Capítulo 9

Hola, hola!!!! ¿Qué tal las trata el domingo? Espero que todo bien y pasando un lindo día para recargar! :D Que empiecen bien la semana!!!! Besos y nos leemos! Firmen, firmen y quien sabe, por ahí nos leemos más tarde ;)

¡¡¡¡FELIZ CUMPLE, Vale (Vagomi)!!!! Qué la pases increíble en tu día, te quiero!!!!! :D 

P.D.: Alguien sabe de quién es o cómo se llama esta nove??? Lali estaba casada con Peter y perdia la memoria en un accidente de auto por no usar el cinturon de seguridad y los padres se aprovechaban de eso y la querian enganchar de nuevo con Benjamin

Twitter: @Caparatodos

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—Lo sé. Pero es que me molestó muchísimo —balanceando a Valentina sobre su cadera izquierda, calentó la comida de la pequeña en el microondas y llenó una tacita de leche fría.

A como dé lugar, Valentina trataba de alcanzar la taza. Lali se sentó en la mesa y apoyó a la pequeña en una rodilla.

Capítulo 9:

—No tienen excusa para ser tan maleducados contigo.

Peter se sentó frente a ella, al otro lado de la mesa. Se encogió de hombros.

—No te preocupes por eso —le dijo, observándola mientras le daba cucharadas de comida a la niña—. No me conocen. Se lo come todo muy bien, ¿no?

Lali le limpió la barbilla con una servilleta.     

—Le gustan mucho las verduras. Y, por cierto, tiene el peso perfecto para su edad.

No entendía muy bien por qué estaba dejando que las palabras de su madre le afectaran.

—Yo la veo perfecta —Peter sonrió con complicidad.

Durante una fracción de segundo, Lali se dejó atrapar por esa cautivadora mirada. La cuchara se detuvo en el aire. Valentina gritó con impaciencia, trayéndola a la realidad.

Su madre entró en la cocina en ese momento, rodeada por una empalagosa fragancia floral.

—Lali, ¿no le ofreciste nada de tomar a Peter?

—Estoy bien, gracias.

—¿Estás seguro? Tengo jugo en la refrigeradora.

—A lo mejor tomo un poco después.

Habiendo cumplido con sus deberes de anfitriona, Majo miró a su hija.

—Debería haber conseguido una silla alta. Así te sería mucho más fácil darle de comer y no tendrías que tenerla sobre las piernas. Le diré a Roberto que vaya a comprar una ahora mismo.

—No es necesario, mamá. Así estoy bien. Además, solamente vamos a estar una noche aquí.

—Esta vez sí, pero esperaba que a partir de ahora vinieran más seguido.

—Tú misma me lo complicaste bastante, ¿no? No creo que pueda convencer a Peter para que volvamos después de esto. Ya he hecho bastante siguiéndote en esta farsa.

Majo miró hacia la puerta rápidamente, temiendo que alguien pudiera haber oído algo.

—Tu esposo no tiene por qué acompañarte cada vez que vengas a vernos —dijo—. Todos entendemos que está muy ocupado con su negocio. Me sorprende que le des comida sólida a la niña, y leche en una taza. Yo les di pecho a ustedes hasta el año. Es mucho más sano que los tarritos y la leche normal.

—Le di el pecho durante todo el tiempo que pude y seguí trabajando a tiempo completo durante ese periodo. Yo misma preparo la comida de Valentina con fruta fresca, verduras y un procesador. El pediatra me recomendó que empezara a darle comida sólida y leche entera hace un mes cuando comenzó a bajar de peso. Desde entonces no ha hecho más que crecer y engordar.

Decidió no recordarle todas las veces en que Salvador se tomaba un biberón de de fórmula. En esa época su mamá estaba demasiado ocupada jugando a ser filántropa de la alta sociedad y no tenía tiempo para alimentar a un bebé del cual, las niñeras se hacían cargo.

—No tiene que preocuparse por su nieta, señora. Lali es una excelente madre. Valentina siempre es su prioridad. Lo más importante para ella es que la niña tenga una buena vida. Siempre la he admirado mucho por eso.

Lali sintió que las mejillas se le enrojecían al escuchar aquel sincero y repentino cumplido.

—Por favor, llámame Majo. Después de todo, somos una familia.

Lali puso los ojos en blanco. Peter sonrió, pero su sonrisa ya no era tan simpática y entusiasta como antes.

         

Después de darle de comer a Valentina, Lali decidió llevársela a dar un paseo. Peter se ofreció a ir con ellas. Necesitaba estirar un poco las piernas.

Al regresar a casa, pasaron media hora en lo sala, viendo las noticias mientras Valentina jugaba con unos juguetes sobre una manta extendida en el suelo. Roberto y María José estaban en la cocina, preparando la comida.

Valentina empezó a tambalearse sobre las manos y las rodillas y no paró hasta caerse de narices sobre su barriga. Peter hizo una mueca al verla desplomarse, pero la niña ni siquiera se inmutó. Empezó a dar patadas al aire mientras golpeaba a Risitas contra la manta. Las campanitas que el muñeco tenía dentro tintineaban alegremente.

—Todavía no ha empezado a gatear, ¿no?

—No, aún no —dijo Lali, sentada en el suelo con las piernas cruzadas, junto a la niña.

Le tocó el pañal.

—Estuvo cerca, pero todavía no ha logrado coordinar todos los movimientos. Seguro que mi madre diría que estoy haciendo algo mal y que por eso aún no gatea. Pero el pediatra me dice que está desarrollando muy bien.

—Nunca dudé que fueras una madre totalmente comprometida. Esa es una de las primeras cosas que supe de ti.

Lali miró hacia la puerta, como si el lugar no fuera el más adecuado para tener una conversación de ese tipo. Sonrió.

—Gracias.

—De nada —él le guiñó un ojo.

Lali acababa de acostar a Valentina en su cunita cuando María José los llamó para cenar. Colocó el monitor de bebé junto al plato por si la niña la necesitaba. El aparato no emitía sonido alguno. Todo estaba tranquilo.

Majo sirvió la comida en cada uno de los platos. Roberto había asado la carne y preparado parte de la cena, pero Majo no hacía más que quejarse. Decía que estaba exhausta por haber pelado las papas, preparado las ensaladas y horneado un pie para el postre.

Peter se dedicó a observar un poco más mientras todos se servían la comida.

—¿Alguien quiere más jugo? —preguntó Majo, llenando un silencio un tanto incómodo—. Amor, ¿por qué no traes la jarra?

Asintiendo con felicidad, Roberto se fue a la cocina. Peter lo vio alejarse... Después de tres años de matrimonio, Roberto Cruz seguía aguantando las órdenes militares de su esposa. ¿Cuánto le duraría el entusiasmo?

Continuará…