Hola, hola!!!! ¿Qué tal todo? ¿Cómo les va hoy? Espero
que bien y sacándole el jugo al día!!!! :D Gracias por leer y estar del otro
lado! Besos, besos y mañana nos leemos!
Twitter:
@Caparatodos
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—Sí,
llévame a algún sitio caro mañana.
—Te
llevaré a lo de Emilio. A él le irá bien hacer negocio y a ti te gusta la
comida.
Capítulo 20:
Mientras
Peter intentaba animar a Sonia, Lali entró a Emilio’s para comprar una ensalada
y pan.
—¡Lali!
Qué bueno verte por acá otra vez —exclamó Emilio cuando esta lo localizó en su
cocina.
—Emilio,
hola, necesito ensalada y pan para tres ahora, y una torta de boda que alcance
para doscientas personas dentro de tres semanas.
—¡Ah!
—exclamó Emilio apoyándose en el mostrador—. Mi abuela hace tortas. Son —cerró
los ojos—, deliciosas. Ligeras como una pluma —volvió a abrirlos—. Son muy
buenas, de las de toda la vida, pero no tienen mazapán ni glaseado de azúcar.
—¿Podría
hacer una y decorarla con flores? Puedo buscar perlas de verdad. Si la cubrimos
con cosas verdaderas en vez de con imitaciones de azúcar, impresionaremos más a
los invitados.
—No
sé. Lo importante es el sabor y será...
—Buenísimo,
Emilio —dijo imaginándose la reacción de su madre—. Pero en este caso lo que importa
es como se vea.
—¿Qué
te parece si le pregunto si puede hacerla? Si dice que sí, puede dejarla sin
decorar para que tú le pongas las flores y las perlas.
—¿Yo?
Bueno, lo haría Candela en ese caso, que tiene muy buen gusto. Trato hecho,
llama a tu abuela.
—¿Vas
a ir con Peter a la boda? —preguntó mientras descolgaba el teléfono.
—No
voy a volver a verlo.
—¡Qué
tontos son! —dijo mientras tecleaba los números. Al cabo de un rato se le
iluminó la cara—. ¡Nonna! —exclamó, y empezó a hablar en italiano.
La
única palabra que Lali reconoció fue «Peter», algo que le preocupó, porque
cuando Emilio colgó sonreía—. Arreglado. Le he dicho que eras la novia de
Peter, le cae demasiado bien.
—A
todas las mujeres —aseguró dándole un beso en la mejilla—. Eres mi héroe.
—Toma
la comida —dijo metiendo el pan y ensalada para tres en una caja.
Lali
fue a casa y subió treinta y dos escalones hasta el apartamento de Candela.
—Bueno,
¿nos vas a contar lo que pasó anoche? —preguntó María en cuanto abrió la
puerta.
—¿Me
dejas pasar primero? —sugirió mientras entraba en el luminoso y cálido
departamento de su amiga.
Candela
ya tenía la mesa lista, con la vajilla puesta y decorada con flores. Todo
estaba tan bonito que Lali pensó: «Está bien, mi apartamento nunca estará
igual, pero sé poner mejor la mesa. Incluso sé cocinar. Podría sacar las cosas
de cocina de mi abuela del sótano». Sería genial cocinar como hacía su abuela.
Quizá podría hornear galletas.
Que
no podría comer.
Suspiró
y dejó las cajas de plástico en la mesa.
—¿Qué
es? —preguntó Candela.
—La
mejor ensalada que hayan comido en la vida y un pan incluso mejor —aseguró y
Candela empezó a servir.
—¿Pan?
—preguntó María—. ¿Vas a comer pan?
—No,
lo comí anoche y ya he pagado por eso hoy. Es para ustedes, yo lo saborearé a
través de sus paladares.
—Como
con los postres, Estadísticas, estás... —dijo María haciendo una mueca mientras
empujaba una silla.
—¿Qué
trajiste? —preguntó Lali, que se temía la respuesta.
—Helados
con sabor a Torbellino de frambuesa.
—Púdrete
en el infierno —le deseó Lali sacando su silla—. ¿Por qué no traes fruta para
variar?
—Porque
la fruta no es un postre. Ahora explícanos por qué te fuiste ayer del bar con
Juan Pedro Lanzani.
—Benjamín
le apostó diez de los grandes a que no lograba acostarse conmigo en un mes —les
explicó empujando la cajita con el pan hacia María y observando como se
quedaban inmóvil; Candela con una fuente de pollo y verduras en la mano y María
intentando agarrar un trozo de pan.
—¿En
serio? —preguntó María con cara peligrosamente furiosa.
—Lo
dejé hablar conmigo porque había pensado llevarlo al casamiento. Después me di
cuenta de que no podría soportar a ese idiota por tres semanas, así que comí
unos platos buenísimos y después me fui.
—¡Ay,
La, eso es horrible! —exclamó Candela con cara descompuesta.
—No.
Dale, vamos a olvidarnos de Juan Pedro Lanzani y a cenar. Quiero contarles algo
de Ana. No es feliz.
—Por
culpa de Salida y Calentona —empezó a decir María lanzándole una mirada a Lali
en la que le decía que volverían a hablar de Peter muy pronto—. Son capaces de
deprimir a cualquiera.
—No
las llames así. Casi le digo Salida a Susie en el probador. Parecía que no iba
a parar de llorar durante toda la prueba.
—Bueno,
eso es comprensible —dijo Candela compasivamente antes de dejar la fuente en la
mesa y sentarse.
—Creo
que Ana no debería haberle pedido que fuera dama de honor. Es muy cruel
—aseguró María dejando el pan en un recipiente.
—Si
no se lo hubiese pedido habría sido peor. ¿Está enojada por eso? —preguntó
Candela.
—Creo
que es por Javier —explicó Lali sirviéndose ensalada—, pero no lo admitirá. Se
olvidó de encargar la torta.
—¡Ah,
bueno! un hombre que se resiste a su propio casamiento. Seamos sinceras, tu
mamá y Ana lo obligaron a hacerlo.
—Fue
él el que se declaró —intervino Candela.
—Creo
que hubiera preferido tener un noviazgo más largo —dijo Lali—. Pero cuando
fijaron la fecha, aceptó. Tiene lengua, podría haber dicho que no.
—¿A
María José y a Ana? —preguntó María antes de empezar con su ensalada—. Ni loco.
Antes me creo el cuento de que Calentona hizo algo amable, a que Javier reúna
el valor suficiente. Ahora cuéntanos lo de la apuesta de Juan Pedro Lanzani.
Queremos saberlo todo.
Media
hora más tarde, la ensalada había desaparecido, las sobras del pollo estaban en
la refrigeradora y Candela estaba quitándole el envoltorio a un helado mientras
Lali acababa su resumen de la noche anterior.
—Al
menos te acompañó a casa. Todo un detalle —dijo Candela poco convencida.
—Sí
y después me dio un golpe en la cabeza, dijo «Que seas feliz» y se fue. No me
cayó bien, a ustedes tampoco y yo no le caí bien a él. Un resultado perfecto.
—Creo
que toda la historia de la despedida es un truco —opinó María dando un mordisco
al helado—. Quiere que bajes la guardia para volver en otra ocasión. Si no
tienes cuidado te engatusará para que te acuestes con él y te romperá el
corazón.
—¿Tan
ingenua parezco?
Continuará…
maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas...
ResponderEliminarme encantaaaaaaaaaaaaaaaaaa... =D
+++++
ResponderEliminar@x_ferreyra7
esta muy a la defensiva Lali
ResponderEliminarque baje un poquito la guardia
besos
Uy que mal genio tiene esta chica, es verdad que no ha dado mas que con estupidos pero algun dia la suerte cambia
ResponderEliminarCande y María conocen muy bien a su hermana y a su madre,ajjajajaja,y k decir tiene d calentona y salida.
ResponderEliminarEse Emilio es un crak
emilio es lo maximo,lali RELAJATE xd
ResponderEliminarMe encanta quiero más
ResponderEliminarMas me encanta
ResponderEliminarMaaas
ResponderEliminarYa lo dije Emilio me cae muy bien! Y Lali esta prejuzgando a Peter,se llevara una sorpresa
ResponderEliminarQuiero más!
ResponderEliminarLore