Capítulo 28

Hola, hola, muchachas!!! ¿Qué tal las trata el día? Espero que todo bien por ahí eh! Miles de gracias por ser tan lindas e incondicionales a las noves!!!!! :D Son lo más! Un beso y mañana nos volvemos a leer!!!!

Twitter: @Caparatodos

____________________________________________________

—¡Salvador! ¿Qué estás haciendo aquí?

Capítulo 28:

Salvador se levantó. El pelo le caía sobre la cara. Tenía las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

—Hola, Lali.

—No... Dame un segundo. Déjame sacar a Valen del auto y después me cuentas qué pasa.

Con la cabeza dando vueltas, abrió la puerta de atrás del vehículo y sacó a su hija. El fin de semana se volvía cada vez más raro.

—¿Cómo me encontraste? —le preguntó a Salvador, abriendo la puerta de entrada—. ¿Manejaste hasta acá tú solo?

—Tu dirección estaba en la agenda de mamá —dijo el chico y entró detrás ella—. Usé la aplicación de mi celular para encontrar la casa. No fue tan difícil.

—¿Y a mamá no le importó que hicieras ese viaje de cuatro horas tú solo?

—No le pregunté. Me fui sin decirle nada.

Lali empezó a sentir un palpitante dolor en la sien. Dejó a Valentina sobre su mantita y se volteó para mirar a su hermano con las manos apoyadas en las caderas.

—¿Qué quieres decir? Pensaba que te ibas a quedar en casa cuando empezaras la universidad.

—No voy a ir a la universidad.

Lali dejó caer las manos.

—¿Qué? Pero…

—Fue idea de mamá lo de quedarme en casa, no mía. Pero fui de casa, y no pienso volver. Fui donde Julián, pero se puso como loco y me dijo que tenía que volver a casa y empezar la universidad, como quiere todo el mundo, así que vine aquí. Tú te fuiste porque ya no aguantabas más, ¿no? Entonces puedes entender por qué tengo que hacer lo mismo.

Lali se quedó unos minutos en silencio. No sabía qué decirle. Su expresión era desafiante y suplicante al mismo tiempo.

—Muy bien. Espera. Deberíamos sentarnos, hablar de esto como personas adultas. ¿Comiste algo?

—Me comí una hamburguesa hace un par de horas. Pero tengo un poco de hambre —agregó, mirándola con vergüenza.

—Entonces, ¿quieres que te prepare un sándwich?

—Dale. Gracias. Yo… eh… Cuidaré a Valentina mientras estás en la cocina. Soy su tío.

—Sí, es verdad. Bueno, igual solo tardaré un segundo. Llámame si me necesitas.

—No le quitaré los ojos de encima —prometió Salvador.

Lali se fue a la cocina rápidamente para preparar la comida.

Un rato más tarde, oyó sonar el timbre.

—Ah, bueno, ¿y ahora qué?

—Yo voy —exclamó Salvador desde la habitación contigua.

—Eh…

Oyó cómo se abría la puerta antes de llegar a la sala. Dejó el plato sobre una mesa y avanzó con paso lento. Al ver quién acababa de entrar, sintió que le fallaban las piernas. ¿Podía complicarse más el día?

Peter la miró con incertidumbre.

—No esperaba encontrarme a tu hermano aquí.

—Y yo tampoco —le aseguró ella—. Salvador estaba a punto de contarme por qué está aquí. ¿Y por qué estás tú aquí?

—Dejaste esto en la refri de Candela —tenía un biberón en las manos—. Me pidió que te lo trajera de camino a casa.

Candela podría habérselo devuelto al día siguiente… Tenía que hablar con ella muy seriamente.

—No tenías por qué traérmelo hoy, pero gracias. Salvador, tu sándwich está en la mesa.

Salvador la miró un instante y después miró a Peter.

—Sé la verdad sobre ustedes. Por fin. Al principio estaba muy enojado, pero entonces me di cuenta de que fue mamá la que mintió todo el tiempo. Y los arrastró en sus mentiras.

—Iba a contárselos, Salva —le aseguró Lali—. Quiero decir que… No me enteré de que me había inventado un esposo hasta hace poco, y entonces la dejé que me convenciera… Pero realmente no puedo echarle la culpa. Debería haberme negado. Es que…

—Querías ver a la abuela antes de que muera —dijo Salvador tranquilamente. No parecía molesto, sino cansado, y un poco triste—. Mamá me dijo que fue por eso que lo hiciste. Trató de aparentar que te había dado la oportunidad de venir a la reunión sin avergonzarte de tu situación, pero yo le dije que eso era una tontería. Lo único que quería era que no la avergonzaras.

—¿Y es por eso por lo que te fuiste? ¿Porque te enteraste de la verdad acerca de mi relación con Peter?

—Esa fue la gota que colmó el vaso. Es que estoy harto de dejar que me lleve de aquí para allá como a un títere, sin saber qué es verdad y qué es producto de esa imaginación egoísta suya. Estoy cansado de intentar ser lo que ella quiere que sea. No me sorprende que Julián y tú se fueran cuando cumplieron dieciocho. Se fueron por ella y yo me quedé allí atrapado. Pero ahora tengo dieciocho y puedo irme cuando quiera.

Cada una de esas palabras fue un duro golpe para Lali. Jamás hubiera imaginado que su hermano pequeño fuera tan infeliz.

—¿Y qué vas a hacer ahora? —le preguntó, sorprendida—. ¿Tienes algo pensado?

—Primero, me voy a comer ese sándwich —fue hacia la cocina—. ¿Quieres algo, Peter?

—No, sigue nomás —dijo Peter, dedicándole una mirada burlona a Lali.

Se giró hacia ella cuando el chico salió de la sala.

—Ya veo que se siente como en casa, ¿no?

—¿Puedes creerlo? Metió sus cosas al auto y manejó hasta aquí, después de no haberme visto en tres años.

—Ya te dije que le importabas. Ha decidido culpar a su madre por haberte alejado de la casa. Así le resulta todo más fácil.

—No sé qué decirle. ¿Debería intentar defender a mi mamá y regresarlo a casa? ¿Le ofrezco un lugar donde quedarse hasta que decida qué quiere hacer? No quisiera que se perdiera la primera semana de universidad.

—Tienes que hablar con él, averiguar qué pasó exactamente. Averigua lo que quiere, y entonces podrás darle algún consejo.

Lali respiró hondo y lo miró con ojos suplicantes.

—¿Te vas a quedar un rato?

—Creo que quiere hablar con su hermana. No quiero meterme.

—No, quédate, Peter —dijo Salvador, regresando con el sándwich en la mano—. No me vendría mal tu opinión.

—¿Ya te estás terminando de comer? —dijo Lali, arqueando las cejas.

—Estaba hambriento. Bueno, ¿podemos sentarnos? Tú también, Peter.

—Recuerdas que no soy de la familia, ¿no?

Salvador sonrió y sacudió la cabeza mientras se comía el último bocado.

—Lo sé. Pero Lali y tú son amigos, ¿no es así?

—Sí. Buenos amigos

Continuará…