Capítulo 20

Hola!!!! ¿Cómo están, chicas? Espero que todo bien y ya arrancando a disfrutar el finde :D Gracias por sus comentarios, son lo más y me alegro que les guste la nove! Nos leemos mañana, que tengan linda noche! Besos

Twitter: @Caparatodos

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Lali se quedó paralizada. ¿A que venía aquel brillo triunfal? ¿Acaso estaba siendo manipulada por un experto en la materia? Peter sería el primer beneficiado si ella rechazaba a todas las familias.

Capítulo 20:

Ladeó la cabeza y lo observó, resistiéndose al magnético tirón de aquel labio inferior tan sexy, a los lunares que adornaban su cara y los claros y penetrantes ojos.

–¿No me vas a preguntar si no voy a cambiar de opinión y voy a hacerme cargo de Paz?

–Sé que no lo harás.

La rapidez de su respuesta la tomó por sorpresa.

–¿Por qué estás tan seguro?

Peter entrecerró los ojos.

–No estás hecha para la maternidad –se encogió de hombros–. Algunas mujeres no lo están.

Lali se puso tensa. Los momentos de comprensión que habían compartido mientras ponían el árbol se evaporaron. ¿Cómo se atrevía a juzgarla cuando ni siquiera la conocía? Pero contuvo su sentimiento de furia.

–¿Qué se supone que quiere decir eso? –bajo aquella pregunta había todo un océano de silencioso dolor.

Peter parecía sorprendido ante el desafío.

–Que tu trabajo es demasiado importante. Que tienes otras prioridades –volvió a encogerse de hombros–. No es tan raro no querer ser madre. He conocido a otras mujeres como tú.

¿Y se habría equivocado tanto respecto a sus razones como con ella?

–Estoy empezando a pensar que Natalia ha tenido suerte de escapar –murmuró apretando los labios.

Peter puso los ojos en blanco y miró hacia el techo. Luego agarró la última carpeta.

–Veamos si esta pareja es más acorde que las demás.

Lali respiró con fuerza. Esta vez estaba decidida a abrir la primera página y enamorarse de la familia que apareciera. Esta sería la escogida. Entonces la búsqueda terminaría y Peter tendría que vivir con la decisión que tomara.

Pero no sucedió así. El texto que acompañaba a la foto indicaba que la pareja no tenía más hijos. Y querían una adopción cerrada. Aquello afectó a Lali inesperadamente. Demasiado.

Por primera vez imaginó lo que sería no volver a ver nunca a Paz, o al menos hasta que fuera grande y pudiera pedir legalmente información sobre la identidad legal de su madre biológica. No sabría el color de los ojos que tendría la niña. No sabría cómo le había ido en su primer día de colegio. Nunca vería las fotos de sus logros.

Lali no se había detenido a pensar hasta aquel momento el consuelo que suponía para ella una adopción abierta. No necesitaba seguir leyendo.

–No.

En medio del silencio, el sonido de la carpeta al caer sobre la mesita auxiliar sonó muy fuerte. Lali dio un salto.

–A este paso no vas a encontrar familia para Paz –Peter sonaba algo presumido–. Tal vez yo termine siendo la única opción.

–¡Nunca! –prometió Lali. Él no era una opción.

–Nunca es mucho tiempo –se burló Peter.

–Le diré a Lucía que me traiga más perfiles.

–¿Y cuando todas las familias se queden cortas ante tus rigurosas demandas qué pasará?

¿Tendría razón Peter? ¿Estaría poniendo los estándares demasiado altos? Lali alejó la vista y observó la montaña de carpetas con gesto pensativo. Pero entonces desechó la idea. No, sabía perfectamente qué clase de padres quería para Paz. Estaban allí, en alguna parte.

Aspiró con fuerza el aire, se subió los lentes y miró otra vez a Peter.

–Encontraré una familia. Y será perfecta para ella.

En lugar de su habitual arrogancia, Lali distinguió un brillo de simpatía en sus ojos. Peter sacudió lentamente la cabeza.

–No vas a encontrar lo que buscas. Te conozco, Lali. Mejor que tú misma.

Ella rechazó aquello al instante.

–Estás loco –dijo.

Pero en lugar de enojarse, Peter comenzó a reír mostrando una hilera de deslumbrantes dientes blancos.

–Hoy es el quinto día. ¿De verdad crees que vas a encontrar una familia antes de Navidad con esa actitud?

Lali sabía mejor que nadie que el tiempo era la cuestión. Peter tenía razón. Si seguía buscando fallos en todas las familias solo conseguiría retrasar la ida de Paz. Pero por otro lado era casi Navidad… ¿Cómo iba a dejar ir a la bebé antes de Navidad? Se detuvo. Antes de que pudiera impedirlo, su mente había tomado un camino prohibido. La angustia que esperaba sentir no apareció. Sí, ¿por qué no? Lali tomó una decisión.

–No tengo por qué encontrarle una familia antes de Navidad. Voy a esperar hasta después de las vacaciones, así Paz podrá pasar su primera Navidad aquí.

Continuará…