Capítulo 38

Hola!!! Sí, yo de nuevo por acá!!! :P Les dejo un nuevo capi por un pedido especial ;) y nada espero les guste y les sirva para entender un poco más! Besos y ahora sí, nos leemos mañana!!!!

P.D.: Les cuento que apareció Chari! Acá les dejo su mensaje ;) y Chari, me pone muy feliz que hayas aparecido aunque sea un ratito, estábamos extrañándote y muy preocupadas sin saber de ti!

“Quiero agradecer a todas las chicas k se preocuparon x mi al yo desaparecer GRACIAS. k sepais k estoy bien. CAMI xfa comunicaselo si puedes en el blog y tw para k todas sepan k estoy bien.”

Igual, si puedan lean el post anterior que dejó unos cuantos mensajes más ;)

Twitter: @Caparatodos

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–Me di cuenta una mañana, en el subte de Buenos Aires –sonrió él–. Lamento haber tardado tanto en darme cuenta.

–Pero...

Capítulo 38:

–No quiero que me digas nada. Sólo quiero que te hagas a la idea.

Pero ella era incapaz de pensar con claridad.

–Tengo frío –dijo, temblando.

Él la ayudó con el camisón.

–Una cosa más: cada día estás más hermosa...

Y se lo decía con todo su corazón. Lali lo conocía bien.

–Gracias. –le sonrió y pareció olvidarse de su timidez.

Peter la besó mientras ella se metía en la cama.

–¿Quieres que comamos pasta para cenar? –preguntó él.

–¡Eres tan diferente a Guillermo! ¡Cuando nos separamos, yo tenía una sensación tan grande de fracaso! Si yo hubiera sido lo suficientemente mujer para él, no se habría ido con otras... ¿No? El me decía que yo no era buena en la cama, y que no valía mucho. Y lo peor es que terminé creyéndomelo –ella tragó saliva–. Tú no haces eso, Peter. ¡Tú no eres así! –dijo Lali sin poder evitarlo.

Era la primera vez que daba tanta información sobre su marido.

–¿Crees que no me di cuenta de eso el primer día que hicimos el amor? –preguntó Peter amablemente.

–¿Quieres decir que era tan obvio?

–Era obvio que no me querías cerca de ti. Como me di cuenta de que no me rechazabas, pensé enseguida que la culpa era de Guillermo.

–Terminé odiando hacer el amor con él. Pero sentía que debía hacerlo... A fin de cuentas estábamos casados.

–¿Era violento, te trataba mal?

–Se casó conmigo por mi dinero. Tardé mucho en darme cuenta, porque estaba muy enamorada de él, y no veía la realidad. Es escultor, un muy buen escultor, pero cuando lo conocí era estudiante, y no tenía nada de dinero. Yo tenía el seguro de vida de mi padre, y una tía mayor con dinero, así que pienso que Guillermo se interesó por mí por eso. Aunque siempre me dijo que me amaba, todo el tiempo, y tal vez fuera cierto... Nunca lo sabré. Pero era el dinero lo que le interesaba –le contó con tristeza.

–¿Por qué te divorciaste? –preguntó Peter, tratando de quitar pasión a su tono de voz.

–No podía soportar que estuviese con otras mujeres... Es una historia poco original. Pero me marcó para toda la vida.

–¿Cuánto hace que no lo ves?

–Después de enterarme de lo de Tamara. Con ese nombre tenía que ser así, ¿no? Y me echaba la culpa a mí de que él se hubiera enredado con ella, y de la historia con Malena, y con Sheila, después.

–¿Entonces qué hiciste?

–Finalmente me fui. Dejé de pagar las cuentas y me marché. Y comencé a trabajar en la agencia de viajes. Luego murió mi tía. Y, ¡oh, sorpresa! Guillermo apareció lleno de arrepentimiento, y con un ramo de rosas. Desde entonces, las odio. Son artificiales como él. Lo dejé entrar, como una idiota. No lo sé. Tal vez lo amara todavía. Sé que no me casé con la idea de divorciarme, eso sí –Lali jugó con un hilo suelto de la sábana. Luego siguió hablando–. Tuvimos una pelea, una pelea fuerte, en la que finalmente le dije todo lo que pensaba, y me había guardado durante años. Y entonces le dejé claro que no estaba dispuesta a dejarlo meterse en mi vida, y gastarse mi dinero porque le diera la gana. Perdió el control y me pegó. Entonces apareció la vecina tocando la puerta. Y el estudiante que vivía al otro lado del pasillo, que resultó campeón de lucha libre, se despertó con los gritos y también fue a ver qué pasaba... Todo un espectáculo...

–Me alegro de que tuvieras buenos vecinos –dijo él.

–Pero Guillermo no quería irse. Al final, Manuel, el luchador, tuvo que convencerlo por el método más básico. Vendí el negocio poco después, y a los meses me mudé para seguir el curso de horticultura. Mientras, Guillermo se casaba con una viuda, que coincidía con él en que era un escultor genial y así terminé la historia.

Peter no estaba seguro de que la historia hubiese terminado. Si hubiera terminado, Lali no le habría propuesto el trato. Pero no era el momento de discutirlo. Había habido demasiadas emociones en pocas horas.

–Ahora ya te lo has quitado de encima. Cuando uno es joven, siempre comete errores...

–No todos se casan con esos errores...

El pensó en Jimena. Jamás se habría divorciado de ella, por Milagros, pero él bien sabía lo que había sufrido por los temores de Jimena. Pero ahora lo que importaba era que Lali le había contado con toda su pasión lo infeliz que había sido en su matrimonio.

–Intenta dormir un rato. Y yo asaltaré tu refrigeradora por mientras.

–No sé qué me ha pasado. No hablo nunca de Guillermo.

–Simplemente lo hiciste. Duérmete, Lali.

Torpemente, Lali acomodó las almohadas. Como ruido de fondo se oían los pasos de Peter yendo a la cocina. Nunca le había hablado a Cande sobre su matrimonio. ¿Por qué se lo había contado a Peter?

A Peter, que le había dicho que la amaba, como Guillermo.

Continuará…