Capítulo 25

Holillas!!!!! ¿Qué tal chicas? ¿Cómo arrancaron la semana? Espero que todo bien!!!!! Besos y miles de gracias por todos sus tws y comentarios! Son lo más! Keny y Jor… solo digo jijiji Hasta mañana!!!!! :D

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Esperando un buen tirón en la mano, Lali casi se cayó hacia atrás cuando sintió los labios de Peter… 

Capítulo 25:

Lali se sorprendió tanto que se quedó paralizada. De alguna forma inexplicable había terminado enroscada alrededor de él como una enredadera atada a un árbol. No se soltó de inmediato, sino que frunció el ceño, mirándolo fijamente. Su rostro estaba a unos centímetros del de él.

—Esto es una mala idea.

—Tienes razón —dijo Peter, asintiendo—. Es una muy mala idea.

Le rozó la frente con los labios y ella se estremeció un poco.

—Tenemos que parar.

—Muy bien —dijo él, retrocediendo.

Ella lo miró con ojos ensombrecidos y un segundo después volvió a besarlo. Esa vez fue imposible saber quién empezó el beso, quién desabrochó el primer botón, quién tiró primero de la tela.

—Sigue siendo una mala idea —murmuró ella, arrastrándolo hacia su habitación.

Él le daba besos en la oreja, en los labios, en la barbilla.

—Lo sé.

—Y no cambia nada entre nosotros —se quitó los zapatos.

—No. No cambia nada —dijo él, haciéndola temblar con una caricia bien hecha.

—El lunes todo vuelve a la normalidad.

—Por supuesto. Claro.

—Simplemente estamos… quitándonos las ganas.

—Creo que es algo más que eso —puntualizó Peter, rodando con ella sobre la cama.

—Nada serio —dijo Lali, insistiendo, arqueando el cuello cuando él puso los labios sobre la base de su garganta—. Solo esta vez.

—Seguro que es mejor así —colmándola de besos hasta el centro del pecho.

Lali sintió que se le endurecían los pezones. Cada vez le resultaba más difícil pensar con claridad.

—Y ninguno de nuestros…

Se retorció, gimió suavemente y trató de terminar la frase. De repente, articular las palabras era toda una odisea.

—Ninguno de nuestros amigos tiene que saber esto. Tu hermana…

—No es un tema que le incumba.

—No, pero… Oh, Peter…

Él levantó la cabeza y la miró en la oscuridad de la habitación. Tenía el pelo alborotado alrededor de la cara y sus ojos resplandecían.

—Lali, puedo irme ahora. Podemos dejar todo esto atrás. O puedo quedarme. Tú eliges.

Lali respiró profundamente, estiró un brazo y abrió el cajón de la mesita de noche. Hacía mucho tiempo que no necesitaba la cajita que guardaba ahí.

—Quédate —le dijo, poniendo la cajita al alcance de la mano—. Solo esta vez.

Peter sonrió. Sus labios estaban a unos milímetros.

—¿Qué te dije de la próxima vez que compartiríamos cama?

Ella enredó las manos en su cabello.

—Cállate y bésame, Lanzani.

—Sí, amor —dijo él, riendo.

         

       

Lali yacía boca arriba sobre la almohada, mirando al techo y preguntándose si su respiración volvería alguna vez a la normalidad. El corazón ya lo había dado por perdido, pero no quería pensar en eso. Se distrajo mirando a su alrededor. Sus ojos ya se habían adaptado a la tenue luz que se colaba por las ventanas. Peter estaba a su lado y también parecía sin aliento. Una fina capa de sudor le cubría el pecho.

De repente se giró hacia ella y sonrió.

—¿Se vería mal que dijera WOW?

—Sí —dijo Lali, sin poder esconder la sonrisa.

—Ah. Entonces imagina que no lo he dicho. Solo trato de hacerme el simpático.

Rodando hasta ponerse de lado, Lali se acurrucó, apoyando la cabeza sobre el brazo y la mejilla en la palma de la mano.

—Eso es una causa perdida.

—¿No te parezco simpático? —Peter se volteó hacia ella, riéndose.

—Creo que eres un tipo muy buena gente.

—Auch.

—¿«Buena gente» es un insulto?

—Un tipo buena gente es un amigo, confiable y aburrido. Y, ni hablar que a veces puede ser feo.

Lali comenzó a reír antes de que terminara la frase.

—Tú no eres aburrido y mucho menos feo. Pero eres un tipo agradable. Creo que sabes que mi ego y mi buena voluntad han recibido un duro golpe este fin de semana, y has hecho todo lo posible para hacerme sentir mejor, así que… Gracias.

—Si me estás dando las gracias por haberte hecho el amor, olvídalo. No tuvo nada de altruista. Me he sentido atraído por ti desde que Candela nos presentó y haber pasado este tiempo contigo me ha servido para tenerlo más claro todavía.

Después de besarla hasta hacerla enloquecer de placer, le mordió el lóbulo de la oreja suavemente y le susurró algo al oído.

—Cuando dijiste que solo sería una vez, te referías a esta noche, ¿no?

—Sí —lo rodeó con ambos brazos y lo atrajo hacia su cuerpo—. Eso es exactamente lo que quería decir.

Poniéndose encima de ella, Peter habló sobre sus labios.

—Entonces no malgastemos el tiempo.  

Continuará…