—Lali, ¿por qué no…?

De repente apareció Roberto. Miró a su mujer y después a la pareja.

—El partido se está poniendo muy interesante. Julián lo está viendo ahora. Pensamos que tal vez te gustaría ver la última parte, Peter.

—Por supuesto. Me encanta.

—Y a mi —dijo Lali. Agarró el monitor—. Voy con ustedes

Continuará…