Capítulo 28

Hola!!!! ¿Qué tal estuvo su día? Espero que bien y ya listas para aprovechar el fin de semana!!! Gracias por sus comentarios, por leer y coparse con la historia! :D Me encanta que les guste!!!! Besos y mañana nos leemos!

Twitter: @Caparatodos

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La música le recorrió los sentidos. Trató de centrarse únicamente en ella. Pero no funcionó. Abrió los ojos y se encontró con la mirada de Peter clavada en ella. El corazón le dio un vuelco. Cuando él le acarició la cara, Lali bajó los ojos y suspiró suavemente.

Capítulo 28:

Para sorpresa de Peter, le temblaba la mano que acarició la cara de Lali. Se sentía preso de unas emociones tan fuertes e intensas que no sabía qué querían decir. Lo único que sabía era que quería besarla.

Le quitó los lentes con mucho cuidado y los dejó sobre la mesita que tenía al lado. Luego, moviéndose muy despacio, se inclinó hacia adelante. Cerró los labios sobre los suyos. Saboreó sus labios y luego la besó con más pasión. Ella exhaló un suspiro ronco y se relajó en el sillón.

El deseo se apoderó de Peter.

El corazón le latió con fuerza mientras deslizaba su cuerpo sobre el suyo en el sillón de cuero negro y movía la cabeza para sellar sus bocas. Debajo de él, Lali resultaba suave e increíblemente femenina. Le devoró la boca sin dejar de sostenerle la cabeza. Podía sentir su corazón latiendo con fuerza contra su pecho y supo que ella sentía lo mismo.

Peter dejó de besarla y le deslizó los labios por el cuello, trazando el escote de su vestido con la boca hasta que se detuvo en la hendidura que separaba sus senos.

Lali se estremeció y él reaccionó.

Le colocó el muslo entre los muslos, levantándole el vestido con el movimiento. La tentación era demasiado poderosa. Le acarició con la mano la suave piel de la parte interior del muslo hasta dar con el encaje de su ropa interior. Deslizó los dedos bajo el encaje. Alzó la cabeza y la observó mientras se acercaba cada vez más.

Lali respiraba agitadamente, jadeando. Peter la tocó. Ya estaba húmeda y lista. Arqueó la espalda y cerró los ojos. Ahora le tocó a Peter el turno de gemir. Retiró la mano y se levantó del sillón, de forma que se quedó agachado a su lado.

–¿Por qué te detienes? –susurró ella con los ojos todavía cerrados.

–¿Quieres que siga?

Lali entreabrió los ojos y le lanzó una mirada fulminante a través de las oscuras pestañas.

–¡Sí!

Peter la tomó en brazos y la levantó con un único y suave movimiento. Ella se agarró de sus hombros.

–¿Qué estás haciendo?

–Llevarte a un sitio más cómodo –murmuró él inclinando la cabeza y lamiéndole la oreja.

El gemido de Lali sonó en esta ocasión salvaje.

Una vez bajo la luz tenue del dormitorio la dejó sobre el piso alfombrado y le bajó el cierre del vestido. Se lo quitó y la dejó sobre la cama. Él se sacó la camisa y el pantalón en tiempo récord. Un instante después, vestido únicamente con un bóxer, se unió a ella en la cama.

Lali solo tenía puesta la ropa interior de encaje negro.

Tumbada sobre la seda roja de la colcha, con el cabello castaño y la piel blanca, tenía un aspecto provocativo y sensual.

El corte bajo del perverso sostén revelaba unas curvas que Peter no sabía que poseía. Hasta ahora. Le trazó la curva de la cintura y de las caderas. Le puso la mano sobre la redondez del trasero y luego le acarició la espina dorsal. Tenía la piel de seda. Tocarla lo excitaba.

–Eres preciosa.

Los ojos de Lali brillaron durante un instante con incertidumbre.

–No soy ninguna supermodelo. Tú has salido con…

–Shh –Peter le puso el dedo índice en los labios para silenciarla–. Ahora solo estás tú. Nadie más.

Le acarició el vientre en el que tan solo unas semanas atrás había descansado un bebé. Los sentimientos que lo embargaron eran demasiado complejos como para ponerles nombre. Lo único que sabía era que en medio de aquel cóctel había agradecimiento. Inclinó la cabeza para besarle el vientre, rindiendo homenaje a su fertilidad y su feminidad.

Luego le deslizó una mano por detrás, le desabrochó el sostén y le retiró el encaje. Peter contuvo el aliento. Lali tenía los senos llenos y altos. Los pezones sobresalían orgullosos. Se los acarició con reverencia.

El dedo índice de Peter recorrió sus pechos. Aquello era vida. La esencia de la feminidad, y el alimento de Paz. A la vez, las manos de Lali estaban ahora sobre su cuerpo, acariciándole el pecho desde los hombros hasta los brazos con delicadeza.

Peter fue consciente al instante de cómo respondía su cuerpo a sus caricias. Estaba duro y tembloroso. Lali le colocó las manos en las caderas y le bajó la única prenda que quedaba sobre su cuerpo. Cuando se reveló su total erección, escuchó cómo ella contenía la respiración.

Peter echó la cabeza hacia atrás. Lali tenía dedos seguros e inteligentes. Le acariciaba de una manera que lo estaba volviendo loco. Cuando no pudo seguir soportándolo se dejó caer sobre la cama y la atrajo hacia él. Le quitó la ropa interior y deslizó con facilidad dos dedos en su húmedo calor, buscando la mejor forma de darle placer.

Cuando vio que Lali respiraba con jadeos y tenía los ojos salvajes se colocó sobre ella. Entró en su cuerpo con cuidado y luego se retiró. Volvió a entrar y se alejó.

Ella le rodeó la espalda con los brazos y le clavó los dedos en las nalgas.

–No te vayas –le suplicó–.Quédate conmigo.

–Muéstrame qué quieres –le pidió Peter sintiendo un renovado arrebato de pasión.

Lali no vaciló. En cuestión de minutos hizo añicos el control de Peter, que sintió cómo se iba.

Cuando el cuerpo de Lali apretó el suyo experimentó el primer estremecimiento. Se arqueó debajo de él, retorciéndose, y Peter no pudo seguir aguantando cuando el placer los inundó a ambos en un subibaja de sensaciones.

Continuará…