Capítulo 29

Hola!!!! ¿Qué tal todo, chicuelas? ¿Cómo las trató el viernes? Espero que todo bien y listas para arrancar el finde, descansar, estudiar, divertirse y recargar pilas :D Gracias por leer, comentar y el aguante a la nove!!! GENIAS GENIAS! Hasta mañana ;) Besos

Les cuento que Rochi va a comenzar una nove en http://esencialaliter.blogspot.com/ ;)

Twitter: @Caparatodos

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—Recuerdas que no soy de la familia, ¿no?

Salvador sonrió y sacudió la cabeza mientras se comía el último bocado.

—Lo sé. Pero Lali y tú son amigos, ¿no es así?

Capítulo 29:

—Sí. Buenos amigos —dijo, mirando a Lali con una sonrisa burlona en los labios.

Ajeno a lo que pasaba entre ellos, Salvador siguió adelante.

—Bueno, puedes darme alguno que otro consejo. Tienes un negocio, ¿no? ¿Necesitas trabajadores? Voy a necesitar un sueldo, un lugar donde vivir, esa clase de cosas…

Peter se sentó en una silla y asintió con la cabeza.

—Podría conseguirte algo. Pero, los únicos trabajos disponibles para alguien de tu edad y sin experiencia serían con salario mínimo, trabajo manual… cavar, transportar material, limpiar las instalaciones, esa clase de cosas… Se empezaría desde abajo. No podrías pagar un alquiler muy caro, así que o te buscas alguien con quien compartir gastos, o te vas a vivir a una cloaca.

Salvador parecía un tanto intimidado, pero no se dio por vencido.

—Muy bien. Puedo hacerlo.

—Pero si estudias una carrera, en matemáticas o en informática, a lo mejor puedo ofrecerte un trabajo más interesante y satisfactorio.

Salvador frunció el ceño.

—No vas a darme un sermón para que vuelva a casa, ¿no?

—¿De verdad no quieres ir a la universidad? —preguntó Lali—. O sea… Sé que la universidad no es para todo el mundo, pero tú siempre has sido un buen estudiante. Mamá me mandó copias de tus libretas de notas y de todos los premios que ganaste. Eras bueno en todo. Sé que te graduaste con honores. Tengo una foto en mi computadora en la que apareces recibiendo el diploma. Me hubiera gustado estar ahí para tu graduación, pero Valentina todavía era muy chiquita y no podía viajar sola.

Salvador parecía abrumado.

—¿Cómo sabes todo eso?

—Lo sé. Que necesitara poner algo de distancia entra mamá y yo no significa que perdiera todo el interés en mis hermanos. Siempre preguntaba por ti cuando llamaba, aunque no fuera muy a menudo.

—Mamá no me dijo eso.

—Sí, bueno, no es una fuente muy confiable. Debería haber intentado hablar contigo directamente. Me temo que me acostumbré a pensar que no estabas interesado en tener noticias mías. Y luego me enteré de que estaba embarazada de Valentina y la vida se me complicó mucho. Siento no haberte prestado más atención, Salvador.

—No importa. Como dijiste, solo era un bebé cuando te fuiste. Yo te veía como a una persona muchísimo mayor que yo, un adulto, ¿sabes? Por aquel entonces me gustaba el lugar donde vivíamos, pero después Julián se fue. Con mamá nos mudamos a Córdoba y se casó con Roberto.

—Roberto parece un buen tipo —dijo Lali, llena de culpa—. Te cae bien, ¿no?

—Sí, pero… Bueno, ya sabes…

—Tu hermana y yo creemos que Roberto va a quedarse durante un buen tiempo —dijo Peter, que hasta ese momento escuchaba en silencio.

—Sí, puede ser. Parece que mamá y él son muy felices juntos. No se pelean tanto como cuando mamá estaba con Gonzalo. De hecho, no se pelean para nada. Él se limita a mirarla con esa cara triste, ella empieza a disculparse por lo que quiera que haya hecho y entonces todo se arregla de nuevo. Tuvieron una de esas “peleas” por ti, Lali.

—¿Por mí?

—Creo que Roberto no sabía que mamá llevaba tanto tiempo mintiéndoles a la abuela y a la tía Teresa. Creo que se lo dijo justo antes de que llegaras. Aunque le mienta a todo el mundo, normalmente es sincera con Roberto, tan sincera como lo es consigo misma, por lo menos. Anoche la escuché hablar con él. Él le decía que era su problema si sentía vergüenza cuando la verdad se conociera, y que le hubiera gustado que no pusiera a todo el mundo, y en especial a ti, en una situación tan difícil. Pero entonces ella comenzó a llorar y él le dijo que todo saldría bien. Yo les pregunté qué pasaba y entonces fue cuando mamá me dijo que había mentido sobre su relación —los ojos de Salvador brillaron—. Y ahí le dije que estaba harto. Julián y tú se fueron cuando todavía les quedaba una pizca de cordura, y yo tengo que hacer lo mismo.

—Lo entiendo, Salvador. Por supuesto que te entiendo, pero Julián y yo teníamos planes cuando nos fuimos. Yo tenía una beca para la universidad, que incluía alojamiento. Julián se enroló en el ejército. Tú, bueno, ni siquiera tienes un sitio donde vivir, aunque puedes quedarte aquí todo el tiempo que necesites hasta que decidas qué quieres hacer.

Salvador asintió con un gesto serio.

—Tengo una beca, pero no incluye alojamiento.

—Bueno, entonces pensemos un poco —Peter se inclinó hacia delante. Apoyó los codos sobre las rodillas—. ¿Y si vas a la universidad, pero sin quedarte en la casa de Majo? Podrías estudiar sin tener que romper los lazos definitivamente con ella. Eso es lo que hicieron tus hermanos, ¿no?

—Pero mamá no tiene dinero para pagarme la casa y la comida, y Roberto ya tiene dos hijos en la universidad.

—Yo te voy a ayudar —le dijo Lali—. No tengo mucho, pero gano suficiente como para poder ayudarte un poco cada mes. Puedo pagar el alojamiento. Seguro que Julián también dice que sí. Y tú puedes trabajar a medio turno para ganar un poco también. Yo lo hice cuando estaba en la universidad. Es posible, siempre y cuando administres bien el tiempo.

—No puedo dejar que hagas eso. Necesitas el dinero para Valentina y para ti.

—Puedes conseguir una beca para cubrir los gastos —sugirió Peter—. A lo mejor es demasiado tarde para este ciclo, pero tus hermanos te pueden ayudar hasta que lo tengas todo listo. Endeudarse para estudiar nunca es bueno, pero con la beca y el trabajo a medio tiempo creo que podrás mantenerte… Y si necesitas un extra para pasar este primer ciclo, yo puedo ayudarte. Martín y yo hablamos sobre crear una fundación que conceda becas en homenaje a un amigo que murió hace unos años en un accidente de moto. Era profesor de secundaria, y quería llegar a ser profesor en la universidad. No veo por qué no puedas ser tú el primer beneficiario de la beca Javier Sánchez. No sería una beca completa, pero seguramente te serviría para pagar los libros y materiales.

El gesto conmovió a Lali profundamente. Sin embargo, se sentía un poco incómoda con el ofrecimiento. Una vez más Peter se veía involucrado en los líos de su familia.

—¿De verdad harías eso por mí? —preguntó Salvador, sorprendido.

—Tendría que hablarlo con mi socio, pero, por supuesto que sí. Y supongo que él querrá verte en una entrevista o te hará escribir una carta en la que tendrás que asegurarnos que vas a tomarte muy en serio tu educación, pero, sí. Le voy a hablar sobre ti positivamente si me dices que entiendes la importancia de prepararse bien para el futuro.

Salvador se levantó y empezó a caminar de un lado a otro, preocupado.

—No puedo vivir con mamá de nuevo, aunque eso signifique posponer la universidad un tiempo. No puedo volver. A lo mejor consigo llevarme bien con ella igual que Julián y tú, Lali. Ya sabes… Hablando por teléfono de vez en cuando, en vacaciones y cosas así. Pero si trato de vivir con ella de nuevo, sé que terminaré peleando con ella.

—Muy bien. Tienes que llamar a la universidad, averiguar si es muy tarde para conseguir alojamiento. Yo llamaré a Julián y le preguntaré si te puedes quedar con él unos días. Y mientras tanto, deberías hablar con mamá. A pesar de todo, se preocupa por ti, a su manera. Si ves que no puedes hablar con ella todavía, llama a Roberto.

—Llamaré a Roberto.

—Muy bien. Y yo llamo a Julián.

—Y yo me quitaré del medio, chicos —dijo Peter, levantándose.

Al ver que Valentina se había quedado dormida sobre la mantita, Lali se puso de pie.

—Te acompaño a la puerta. Salva, por favor mira a Valen mientras hablas con Roberto. Solo tardaré un segundo.

Salvador asintió y sacó su celular.

—Yo la cuido.

Continuará…