Capítulo 11

Hola de nuevo!!!! ¿Cómo las va tratando el domingo? Ojalá que todo bien y aprovechando las últimas horas antes de empezar la semana ;) Gracias por leer y estar ahí en la maratón! Nos leemos en un rato!!!!! +35

Twitter: @Caparatodos

____________________________________________________

El problema era que Peter no quería seguir siendo la mano derecha de nadie. Era bueno, estaba preparado y le sobraba perseverancia. Pero en la Corporación Lanzani solo podía haber un hombre a la cabeza, y el puesto estaba cubierto. Él tenía ideas. Planes para el futuro que, probablemente, no coincidían con los de su padre. Y el momento de llevarlos a cabo se acercaba.

Capítulo 11:

Daniela y él habían discutido sobre sus comentarios durante casi una hora. De todas maneras, al final, Peter había tratado de hacer las paces. No quería pasarse la noche entera peleando, sobre todo porque no iban a verse por un par de semanas.

-¿Sabes qué? –le había dicho, acercándose a ella para abrazarla-. Cuando termine la cena, compraré una botella de champagne camino a casa. Podemos armarnos una celebración privada.

-Ay, lindo, me tientas –dijo ella, besándole afectuosamente la mejilla-. Pero me provoca… ¿Cómo se dice? Vivir la vida esta noche. Creo que llamaré a Jimena. Está en Buenos Aires para unas vacaciones relámpago. Te acuerdas de Jimena, ¿no? La conociste en Brasil, la noche que fuimos a la inauguración del bar… -su voz se fue apagando mientras se dirigía hacia el baño, llevando en las manos su enorme bolsa de maquillaje.

Esa noche, Daniela no volvió al departamento de Peter hasta las cinco, solo media hora antes de la que él solía despertarse para comenzar su entrenamiento diario. Entró por su cuenta con la llave que le había dado y se desmayó sobre su cama, encima de las sábanas, roncando, con los tacos puestos. Peter no se molestó en despertarla y, para cuando él regresó de trabajar, ya se había ido, camino de Nueva York.

Probablemente, esa fuera la segunda señal de que algunos problemas se acercaban.

No supo nada de Daniela durante los siguientes cuatro días. Al principio, pensó que estaría ocupada con la grabación de video musical pero, cuando no devolvió ninguna de sus llamadas ni respondió a los mensajes de texto que le mandó, empezó a preocuparse. Sabía que, de vez en cuando, salía de fiesta con sus amigos, y Peter comenzó a imaginarse a esas estrellas de Hollywood que se convertían en las protagonistas de una de esas trágicas historias que invadían las primeras planas. La supermodelo que tomó demasiado y murió cuando, al entrar en el baño del hotel, su estuche de maquillaje de cinco toneladas le cayó sobre la cabeza.

Cuatro noches después de su partida, obtuvo finalmente una respuesta.

Vía Twitter.

@p_lanzani Lo siento, lo nuestro no iba a funcionar. Estoy tomándome unos días de descanso en California con alguien que conocí. Eres muy dulce pero hablas demasiado sobre computadoras.

Peter tuvo que reconocer que requería habilidad –además de no tener corazón y de abusar seriamente del lenguaje- terminar con alguien, utilizando menos de 140 caracteres. Ni siquiera tuvo la decencia de mandarle un mensaje privado; no, se había limitado a publicar esa tontería a la que cualquiera tenía acceso en Twitter. Pero eso no fue lo peor de todo.

Veinte minutos después, Daniela publicó otro tweet, en esta oportunidad con el enlace a un video donde se le veía, teniendo relaciones con un reconocido cantante, en un jacuzzi.

¡Ah bueno!

Peter se sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago al ver el video. Sabía que tenían problemas pero lo que Daniela había hecho era tan… insensible. Sobre todo porque se las había ingeniado para hacerle quedar como un completo idiota. Ya podía ver los titulares:

¡¡¡ARDIENTE ESCÁNDALO EN LA SAUNA!!!

Supermodelo engaña a Heredero Billonario

Peter trabajaba con computadoras y sabía lo que sucedía; el video se extendería como un virus en cuestión de minutos. Entre la supermodelo en bikini, la súper estrella, y el hecho de que el video resultaba incluso cinematográficamente agradable, con la vista panorámica de Hollywood en un segundo plano, todo el mundo lo vería.

Por encima de su cadáver.

Peter buscó una botella de whisky del bar que tenía en su escritorio y tomó un trago. Y luego otros cuatro, por si acaso.

Un pensamiento siguió pasándole por la cabeza.

Maldita Daniela.

Puede que él no fuese una estrella del rock, el presidente de una corporación millonaria, o la portada de las principales revistas; pero tampoco era un don nadie. Él era Juan Pedro Lanzani, y era un Dios de la tecnología. Su especialidad era la seguridad en la red, ¡Por Dios! podía bloquear Twitter, borrar los tweets de Daniela y el video del sitio, y nadie jamás se enteraría.

Y habría logrado su objetivo si se hubiera detenido ahí.

Pero en algún punto del camino, mientras permanecía sentado delante de su computadora con un vaso en la mano, ebrio y furioso, mirando ese tweet –ese estúpido fue-divertido-mientras-duró-pero-jódete-vía-Twitter- había tenido un momento de lucidez inducida por el whisky. Entendió que el verdadero problema se encontraba en la propia red social, la permanencia de un mundo en el que la gente se había vuelto tan completamente antisocial que creía que las rupturas de 140 caracteres eran aceptables.

Así que cerró el sitio por completo.

En realidad, no resultó muy difícil. Al menos, para él. Todo lo que necesitó fue un virus informático inteligente y unas cincuenta mil computadoras infectadas, y estuvo listo para comenzar.

¡Tomen esa, twitteros!

Tras haber hecho caer la web, decidió relajarse. Metió su laptop, el pasaporte y poca ropa en una mochila, compró un vuelo nocturno hasta Jamaica, y procedió a ponerse hasta el cuello de alcohol barato durante los siguientes dos días.

-¿Por qué Jamaica? –le había preguntado Eugenia durante el shock que siguió a su arresto.

-Parecía un sitio al que uno puede ir sin que le hagan preguntas –le había explicado con un encogimiento de hombros.

Y, de hecho, lo era. En Jamaica nadie sabía, ni le importaba, quién era él. No era el tipo al que había engañado su ex-novia supermodelo. No era un heredero, un genio de la tecnología, un hombre de negocios, un hijo, o un hermano. No era nadie y disfrutó de cada una de aquellas cuarenta y ocho horas de anonimato –ser el hijo de un empresario lo había privado de su libertad hacía mucho tiempo.

Continuará…