Hola, hola!!!! ¿Cómo están? Espero que disfrutando el
sábado tanto como yo :D gracias por el aguante que tienen, son las mejores!!!! Un
beso y que terminen con todo el día! Hasta mañana ;)
Twitter:
@Caparatodos
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—No
—dijo Peter enderezándose—. Si vomito, prefiero hacerlo en el auto de Agustín.
—Apúrate
—le dijo éste a Lali ayudándolos a subir.
Capítulo 45:
Peter
estaba tumbado en una camilla del hospital intentando acordarse de qué había
pasado. Estaba mirando a Lali, viendo cómo la brisa ondeaba el borde de su blusa
y despeinaba su pelo, y diciéndose que era una pesada y que no quería saber
nada de ella cuando le golpeó esa pelota salida de la nada.
—¿Peter?
—preguntó Lali acercándose a él. El fluorescente de la sala le iluminaba el
pelo por detrás y hacía que pareciera un ángel.
—Hola.
—El
médico dice que te pondrás bien —lo tranquilizó intentando parecer animada—.
Acabo de cumplimentar la receta —comentó enseñándole un bote de plástico de
color ámbar—. Son analgésicos, por si te duele la cabeza. ¿Te duele?
—Sí
—contestó Peter, que sentía como si se la hubieran aplastado con un martillo.
—Toma
—dijo ofreciéndole dos pastillas en la palma de la mano—. Voy a por un poco de
agua.
Peter
pensó en decirle que ya se había tomado una, pero concluyó que como no le había
hecho efecto, otras dos le vendrían bien.
—Me
asustaste —dijo Lali cuando volvió con un vaso—. Te ha dado en la cabeza. Hay
gente que se muere por esas cosas. No sé cuántas al año, no tuve tiempo para
investigar.
—Lorenzo—dijo
con amargura enderezándose para tomarse las pastillas.
—Estoy
segura de que cuando se le pase lo de lo fuerte que la ha lanzado, se
arrepentirá mucho.
—Mmm...
¿Había música? Podría jurar que...
—Era
Elvis Costello cantando She. Sí, había unas chicas con una radio. Lo que es muy
raro porque no suelen pasarla mucho. Mi hermana va a poner esa canción en su
matrimonio —balbuceaba, algo tan impropio en ella que Peter lo atribuyó a su
aturdimiento general—. Llamé a Bárbara al celular para avisarle que estabas
bien y que te llevaba a casa.
—¿A
tu hermana le gusta Elvis Costello?
—No,
a ella lo que le gusta son las canciones de las películas de Julia Roberts.
—¡Ah!
—exclamó y entonces la miró con más detenimiento—. Te cortaste el pelo.
—Sí,
Ana me llevó a su peluquería, para combinar con mi nueva ropa. He seguido tu
consejo.
—No
te dije que te cortaras el pelo —dijo mirando a través de la fina tela de su
blusa la igualmente fina musculosa que llevaba debajo y casi se cayó de la
impresión.
—Tranquilo
—dijo Lali. Cuando intentó enderezarlo, Peter miró por el cuello abierto de su
blusa y vio unas puntillas de color rosa bajo la musculosa.
—Rosa.
—Ya
veo que estás mejor. Dale, vamos, te llevo a tu casa —propuso más aliviada.
—Ok.
Me gusta tu pelo.
Media
hora más tarde, Lali estacionaba frente al apartamento de Peter, tras seguir
sus cada vez más inconexas indicaciones.
—Vamos
—le pidió abriéndole la puerta.
—Puedo
subir solo —aseguró haciendo eses ligeramente cuando hubo salido—. Llévale el
auto a...
—No
voy a dejar que subas solo —dijo Lali pasándole un brazo por detrás de la
espalda. Se sentía bien así, aunque fuera un poco pesado—. Mi madre me dio una
buena educación.
—Dale,
entonces tendrás que ir tu primero para que no me mires el culo.
—Hay
ascensor, lindo. Muévete —le pidió mientras cerraba la puerta.
—Un
momento —pidió, se paró para orientarse y le puso una mano en el pelo—. Es muy
suave.
—Sí
—dijo Lali empujándolo hasta un departamento blanco, ligeramente descuidado,
que parecía una habitación como las que había habitado ella cuando iba a la
universidad. Lo condujo a través de la sala de estar, que estaba amueblada con
un estilo danés que habrían conseguido que toda Dinamarca se muriera de
vergüenza, hasta un dormitorio aún más lúgubre y feo—. ¿Cómo te sientes? —le
preguntó mientras lo llevaba a una cama sin cabezal.
—Mejor
—contestó con voz ligeramente tomada—. Las pastillas me han hecho efecto y he
decidido no volver a entrenar niños.
—Qué
le vamos a hacer. No hay mal que por bien no venga —lo dejó caer en la cama y
rebotó al quedarse sentado.
—Tienes
mucha más fuerza de lo que pensaba —dijo tumbándose sobre los cojines, aunque
puso los pies fuera de la cama.
—Pesas
mucho más de lo que creía —Lali se dio cuenta de que seguramente se debía a que
cuando estaba consciente se movía demasiado bien. Medio inconsciente, parecía
una marioneta. Le quitó las zapatillas y le dio un vuelco el corazón—. ¿Calzas
un cuarenta y cuatro?
—Sí.
Dime que eso prueba que soy un idiota, hoy no me has dicho nada desagradable en
todo el día —pidió medio dormido.
—Elvis
calzaba el mismo número.
—Me
alegro por él.
Lali
le levantó los pies y los metió en la cama. Entonces se dio cuenta de que
estaba demasiado cerca del borde y que si daba alguna vuelta mientras dormía se
daría de cabeza contra la mesilla de noche e intentó ponerlo en el centro.
—¿Qué
haces? —preguntó al notar que intentaba moverlo.
—Ponerte
de forma que estés más seguro —dijo entre dientes mientras ponía una rodilla en
la cama y empujaba otra vez—. ¡Muévete!
Peter
se movió justo cuando ella empujaba y Lali perdió el equilibrio, se agarró a su
cuerpo y Peter tiró de ella.
—Tengo
que estar despierto dentro de ocho horas —comentó bostezando entre su pelo—.
Quédate.
—Muy
bien. Cáete al suelo. Hazte una herida. No me importa.
Peter
no dijo nada, así que volvió a empujarlo, pero era como intentar mover una
pared. Paró un momento para estudiar la situación. Había algo muy protector en
la forma en que la sujetaba. Tierno.
Empezó
a roncar.
Inmediatamente.
—Está
bien —dijo Lali, y se escurrió hasta poner un pie en el suelo para empujar a
Peter y dejarlo sobre la espalda en el centro de la cama, con lo que consiguió
que dejara de roncar. Después se levantó y lo miró, estaba echado sobre una
horrible colcha, en un dormitorio sencillo y barato, con una luz pésima e
incómoda. Parecía un dios—. No es justo. Al menos podrías babear o algo así.
Peter
volvió a roncar.
—Gracias
—abrió la puerta del closet y encontró una manta doblada en el cajón superior,
encima de una colección de trajes caros—. Eres muy raro —le dijo mientras le
ponía la manta encima—. Este sitio no va para nada con tu estilo.
Peter
respiró con fuerza y Lali observó sus hermosas facciones y sus pestañas, y
pensó: «Podría amarte».
Después
volvió a la realidad. Todas las mujeres en la ciudad pensaban que cuando lo
miraba de esa manera no era porque... «¡A la miércoles!» pensó. Puso los
zapatos donde no pudiera tropezar con ellos, dejó un vaso de agua en la mesita,
se aseguró de que tenía las pastillas a mano y le subió la manta para que no se
enfriara. Luego, sin saber muy bien qué hacer, le dio una palmadita en la
espalda y se fue.
Me encantan!!! Son uno para el otro!! Más!!
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarLo cuida como un bebe! Meencantan en combo!
ResponderEliminarComo lo cuida! Que decepción el apartamento de Peter! Jajaja
ResponderEliminarMe encanto! Espero más
Besos
Disfruta
Estos dos parecen sensibilidad pura-Si ,pero no.
ResponderEliminarEspero k se decidan pronto!!!!
Maaass
ResponderEliminarpensamiento del subconciente de lali: Peter=Elvis, peter es la reencarnacion de Elvis!!! woa!
ResponderEliminarjajajj que cosas piensa mi mente
Gracias por subir el cap!!
Besos
Cual es el nombre de la novela? Me gustaria leerlo dsoues de nuevo:)
ResponderEliminar++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminar@x_ferreyra7
Maaas
ResponderEliminarAl parecer Peter es la reencarnacion de Elvis que La espera jajajajjajajajja
ResponderEliminarLo quiere no puede negarlo mas! Espero el prox. Muackss
Jaja me encantan los capitulos son tan raros los dos, espero el siguiente guapa
ResponderEliminarJo no es justo que todos los capítulos nos dejen con las ganas Jajaja
ResponderEliminarque se decidan ya de una vez. . .son el uno para el otro. . . .
Me encanta está nove
Otroooo, :D
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas.... =D
ResponderEliminarmasss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeee
ResponderEliminarqueremos noveee! Capitulo dobleeee
ResponderEliminarplisss
ResponderEliminarmasssssssssssssssss
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