Capítulo 13

Hola, hola!!! ¿Cómo están, chicuelas? Espero que bien y terminando la semana mejor para arrancar a full con el finde!  :) Nos leemos mañana! Lean, firmen y que no decaiga eh! Un beso a todas y que disfruten de los días de relax... o no tanto! jajaja
 

Twitter: @Caparatodos

____________________________________________________

Lali vio cómo le dirigía a la supermodelo una lenta mirada pensada para que se derritiera. Ella rechazaría aquella obvia manipulación sexual, pero para su disgusto, sintió un nudo en el estómago ante la patente sexualidad de su rostro.

¿Qué se sentiría al ser objeto de deseo de aquel hombre?

Capítulo 13:

–Peter tiene pensado adoptar a la niña –dijo Lali con una frialdad que no sentía para librarse de aquella tormenta emocional no deseada.

Natalia se quedó mirando al bebé que tenía en brazos antes de levantar la cabeza hacia su prometido.

–¿A esta niña? ¿Por qué?

–¿No te contó que le dije que necesitaba una esposa para adoptarla? –Lali fue incapaz de quedarse callada. Sentía lástima por la joven. Peter no había tenido en cuenta los deseos de Natalia. Había dado por hecho que caería rendida a sus pies con lo que él dijera.

Natalia lo miró fijamente.

–Me preguntaste si quería tener hijos –murmuró frunciendo el ceño–. Hablabas de esta bebé.

–Natalia…

Ella levantó la mano e interrumpió lo que Peter estaba a punto de decir. Se acercó a Lali en dos pasos y le puso a la niña en brazos. La pequeña empezó a llorar y Lali se quedó paralizada. Se quedó mirando su carita roja y arrugada y el pánico se apoderó de ella.

¿Qué se suponía que debía hacer ahora?

A lo lejos, escuchó a Natalia diciéndole algo a Peter en tono enfadado, pero no estaba en condiciones de escuchar. Acarició a la bebé con mano temblorosa. El llanto continuó. Le dio unos torpes golpecitos en la espalda y luego la acunó un poco. Se hizo una pausa. La beba abrió los ojos, que eran oscuros como la noche. Lali se quedó mirándola hipnotizada.

–Tienes que sujetarle el cuello.

La voz llegó desde lejos. Una mano con un radiante diamante apareció delante de Lali.

–Así –le dijo Natalia agarrándole la mano con la suya.

Lali la miró.

–Gracias.

Pero Natalia ya se había dado la vuelta para enfrentarse a Peter.

–¿Por qué esta bebé? –dijo la modelo, enfrentándolo–. ¿Es hija tuya?

–Natalia…

–¡Contéstame!

–No, es hija de Agustín –intervino Lali.

Los ojos de Natalia reflejaban confusión.

–¿Y dónde está Agustín? –se giró hacia Peter–. ¿Y por qué estás hablando de adoptar a la hija de tu hermano?

–Porque Agustín y su esposa decidieron ya no adoptar a la niña. Es de mi sangre. ¿Cómo voy a dejar que se vaya con unos desconocidos?

Natalia volvió a mirar a Lali.

–Y tú eres su mamá, ¿no es así? No tu hermana.

Lali meció un poco más a la bebé.

–Se suponía que la mamá era Candela. Yo solo soy la madre de alquiler.

No pudo evitar sentir una punzada de traición.

–¿Solo la llevaste dentro?

Lali se movió incómoda.

–Los óvulos también son míos.

–Entonces es tu hija –atajó la mujer.

Lali volvió a moverse. La niña sollozó. Ah no, otra vez se iba a poner a llorar. Entonces la meció un poco más fuerte y los sollozos disminuyeron.

–Biológicamente, sí. Legalmente, sí. Moralmente, no.

Natalia la miró por un rato largo por encima de la cabeza de la niña y luego volvió su mirada a Peter.

–Tendrías que habérmelo dicho. Me hiciste creer que querías tener un hijo conmigo.

–¿Cuál es la diferencia?

–Mucha. En estos momentos tengo mucho trabajo pero podría darme un respiro para tener un hijo. Un hijo tuyo y mío.

–¿Pero no lo harías la beba?

Natalia parecía atormentada.

–Esto no es justo –incapaz de seguir callada, Lali se levantó en defensa de la muchacha. La beba se puso tensa en sus brazos.

–Ya has causado bastantes problemas. No te metas en esto –le dijo Peter.

–Ella tiene razón. No estás siendo justo. Y no pienso hacer esto –Natalia se estaba quitando el enorme anillo del dedo.

–Espera…

–No, esto no funcionaría. Pensé que me querías, que hablabas de tener un hijo conmigo. Pero me estabas utilizando –los ojos verdes de Natalia echaban chispas. Le lanzó el anillo con dedos temblorosos–. Toma esto.

Con le niña acurrucada sobre su pecho, Lali volvió a la silla y trató de hacerse invisible. Le resultaba incómodo ver el dolor en los ojos llorosos de Natalia. Había dolor, rabia… y algo más que hizo que Lali se estremeciera.

Le asombró darse cuenta de que la modela amaba al hombre que tenía al frente. La revelación hizo que se sintiera furiosa. Pobre Natalia, qué ciega había estado.

Porque había que estar muy ciega para enamorarse de Juan Pedro Lanzani. La imagen que se estaba desarrollando frente a ella le recordaba antiguos dolores y humillaciones que Lali creía ya olvidados. Nunca volvería a sentir algo así por ningún hombre. Y menos por un hombre como Peter.

Natalia tiró la cabeza hacia atrás. La melena oscura le brilló como la seda bajo la luz.

–A mí nadie me utiliza.

Peter no respondió. Se limitó a quedarse mirando a la mujer a la que acababa de presentar como su prometida.

–¡Ah, bueno! Ni siquiera eres capa de negarlo. Siento lástima por ti, Peter. No reconoces la importancia del amor. Pero algún día te enamorarás de alguien de verdad y esa mujer te romperá el corazón como tú rompiste el mío –la modelo se secó las lágrimas y estiró su cuerpo–. No vale la pena ni llorar por ti.

Continuará…