Capítulo 5

Hola muchachas!!!! ¿Cómo les va? Ojalá que todo bien y pasando la semana de la mejor forma posible! Sorry por la hora pero recién llego de clases y el finde tengo 3 exámenes así que ando preparando eso en mis tiempos libres :S Un beso enorme y mil gracias por leer!!!! Hasta mañana y buen jueves!  

Twitter: @Caparatodos

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Los otros seguían riéndose cuando Lali subió al auto y se puso el cinturón. Era imposible compartir tanto entusiasmo.

Capítulo 5:

Con las manos en el volante, Peter la miró de reojo un instante. Parecía un poco tensa y miraba por la ventanilla sin voltearse ni una sola vez. El auto era tan pequeño que sus brazos casi se rozaban. Lali no había dicho ni una sola palabra desde que habían iniciado el viaje, diez minutos antes. De repente se empezó a oír un tintineo y un balbuceo procedente del asiento de atrás. Valentina movía su juguete y daba patadas al aire.

—Parece muy feliz ahí atrás —dijo Peter, pensando que Lali se sentiría más cómoda hablando del bebé.

Ella miró por encima del hombro.

—Le gusta ir en auto. Probablemente se quedará dormida dentro de poco.

—Sí que le gusta ese mono.

—Risitas —le dijo Lali, riéndose suavemente—. Es un regalo de su papá.

Peter mantuvo la vista al frente.

—¿Sí? Pensé que habías dicho que no era parte de sus vidas.

—Ah, sí. Y no lo es. Me vino a ver al hospital cuando nació Valentina. Me dejó el mono y un cheque muy generoso. Nos deseó lo mejor y salió de nuestras vidas para siempre. Lo último que supe fue que estaba viviendo en Estados Unidos, persiguiendo un sueño. Siempre quiso ser piloto especializado.

Era la primera vez que la oía hablar tanto del padre de su hija.

—Parece que ya lo tienes superado.

Ella se encogió de hombros.

—Federico es un tipo simpático, divertido, pero sería un padre y un esposo terrible. Él es el primero en admitirlo. Estuvimos juntos durante un tiempo, pero yo nunca esperé que durara para siempre. Es verdad que Valentina fue una sorpresa, pero tanto Federico como yo habríamos sufrido mucho si nos hubiéramos empeñado en seguir juntos por ella, sobre todo él, que nunca quiso tener la responsabilidad de ser padre. Y en cuanto a mí, me considero afortunada de tenerla, y siempre guardaré un buen recuerdo de Fede, porque gracias a él la tengo a ella.

Seguramente no recibía ningún tipo de apoyo por parte del padre en ese momento, pero eso tampoco le sorprendía. Siempre la había creído independiente y autosuficiente, y la admiraba por ello, al igual que apreciaba esa actitud calmada y ese sentido del humor tan ácido y delicioso. Cada vez que esos ojos color miel lo miraban, cada vez que ella le dedicaba una de sus sonrisas, el pulso se le aceleraba.

De repente se oyó una risita, seguida de un tintineo entusiasta, y Peter recordó la razón por la que no había hecho nada al respecto. No quería compararse con el ex de Lali, pero él tampoco estaba en condiciones de asumir la responsabilidad de ser padre, sobre todo en ese momento, cuando su negocio empezaba a ir bien.

—¿Te molesta si pongo algo de música? Valen se duerme más rápido cuando hay música. Necesita hacer su siesta.

Peter sacudió la cabeza. Parecía que ella trataba de evitar cualquier tipo de conversación.

—No, para nada. ¿Qué tipo de música le gusta? ¿Rock? ¿Pop? Por favor, no me digas que tiene que haber dinosaurios morados.

Lali se rio suavemente.

—Estás un poco desactualizado en cuanto a dibujos, por no decir más, pero no hay ningún dinosaurio morado. Normalmente pongo una emisora que pasan todo tipo de música, pero tampoco somos muy exigentes.

—A mí me gusta mucho Oasis.

—Ya lo sabía —dijo ella y apretó los botones de la radio.

         

         

Después de una breve parada para cambiar pañales y tomar un helado, emprendieron viaje nuevamente. Lali se ofreció a manejar, pero Peter le dijo que era un pasajero intranquilo. Ella no puso objeción alguna. Prefería disfrutar del paisaje antes de enfrentarse al tráfico. Valentina se revolvió un poco en su asiento al ver que volvían a ponerle todos los arneses de seguridad, pero solo tardó unos minutos en quedarse dormida, para alivio de Lali. Les quedaba poco menos de una hora para llegar. Una vez en Córdoba, lo guiaría hasta la casa de su madre. Nunca había estado allí antes. Majo acababa de mudarse, pero le había dado instrucciones detalladas para llegar.

—¿Sabes una cosa? Se me acaba de ocurrir… —dijo Peter, frunciendo el ceño de repente—. ¿Cómo se supone que me llamo? Dijiste que tu mamá le había dicho a todo el mundo que estábamos casados desde hace más de un año. ¿Le puso nombre a tu marido imaginario?

—Dijo que lo llamaba, eh, Paulo. Como si fueras Paulo III, o algo así. Dijo que sonaba más sofisticado.

—Hmm. ¡Qué coincidencia! En realidad, soy el tercero de la familia Lanzani. El abuelo y tatarabuelo se llamaban igual que yo.

—Bueno, no hay de qué preocuparse. Les diré a todos que prefieres que te llamen Peter. Y en cuanto a tu apellido, me ha dicho que nunca lo ha mencionado, y que nadie le ha preguntado.

—Qué raro, ¿no?

—En mi familia no —dijo Lali, suspirando—. Con lo competitivos que son, no querrán tener muchos detalles acerca de esta vida perfecta que mi mamá se ha inventado para mí.

Peter la miró de reojo. Lali no quería ni imaginarse lo que pasaba por su cabeza en esos momentos. Candela y él venían de una familia tan normal y estable... Por suerte todo era una mentira. De haber sido su esposo de verdad, seguramente hubiera salido corriendo para no tener que ser parte de ese clan disfuncional que estaba a punto de conocer.  

Continuará…