Capítulo 41

Hola, hola!!!! Cómo las trata el día?! Disfrutando el sábado supongo! Gracias por tantas palabras lindas!!! Y tantas odiadas jajaajajaj Ya se termina así que pronto sabrán qué pasa con estos dos ;) Besos y les subo de una vez que no sé si más tarde vuelva! Buen finde y hasta mañana!!!

Titel: Te dejo mail que pediste Caparatodos@hotmail.com y sabes que en tw también estoy ;)

Chari: Vi tu Whatsapp en algún blog pero no me deja hablar contigo… me sale que tengo que mandarte solicitud o algo así! Cuando puedas déjame un mail al que pueda escribirte así te mando el mío para que me agregues!!!!

Les quiero compartir esto que leí hace unos días… http://www.facebook.com/photo.php?fbid=570807766282545&set=a.420993497930640.111362.420978121265511&type=1&theater está bueno tomar conciencia para entender a quien lo pasa y, si esa eres tú misma, para recapacitar ;)

Twitter: @Caparatodos

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En ese momento entendía por qué se había culpado también de su caída. Por lo menos había tratado de tranquilizarlo en ese sentido; algo había hecho bien, pero sólo eso.

Capítulo 41:

–Pero seguramente tú sabrás todo esto por Peter ya.

–N... No –dijo Lali.

–¡Ah! Pensé que ustedes habían tenido... ¿cómo diría? una relación bastante íntima.

Lali se puso colorada. Unos ojos, como los de Peter, la miraban fijamente.

–No sabía que se culpaba del accidente.

–¿Y te habría importado de haberlo sabido?

Peter había perdido una hija. Y Lali, alejándolo, e impidiéndole que tuviera algo que ver con ella, le quitaba otro hijo. Eso era algo que le había rondado en la cabeza desde que él le había hablado de Milagros, pero no había sido consciente hasta ese momento.

Lali sintió ganas de hundir su cabeza y llorar.

–Sí me hubiera importado –contestó con un nudo en la garganta.

Claudia asintió con la cabeza para sí misma

–Sentémonos y tomemos el té –. Lali se sentó en el sillón más cercano; Claudia se colocó al otro lado de la chimenea y sirvió el té en un delicado juego de porcelana china–. Tengo que confesarte algo, Lali. Estoy haciendo algo inconsciente esta tarde... Estoy interfiriendo en la vida de mi hijo sin su consentimiento y sin que lo sepa siquiera.

Lali tomó un trozo de bizcocho, que estaba delicioso, y que seguramente tenía muchas calorías, y esperó. El bebé le daba patadas, no más de las que se merecía, pensó.

–Desde el primer día que los vi juntos en mi casa, supe que había algo entre ustedes. El día del concierto fue la confirmación. Y empecé a sospechar que Peter era el padre de tu hijo. El mes pasado descubrí que así era. Pensé que él debía casarse contigo, pero él me dijo que no querías casarte con él. ¿Es verdad?

–Sí, es cierto.

–Vino a verme antes de irse de Rosario la semana pasada. Estaba igual de mal que los días siguientes al accidente, y eso me decidió a invitarte a tomar el té. Supongo que pensarás que soy una vieja entrometida, Lali, pero comprenderás que estamos hablando del futuro de mi nieto. Todavía extraño a Milagros, y me haría muy feliz tener un nieto. Entonces dime, ¿estás enamorada de otra persona?

–No.

–Ni estás enamorada de mi hijo...

Lali dejó la taza sobre el plato encima de la mesa de madera.

–Peter no me dijo que usted sabía que él era el padre de mi hijo.

–Supongo que habrá pensado que era un arma sucia.

–Usted sería una suegra maravillosa –dijo Lali, como excusándose.

–Déjame que te diga algo. Jimena era una mujer muy dulce, pero era tímida y retraída, y no tenía el más mínimo deseo de aventura en la vida. A medida que pasaba el tiempo veía que Peter iba restringiendo su apetito por la vida, y su pasión, para acomodarse al mundo de Jimena, que era más limitado que el de él. Por favor, no me malinterpretes. El nunca se quejó. Y siempre fue muy fiel y leal... Y aunque lo dudes, yo nunca me metí en su relación, en la habitación o fuera de ella. El amaba a Milagros, por supuesto, con toda el alma.

Entonces Lali recordó el primer día que habían hecho el amor, cómo él había contenido sus deseos para que ella se sintiera cómoda y perdiera el miedo... Y le había dicho después que se había imaginado la historia de Guillermo por su actitud ese día... Sin embargo ella no le había preguntado dónde había aprendido ese nivel de autocontrol...

Había estado muy centrada en sí misma.

«Quiero hacer el amor con él nuevamente», pensó. Quiero darle tanto como él me dio a mí...

–¿Lali, estás bien?

Lali se aferré al reposa–brazos del sillón.

–Peter dijo que yo debía volver a ver a Guillermo. Pero no entiendo qué sentido tiene.

–¿Un escultor? ¿Cuál es su apellido?

–Guillermo Dumas. Está en Rosario ahora, por lo que me han dicho. La semana pasada fue muy placentera, señora Molinari...

–Claudia, llámame Claudia.

–Voy a tener al niño de aquí a cuatro semanas, y la idea de casarme con Peter... ¡No puedo! ¡No podría soportar cometer otro error!

–No amas a Peter.

–¿Amarlo? Amé a Guillermo, y él decía que me amaba, y mire lo que pasó. Peter dice que me ama, pero no puedo confiar en sus palabras.

–Tienes que confiar en ti primero.

–Supongo que sí –dijo Lali, con el sentimiento de que algo muy profundo de su ser acababa de salir a la luz.

–Para ser sincera, Lali, te he invitado para ver con mis propios ojos lo que estaba sucediendo. Me caes bien. Desde el primer momento en que te vi. Eres capaz y aprovechas la vida. Cualquier persona que juega al tenis y lleva su propio negocio, en mi opinión, es una persona que asume riesgos. Me gustaría mucho que fueras mi nuera. Pero si eso no puede ser, y yo no puedo hacer nada para que ocurra, eso está claro, espero que me dejes ocupar un pequeño lugar en la vida de tu hijo.

–Me gustaría mucho.

Continuará…