Hola, hola!!!!!! ¿Qué tal el día por sus lares,
muchachas? Espero que todo bien y disfrutando el domingo como quiera que lo
pasen pero descansando y recargando energias ;) Mañana nos leemos de nuevo y
por partida doble :D Besos y que empiecen bien la semana!!!!
¡¡¡¡¡¡¡FELLIZ
DÍA DE LA MADRE!!!!!!!!! Para todas las
mamás de Argentina y que hoy celebren el día!!!
Twitter:
@Caparatodos
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-Me acompañó a casa y me besó una vez, hace siglos. Es
más, apenas recuerdo esa noche.
Cande arqueó una ceja, suspicaz.
-Hay ciertas cosas que una nunca olvida, La. Y una de
ellas es el beso del hombre indicado.
Capítulo 21:
Al regresar a su departamento esa noche, Lali dejó caer
el maletín sobre el sillón de la sala y se desabrochó el saco camino a su
habitación. Mientras se acercaba al armario del corredor para colgar el abrigo,
las palabras de Cande resonaron en su mente.
Hay
ciertas cosas que una nunca olvida, La. Y una de ellas es el beso del hombre indicado.
La idea resultaba un poco sentimental para su gusto.
Era un mujer adulta. Tenía treinta y dos años, no trece.
A Labogada Lali no le temblaban las
piernas por un mísero beso, sin importar lo irritantemente encantador que Juan
Pedro Lanzani se hubiera mostrado esa noche.
Aún así… Sus ojos se posaron instintivamente en el
estante superior del armario.
Arrinconada, casi al fondo, había una vieja caja de
zapatos que había guardado durante años. El día que se mudaron juntos a Rosario,
Javier le preguntó qué contenía.
-Solo unas cartas antiguas que mi mamá me mandó mientras
estaba en la universidad –le dijo, mintiéndole seguramente por primera y última
vez en todo el tiempo que habían salido juntos.
Estirándose, Lali alcanzó la caja y le quitó la tapa. Dentro
estaba la camisa azul marino que Peter le había prestado hace diez años.
Deslizó los dedos por el cuello, recordando el momento en
que él se la había dado. El leve cosquilleo que había sentido en el estómago
cuando él le había rozado la nuca.
Ok, de acuerdo. Puede que sí recordara unos cuantos
pequeños detalles de esa noche.
Lali sacudió la cabeza, deseando poder reírse de sí
misma, mientras contemplaba la camisa.
Era tan… absurdo. Se trataba de una camisa. En serio, no
tenía la menor idea de por qué la había guardado durante todo ese tiempo. Se
había trasladado de Mendoza a Rosario y, luego, a otro departamento cuando Javier
y ella habían decidido vivir juntos. Y, en cada ocasión, había considerado el
deshacerse de ella. Pero algo se lo impedía.
“Te
vi reír con tus amigos y tu sonrisa me cautivó en el acto.”
Entre Peter y ella había surgido una química enorme,
tanto si quería admitirlo como si no. Habían pasado juntos menos de treinta
minutos pero le había bastado solo eso, para darse cuenta. Ese cosquilleo
instantáneo. Y no había vuelto a experimentar algo así con ningún otro hombre, Javier
incluido.
-Olvídalo, Espósito –se dijo a sí misma-. No tiene
sentido seguir por ese camino.
Porque, sencillamente, ya no importaba.
Ya no eran dos estudiantes despreocupados. Juan Pedro
Lanzani era un ex-convicto y ella ayudante de la fiscalía. No resultaban en
absoluto compatibles. Lali no iba a tratar de localizarlo y, después de como lo
había ignorado en el tribunal, dudaba seriamente que Peter intentara ponerse en
contacto con ella. Así que… eso era todo.
Lentamente, Lali volvió a deslizar la tapa sobre la caja
y la devolvió al fondo de su ropero. Lejos de la vista.
Y, esta vez, esperaba que también lejos de su mente. Por
su propio bien.
A la mañana siguiente, Lali tocó la puerta de Emilia y se
detuvo al encontrarla hablando por teléfono. Con una amable mirada, Emilia le indicó
mediante un gesto que tomara asiento en una de las sillas que se encontraban
frente a su escritorio.
-Tengo que dejarte, Claudio. Acaba de entrar alguien –le
dijo a la persona que se encontraba al otro lado de la línea-. Sí, soy una
persona muy importante. Sé que te mata tener que compartir la fama –sonrió mientras
colgaba el teléfono. Luego se dirigió a Lali-. Lo siento, un amigo –Emilia
enlazó las manos sobre la mesa-. Bueno, hay algo muy interesante sobre lo que
me gustaría hablar contigo. Pero, antes, quería saber qué tal te está yendo la
primera semana.
-Bastante bien –repuso Lali-. Creo que ya he conocido a
casi todos los de procesos especiales, y parecen formar un buen grupo.
De hecho, al único que todavía no conocía era al escurridizo
Pablo Martínez, el abogado que inicialmente había llevado el caso del terrorista
de Twitter.
-Son un grupo maravilloso –afirmó Emilia-. Yo también
trabajaba en procesos especiales antes de que me ascendieran.
Lali contuvo la risa al escucharla, valorando su
modestia. Había sido nombrada para el cargo de Fiscal por la presidenta –lo que
representaba un logro algo mayor que un simple ascenso.
Emilia, decidida comenzar con el trabajo, se puso a
buscar unos documentos.
-La policía acaba de ponerme al tanto de los pormenores
de una investigación de la que me gustaría que te encargaras. Se trata de un
asunto delicado, que sospecho requerirá de una abogado con experiencia, en
vistas de ciertas circunstancias que pasaré a detallarte en un momento.
Lali se sintió automáticamente interesada.
-¿Qué tipo de caso es?
-Un caso por homicidio. Hace dos semanas, un recluso
llamado Darío Bonelli fue encontrado muerto en su celda. Por lo visto, Bonelli
fue atacado a media noche por su compañero de celda, un hombre llamado Rodolfo
Zegarra, que lo golpeó con un arma improvisada. Un candado unido a su correa,
para ser exactos. Cuando los guardias descubrieron el ataque y llegaron a la
celda, Bonelli ya se encontraba inconsciente. Lo trasladaron rápidamente hasta
la enfermería, donde falleció poco después.
Emilia acercó una carpeta que tenía sobre el escritorio y
extrajo de ella la fotografía de un hombre rubio, con el pelo muy corto, de
unos treinta años.
-Este es Zegarra, el compañero de celda. Está cumpliendo
dos cadenas perpetuas por asesinato e incendio provocado. Es miembro de los
Clasistas, un grupo local que aboga por la supremacía de algunas clases
sociales y razas, y fue condenado hace cuatro años después de que él y otros
dos miembros del grupo arrojaran una bomba e incendiaran la casa de un hombre
que acababa de abrir una tienda en el barrio de Zegarra. Tanto el propietario
de la tienda como su mujer fallecieron.
-Ese Zegarra parece un auténtico ciudadano modelo –dijo Lali
sin rastro de humor. Independientemente de cuántas veces las escuchara, ese
tipo de historias seguían enfermándola. Y si eso llegaba a cambiar algún día,
sabría que había llegado el momento de retirarse.
-También es un recluso modelo –dijo Emilia con idéntica
sequedad-. Por lo visto, en la cárcel tiene fama de ser muy violento. Por ese
motivo, había permanecido solo en su celda
durante tres meses, hasta que trasladaron a Bonelli con él –apoyó los brazos
sobre la mesa y prosiguió-. Hay un policía, el Agente Gutiérrez, que ha estado
trabajando de incógnito para otra investigación, haciéndose pasar por recluso.
Durante todo este tiempo, ha estado facilitándoles cualquier clase de
información relacionada con las idas y venidas en la prisión que pensaba que
debiesen conocer. Después de que Zegarra asesinara a Bonelli, el agente
encubierto le dijo a su contacto que el ataque parecía sospechoso. Por
consiguiente, otro agente, Lorenzo Morelli, fue enviado para hacerse cargo de
la investigación.
Lo primero que le llamó la atención al Agente Morelli fue
lo precipitado de la muerte. Bonelli, que también era afroamericano, fue
trasladado a la celda de Zegarra solo dos días antes del ataque. Un traslado
que se llevo a cabo a petición de uno de los guardias llamado Andrés Tejada.
Naturalmente, el Agente Morelli interrogó a Tejada, y ahí es donde las cosas se
empiezan a poner interesantes –agregó Emilia.- Durante el interrogatorio, Tejada
se puso muy nervioso cuando le preguntaron acerca del traslado de Bonelli a la
celda de Zegarra. El guardia dijo que había dispuesto el traslado ya que, por
política de la prisión, los reclusos no debían ocupar celdas individuales. Pero
fue incapaz de ofrecer un motivo que explicase por qué decidió seguir de pronto
esa supuesta política, cuando previamente la prisión había permitido que Zegarra
ocupara una celda en solitario durante tres meses. Ni pudo dar ninguna
explicación respecto a qué lo había llevado a escoger a Bonelli como compañero
de celda para Zegarra.
-Lo que resulta considerablemente sospechoso, teniendo en
cuenta el historial violento de Zegarra debido a sus prejuicios raciales –Lali
se tomó un momento para estudiar mentalmente los hechos-. ¿Confirmó el Agente Morelli
si existe esa política que impide que los reclusos ocupen una celda solos?
-Sí. Dijeron que, aunque se trata de la regla general,
han hecho excepciones en el pasado con reclusos particularmente agresivos como Zegarra
–indicó Emilia-. No es de extrañar que el Agente Morelli decidiera profundizar
en el asunto. Y al revisar los archivos de la prisión encontró algo muy
inusual. Por lo visto, Tejada, el guardia, había sido atacado por Bonelli dos
semanas antes de que fuese asesinado.
El radar de Lali se puso en alerta roja.
Continuará…
Ahhh lali wn ves de abogada debio see policia, jajaja ayy y que amor, guardo la camisa de peter!!
ResponderEliminar@isakrn22
Ay le guardo la camisa todos estos 10 años!!!
ResponderEliminarquiero que se vuelvan a cer, pero no me imagino como??
@rochi16ta
Olvidar el episodio vivido con Peter cuando eran jovenes ,no es fácil si después d tanto tiempo k ha pasado LAli sigue conservando la camiseta.
ResponderEliminark duro k es su trabajo ,tener k tratar con gente d semejante calaña.
Más me encanta!!!
ResponderEliminarNo me imagino cómo cuadra esto con Peter!!!!!!!Conserva su camisa,ejem ejem....parece q fue mucho mas importante q lo q q dice !
ResponderEliminarJunmm pobre lali :(
ResponderEliminarQuiero masss nove
Mmmmm guarda la camisa!!! ♥ :)
ResponderEliminarNo entiendo mucho qué puede tener Peter que ver en eso, a no ser que ´le también haya estado en la misma prisión y sea llamado en calidad de testigo.
Quiero más!
Lore
como guarda la camisa, toco fuerte ahi peter
ResponderEliminarla verdad mucho no entendi este caso
no entiendo como lo relaciona con peter
beso
Me encanta!
ResponderEliminar@ligiaelenaCM
Ooooh parece muy buena abogada esta chiquilla jaja
ResponderEliminarArii
Y he aquí el hecho de por que me dan tanto respeto el trabajo de abogacía... no es facil defender a ciertas personas sabiendo que son culpables, y tmapoco es facil tener que acusarlo como fiscal porque quedas expuesto a su manos cuando salgan de prision, si lo hacen.
ResponderEliminarDejando el duro trabajo de Lali a un lado... esta claro que algo siente por Peter, porque algun motivo hay para que no haya tirado esa camisa=)
espero mas noveee Beso tq
Lali seguia conservando su camisa!!!! Eso signific mucho... Pasando al nuevo caso de Lali... No me gusta. Pienso que sera muy peligroso para ella
ResponderEliminarBesos, Fatima