Hola, hola!!!! ¿Cómo están? ¿Qué tal empezaron la
semana? Espero que con ganas y con el pie derecho! Gracias por leer y sorry por
la hora! Nos leemos mañana!!!! Besos
María Serrudo: Feliz cumple!!!! Espero hayas pasado un lindo día!
:D Te debo el doblete por tu cumple, el finde intento compensarte, sorry! :S
Twitter:
@Caparatodos
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—¡Aja!
Entonces, es un… ¿no?
Por
otro lado, tenía que comer y darle las gracias por cuidar de él el sábado.
Quería verla. —No, es un sí. Yo se la llevaré.
Capítulo 47:
Lali
abrió la puerta vestida con su horrible sweater, sin pintar y con el pelo de
cualquier manera. Estaba guapísima.
—Hola
—saludó sorprendida—. Emilio te volvió a engañar, ¿eh?
—Me
dijo que te morías de hambre —se justificó sonriendo en contra de su voluntad—.
Me llevaste a emergencia y me dejaste un vaso de agua en la mesita. Te debo
una.
—Una
excusa muy pobre —dijo haciéndose a un lado para que pasara. Peter se alegró al
ver al horrible gato mirándolo con un solo ojo desde el respaldo de su
horroroso sillón.
—No
puedo creer que todavía lo tengas —dijo Peter dejando la bolsa en la mesa—.
¿Qué nombre pusiste?
—Y
yo no puedo creer que me lo trajeras —dijo Lali dirigiéndose a la cocina—. Y
todavía no le puse nombre. Estamos decidiendo si queremos comprometernos.
Aunque viene todas las noches y duerme conmigo.
—Un
gato inteligente.
—Estaba
pensando en domesticarlo, ya que los gatos viven más cuando tienen un hogar,
pero es un macho, así que supongo que odia que lo tengan encerrado.
—Depende
de dónde lo encierres —comentó Peter pensando en la cama de Lali.
—Si
me hubieses traído una bola de nieve lo habría entendido, pero un gato...
—Dijiste
que no querías más bolas.
—No.
Lo que quiero es recuperar la de Mickey y Minnie que me regaló mi abuela. Si me
la traes te querré el resto de mis días. Si me traes otro gato tendré que
replantearme toda la historia del pollo al vino.
—Por
cierto, ¿qué pasó esta vez? —Lali gruñó y se dirigió a la cocina. Peter la
siguió como si estuviera en casa—. No tiene muy mala pinta. Lo que pasa es que
no parece pollo al vino —comentó al ver su última prueba.
—He
intentado evitar el aceite y la mantequilla —se justificó, y levantó una mano
antes de que Peter pudiera decir nada—. Ya sé, ya sé. Estoy aprendiendo.
Utilicé caldo de pollo, huele bien, pero no tiene muy buena pinta.
—Supongo
que será porque el caldo de pollo y el aceite son cosas distintas. Tienes
razón. Haz una salsa blanca para espesar el caldo y sírvelo con fettuccini.
—¿Una
salsa blanca?
—Mantequilla
derretida con harina. Me imagino que no tienes mantequilla.
—Puede
que Cande tenga, pero tampoco tengo ni harina ni fettuccini. Voy a ver si tiene
ella.
—¿Tienes
una olla grande para la pasta y algo para colarla? —preguntó observando la
pequeña cocina. «Necesita un sitio mejor», pensó.
—En
el sótano.
—Muy
práctico.
—¿Y
la tapa?
—¿Qué
tapa?
—Esa
cosa que impide que el gato vaya directo a la sartén mientras estás en el
sótano.
—¿Vamos
a bajar ahí?
—¿Quieres
aprender a cocinar, Lalita? —preguntó con más cariño del que pretendía.
—Sí,
por supuesto.
—Entonces
necesitas utensilios de cocina.
Bajaron
y Peter eligió al azar una de la media docena de cajas sin etiquetar que había
y la abrió con su cuchilla. Lali desenvolvió el primer paquete, en el que
estaba el colador verde de su abuela.
—Es
ésta —aseguró volviéndolo a dejar en su interior—. Has acertado a la primera.
Eres muy bueno.
—Sí
—dijo Peter sonriendo mientras Lali la levantaba—. Súbela y no te olvides de
pedir mantequilla, harina y pasta.
Enseñarle
a hacer salsa blanca habría sido inofensivo si la cocina no hubiese sido
diminuta. Estaba muy cerca de él y sus rizos olían a lavanda. No había en ella
nada que no tuviera curvas y la cama de latón con el edredón de satén estaba en
la habitación de al lado. Después de enseñarle los secretos para la salsa,
Peter fue a desempaquetar la caja.
—¡Fuera!
—le ordenó al gato, que se había sentado en ella y éste lo miró cambiando de
ojo, recostado sobre los paquetes. Lo recogió, lo dejó en el suelo y se frotó
contra su pierna ronroneando—. Un gato muy cariñoso —le comentó a Lali.
—Sí,
me encanta. Se acurruca a mi lado todas las noches y ronronea al ritmo de
Elvis. Es un gato muy inteligente. Ha aprendido a pulsar el botón para prender
la radio cuando no estoy yo.
—¿Qué
es esto? —preguntó Peter cuando desenvolvió un recipiente de vidrio grueso con
forma angulosa que parecía tener una función específica.
—Es
para batir huevos. Por ahí debe de haber una tapa de metal con un batidor.
Peter
buscó en la caja hasta que lo encontró. La tapa encajaba en el cuenco, en la
parte de arriba la manivela del batidor y en la de abajo el aparato que daba
vueltas.
—Buenísimo
—dijo mientras desenvolvía el siguiente paquete, uno muy pesado que contenía
unos recipientes mezcladores de porcelana con una raya azul, que encajaban unos
en otros.
—¡Ah!
Me acuerdo de ellos, mi abuela solía hacer galletas en el más grande. Cuando
podía comerlas.
—Los
buenos tiempos —Peter cogió el siguiente paquete. Era pesado y redondo. Cuando
empezó a desenvolverlo se dio cuenta de lo que era. Al apartar el último trozo
de papel no se sorprendió al ver una bola de nieve con Mickey cogiendo a Minnie
por la cintura, sino que se quedó desconcertado.
—¿Cuánto
tiempo tarda en hacerse? Quiero decir, antes de que la harina pierda el sabor a
crudo. ¿Qué pasa?
Peter
levantó la bola de nieve y Lali se quedó inmóvil.
Pesaba
mucho, más de lo que debería. La inclinó y vio una llave en el fondo.
—¿Es
una caja de música? —preguntó Peter y Lali asintió—. ¿Qué suena?
—It had to be you —contestó débilmente.
—Por
supuesto —Peter miró a Mickey y a Minnie atrapados para siempre en la bola. «Si
me traes la bola de mi abuela te querré el resto de mis días».
—Llevo
buscándola quince años —aseguró Lali con voz apagada—. Y tú la encuentras a la
primera. ¿Cómo lo haces?
—No
tiene que ver conmigo —dijo Peter dejándola en la repisa de la chimenea.
—No
habrás hecho un pacto con el diablo, ¿no?
—¿Qué?
—Ya
sabes, algún tipo de trato por el que cualquier cosa que hagas sea perfecta,
para que todas las mujeres caigan a tus pies, sólo que se te olvidó mencionar
que fuera solamente con las mujeres que te gustan y ahora estamos los dos
atrapados en esta rueda sin fin.
—Bueno,
dejando aparte que creas que el diablo existe y que va por ahí haciendo tratos,
me molesta que pienses que me relacionaría con él.
—Pero,
Peter, si eres prácticamente su primo hermano. Eres alto, guapo, seductor,
simpático, usas ternos, no sudas y siempre apareces con cualquier cosa que
necesite. Esa bola estuvo perdida por quince años. No puedo dejar de pensar que
si te digo que sí, iré directamente al infierno.
Peter
meneó la cabeza. «¿Por qué habré vuelto?», pensó.
—Ya
no tengo hambre. Creo que me voy.
—Puede
que sea lo mejor —dijo Lali mirando la bola.
Peter
cogió el saco y se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo un momento para
decir:
—Que
seas...
—¿Feliz?
—acabó Lali sin dejar de mirar la bola.
—Ya
no suena igual —aseguró antes de bajar las escaleras.
Oh oh OH!
ResponderEliminarEncontró la bola!
Más genial este capítulo no pudo ser!!!
Luego se dañó un poco con Lali y sus probables hipótesis JAJAJA
Me encanto, gracias, besos
No entiendo dos cosas de Lali:
ResponderEliminar1. Como no esta quebrada económicamente comiendo siempre por fuera
2. Como es que además que no sabe cocinar hace esas cosas tan raras con los ingredientes
Jajajajajaja
Maass
ResponderEliminar+++++++++++++++++
ResponderEliminar@x_ferreyra7
Gracias sos divina! Y si la pase bien! Espero El próximo!
ResponderEliminarLa bola!!! Ahora que cumpla su promesa! Más
ResponderEliminarJajajajja ahora cumple tu promesa Lali!!! Me encantaaa ya quiero el siguientee
ResponderEliminarNooo! Mas novee
ResponderEliminarAhora lo tiene que querer para el resto de sus dias!!! Encontro la bola!!! Podria hablar claramente con el de que escucho la apuesta completa, y que el le de una explicacion, tiene derecho a una defensa! Espero mas
ResponderEliminarOpino exactamente como Inma. . .y que hablen ya de una vez y aclaren lo que sienten porque están perdiendo un tiempo precioso de no estar juntos
ResponderEliminarOh oh oh, ella misma lo dijo, lo va a querer por siempre!! Otrooo :D
ResponderEliminarLa comida siempre los une,jajajajajaja.
ResponderEliminarY eso d si me traes la bola d mi abuela te querré x el resto d mis días,Lalita k poca memoria tienes ,al pobre Peter lo has dejado descuajado comparándolo con el diablo.
Con lo bien k iban ,y con unas pocas palabras lo echó todo a perder.
maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas... =D
ResponderEliminarAHORA A CUMPLIR LA PROMESA jajajja
ResponderEliminaresas teorias de lali por dios q se fuma jajjaj
lindo capi
me encantooooooo massssssssss es rebuenaaa esta novelaaaaa me encantaaaaaaaa
ResponderEliminarQuiero más!
ResponderEliminarLore
Le promete quererlo para siempre y lo compara con el diablo,asi echa a cualquiera!
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