Capítulo 7

Holillas!!! Cómo les va?! Qué tal llevan/llevaron el día??? Espero que bien y haya sido bueno! Les dejo un nuevo capítulo y las gracias por leer la nove!!!! De verdad, gracias por engancharse y querer más ;) Un beso y nos leemos mañana!!!!

Nueva nove Laliter en: http://takemeawaylaliter.blogspot.com ;)

Beth: Uhhh no te creo?! :O ayyy pobre! Espero que ya estés mejor… ahora si tienes que cuidarte mucho, no es cualquier cosa y sobre todo recuperarte bien así no te salen más cosas del accidente ni de nada eh! Y por leer no te preocupes! Es más no leas por unos días, desconéctate así estas 0km de nuevo ;) besos y CUIDATE!

Twitter: @Caparatodos

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Cuando comenzó a reír, las carcajadas surgieron de él como un súbito estallido de alegría. De cerca, incluso era más atractivo que de lejos. Había oído que era una oveja negra y un sinvergüenza. Pero al contemplar el tono de su piel, el pelo castaño, la risa que brotaba de sus ojos; no tuvo más remedio que olvidarse de todo aquello. Por alguna razón que no lograba explicar, confiaba en él.

Capítulo 7:

—El barco está en puerto. Pasé más de una semana en el mar, ¿no te parece que me merezco un descanso? Dale, dime por qué no estabas en el colegio.

—No lo sé, nunca había faltado al colegio porque sí. Tuve una mañana terrible. Primero se me pegaron las sábanas, no tuve tiempo para desayunar y mis tareas se volaron. Cuando me preguntaste si quería dar una vuelta no se me ocurrió ninguna razón para negarme.

—Yo pensé que lo harías. Bueno, la verdad es que estaba completamente seguro de que dirías que no.

—¿Por qué?

—Por favor, Lali. Las chicas como tú no salen con chicos como yo, lo sabes perfectamente. ¿O no te enteraste? Soy el que dejó el colegio, un sinvergüenza que siempre se mete en líos y tú eres la hija del alcalde.

—¿Intentas asustarme?

—No, nada de eso. Si supieras lo mucho que deseo poder sentarme a hablar contigo no pensarías eso.

—¿Mucho? ¿Cuánto?

—Desde hace un par de años, aunque no sé por qué te cuento esto.

Peter tiró una piedrita al agua. Volvió a reír y le guiñó un ojo.

—Lali, si supieras la cara que pones. Parece que no puedes descifrar si miento o no. Te aseguro que es cierto.

—¿Por qué me estás contando esto, Peter?

Se sentía atraída por su sinceridad. Estaba segura de que hablaba en serio. Parecía que Peter tenía la capacidad de hablar con el corazón en la mano.

—Porque quiero besarte —dijo él sin sonreír.

Lali lo miró y reconoció las emociones que crecían en su interior. Había pasión, pero también un humor amargo y una burla de sí mismo.

—Entonces hazlo —murmuró ella.

Peter abrió mucho los ojos, pero la sonrisa volvió a sus labios. Se acercó a ella y le puso las manos sobre los hombros con cuidado antes de besarla. El contacto fue dulce, suave y terminó al segundo. Peter se alejó, le agarró la cara entre las manos y le sonrió.

—Peter Lanzani, estoy segura de que sabes besar mucho mejor —lo desafió ella sin pararse a pensar de dónde sacaba valor.

Lali tenía diecisiete años, pero su experiencia con el sexo opuesto era muy limitada. Había besado a varios chicos y había descubierto que la experiencia, aún siendo placentera, estaba muy lejos de ser apasionada. Sin embargo, de alguna manera sabía que Peter no iba a ser como los demás.

Peter volvió a besarla. Lali se quedó sin aliento cuando él le introdujo la lengua en la boca y rodeó su lengua en una serie de caricias eróticas. Se abrazó a él dejándose llevar por las nuevas sensaciones que nacían en sus entrañas. Lali dibujó el contorno de sus labios con la lengua y él gimió. Atrapó aquella lengua con los dientes para luego soltarla y profundizar el beso.

Lali sintió que el mundo giraba a su alrededor, no quería detenerse pero fue Peter quien interrumpió el abrazo. Se miraron sonriéndose con los ojos como si algo increíble y especial acabara de suceder.

Así comenzó todo. Durante una temporada fue increíblemente especial. Lali tenía una educación demasiado estricta como para faltar al colegio otra vez, pero los dos se las ingeniaban para encontrar el tiempo y pasar unas cuantas horas juntos todas las tardes. Pasaban aquel tiempo besándose, riendo y conversando.

—¿Qué piensas hacer cuando termines el colegio? —preguntó Peter una tarde, después de arrancar una margarita y entregársela.

—Me tienes que prometer que no te vas a reír.

Peter se lo juró mientras ella olía la flor.

—Quiero ser artista. Ya sé que suena tonto. Sólo soy una chica de pueblo que no sabe qué es el verdadero arte. Pero guardo montones de apuntes y de cuadros en mi cuarto. Lo que más deseo es poder ir a la escuela superior de arte.

—No me parece que sea ninguna tontería.

A Lali le pareció que Peter estaba ofendido. Pensó por un momento si no sería debido a que no lo había incluido en sus planes.

—Me gustaría ver tus trabajos alguna vez.

Peter sonrió y el gesto de ofensa que ella había creído ver desapareció. Lo abrazó impulsivamente, sin pensar en contenerse.

—Nunca se lo había contado a nadie —confesó ella—. ¿Qué haría yo sin ti?

Al día siguiente le llevó varios bocetos y se sonrojó cuando él halagó su talento. Peter se lanzaba con entusiasmo a la vida y ella era una parte muy importante. Sus besos se hicieron más ardientes cuando se conocieron mejor, pero Peter nunca la presionó para que hicieran el amor. Para Lali, cada día con él era un tesoro que guardaba en sus recuerdos para luego volver a vivirlo. Se negaba a pensar en nada que pudiera afectar su creciente relación, pero la mortificaba el hecho de que Peter sólo pareciera vivir el presente.

—No puedes pasarte la vida pescando —se atrevió a decirle una tarde mientras contemplaban la puesta del sol.

—Nunca he dicho que sea mi intención.

—Pero es que nunca hablas sobre el futuro —insistió ella, sabiendo que Peter quería evitar el tema.

—Si lo hiciera, te asustarías.

Peter acababa de ponerle fin a la conversación tocando un punto para el que ella no estaba preparada. Él pensaba en un futuro juntos y Lali no deseaba pensar más allá de aquel instante. Siempre había evitado pensar en la razón por la que no podían tener un futuro, la misma por la que se veían en secreto, lejos de los ojos de la gente. Aun así, Lali no podía engañarse a sí misma. Los chismes podrían fin a su relación clandestina si su padre, Carlos Espósito, se enteraba de que existía.

Continuará…