miércoles, 23 de julio de 2014

Capítulo 10


Buenas, buenas!!!!! ¿Cómo están muchachas? Espero que bien y hayan tenido un buen día! Y si no, nada, a darle con todo mañana para compensar lo malo de hoy! :D Gracias por leer y estar ahí!!!! Besos y hasta mañana!

Twitter: @Caparatodos
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—Y lo soy. Eso no quita que disfrute del espectáculo. ¿Entras o no?

—Sí.

Capítulo 10:

En el reloj de María había pasado un minuto y medio cuando el cachetón le tocó en el hombro.

—Disculpa, me ha dado la impresión de que me estabas mirando.

—Lo hacía por incredulidad. No podía creer que fueras tan lento —contestó parpadeando.

—¿Lento? —preguntó con cara de enojo—. No creo que nadie pudiera atravesar toda esa gente más rápido que yo.

—Hace una hora que me viste. ¿Qué has estado haciendo? ¿Estar sentado y pensar en ello? —preguntó meneando la cabeza.

—Había oído decir que algunas mujeres eran difíciles de tratar —comentó poniendo cara de circunstancias y apoyándose en la barra—. Me llamo Agustín y estás en deuda conmigo.
«Ya empezamos», pensó María apoyándose también en la barra para ponerse frente a él.

—¿Estoy en deuda contigo?

—Sí, según la teoría del caos.

—La teoría del caos —repitió meneando la cabeza.

—Una teoría que dice que los sistemas dinámicos complejos se vuelven inestables debido a las perturbaciones en su entorno, tras lo cual un extraño atractor capta la trayectoria de la carga.

—¿Esta es tu forma de intentar salir con una mujer? —preguntó incrédula.

—Soy un sistema dinámico complejo —aseguró Agustín.

—No tan complejo.

—Y estaba estable hasta que causaste una perturbación en mi entorno.

—Tampoco estabas tan estable.

—Y como eres la atracción más extraña del local he seguido la trayectoria de mi carga hasta aquí.

—No es eso lo que has seguido —aseguró María dándose media vuelta para apoyar la espalda en la barra—. Cambia el chamuyo o me buscaré a otro para divertirme.
Con el rabillo del ojo se dio cuenta de que su amigo se acercaba a Candela.

—¿Tu amiga es siempre así? —le preguntó y María se volteó para examinarlo: grande, fuerte y aburrido.

—Bueno, tu amigo no es un ejemplo de simpatía precisamente —contestó Candela ofreciéndole una sonrisa con pestañeo incluido.

—Tampoco yo soy así. ¿Algún problema? —dijo sonriéndole también.
«¡Por favor!», pensó mirando a los ojos de Agustín, el cachetón.

—Lo dice en serio —le aseguró—. Victorio no sabe clichés.

—Bueno, al lado de la teoría del caos, es toda una ventaja.

—Pobre chico —se compadeció Candela poniéndole una mano sobre el brazo—. Por supuesto que no pasa nada. Me llamo Candela.

—Yo me llamo Victorio y eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida —aseguró Victorio mirándola con absoluta adoración.
La sonrisa de Candela se hizo más grande y se acercó más a él.

—Lo que no quiere decir que sea malo en cuestión de mujeres —dijo Agustín, que parecía confundido.

—Ya empiezo a verle el atractivo. ¿Cuál es el tuyo?

—Soy muy bueno en la cama.

—Genial. Eres un inútil, pero puedes pagarme una copa y hablarme de ti, y de tus amigos.

—Lo que quieras —aseguró haciéndole una señal a la camarera de pelo ondulado.

—Sonia, ¿sigues jugando en para el otro equipo?

—Sí, y si algún día cambio serás el último en enterarte —contestó meneando la cabeza.

—Bueno, al menos estoy en la lista. Esta es María. Necesitamos que nos llenes las copas.

—¿Lo conoces? —le preguntó María a Sonia.

—Se junta con mi vecino. Viene por defecto con Peter.

—¿Peter? —repitió María y pensó: «Mierda, podía haberle preguntado a ella en vez de tener que hablar con este tarado. Bueno, lo haré más tarde».

—Mejor que no sepas nada de él. Es muy malo. Las mujeres deberían alejarse de él —le aconsejó Agustín
Sonia hizo una cara rara y se alejó.

—Eso parece interesante. Háblame de ese Peter y de por qué es malo —le pidió María sonriendo.

—Te mentí. Es genial. Nos conocimos en un curso de verano.

—¿Fuisteis juntos al colegio? —preguntó María desconcertada.

—Hicimos tercero de primaria juntos. ¿Por qué te parece interesante?

—Porque quiero saber todo de ti, lindo. Me pareces fascinante.
Agustín asintió aceptando aquello como un hecho.

—Nací en...

—Tú y tus amigos. O sea, tú, Victorio y Peter.
Agustín empezó a hablar y a su espalda oyó hablar a Candela.

—A mi madre le caerías muy bien.

—Me encantaría conocerla —contestó Victorio.

—¿Le dice lo mismo a todas las mujeres? —preguntó María haciendo un gesto con la cabeza en dirección a Victorio.

—¿Qué? —preguntó Agustín, al que había interrumpido en su relato de cuando era una estrella del equipo de rugby.

—No importa. Vamos a pasar a la pubertad. Tú, Victorio y Peter...


Peter observó la cara de sorpresa de Lali cuando descubrió cómo era Emilio, con sus lámparas de fierro forjado, las antiguas fotografías en blanco y negro de las paredes, los manteles de cuadros rojos y blancos, las velas en viejas botellas de vino, las cartas escritas a mano y los cubiertos sin hacer juego. Esperaba que torciera el gesto, pero se dio cuenta de que no podía hacerlo porque se había quedado con la boca abierta. Se lo merecía, por ilusa.

—¡Esto es maravilloso! —exclamó comenzando a reír—. ¡Por Dios! ¿Cómo es posible que alguien como tú conozca un sitio así?

—¿A qué te refieres con alguien como yo?
Lali se acercó para ver las fotos de los últimos ochenta años de la familia de Emilio.

—¿De dónde ha sacado todo esto? —preguntó sonriendo con sus suaves labios separados y los ojos resplandecientes. En ese momento apareció Emilio detrás de ella.

—¡Señor Lanzani! ¡Me alegro de volver a verlo! —exclamó. Peter se volteó para saludar y vio la furiosa mirada que le daba su antiguo compañero de piso.

—Emilio, ésta es Lali Espósito —dijo antes de mirar a Lali—. Emilio hace el mejor pan de la ciudad.

—Estoy segura de que todo lo hace bien —dijo Lali ofreciéndole la mano. Lo miró y su sonrisa se curvó maliciosamente. La cara de Emilio se iluminó y Peter pensó: «¿Por qué no me trata a mí así».

—Para usted, mi pan es poesía. Se lo traeré como regalo por su belleza, un poema por su encantadora sonrisa —dijo cogiéndole la mano para besársela. Lali sonrió y no la retiró.

—Emilio, Lali es mi acompañante, ya basta de darle besos —intervino Peter.
Lali meneó la cabeza sin sonreír.

—No soy la acompañante de nadie, ni siquiera nos caemos bien —aclaró antes de volver a mirar a Emilio—. Cuentas separadas, por favor.

—Nada de eso, pero una mesa nos vendría bien —pidió Peter perdiendo la paciencia.

—Para usted lo que quiera —aseguró Emilio volviendo a besarle la mano.

«Esto es increíble», pensó Peter y le dio una patada en el tobillo cuando Lali se dio la vuelta para volver a mirar el restaurante. ¡Su amigo estaba casado!

Continuará…

22 comentarios:

  1. Peter celoso :)
    Las chicas no pudieron ser.menos.preguntonas
    Leo para distraerme ando llorando como.magdalena pero soy fuerte y se.me.pasará :)
    Ruthy

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  2. Cada vez se pone mas interesante :)

    @ligiaelenaCM

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  3. jajajajajjaaj me encanta+++++++
    @x_ferreyra7

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  4. Continualaaaaa me encamta, esta buenísima

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  5. Celoso pedrito?? ajajaj me mato emilio! quiero saber que pasara please!!Espero mas, Giu

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  6. Emilio es un genioo jajajaaja me gusta que se compinche con Lali para hacer rabiar a Peter =)=)

    Ahora, María va a tener que aguantar a Agustín porque Candela parece estar muy a gusto con Vico jajaja

    espero massss

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  7. Daleeeee ojala hoy subas dos jeje

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  8. sigueeee ;)
    Porfavor pásate por mi blog que estoy subiendo una nove adaptada que a mi me fascino y la quiero compartir con los que se apunten ;) y recomiéndame porfii :)

    http://lanzanimimundo.blogspot.com.es/

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  9. Jaja Peter celosooo! Jajaja me encanta ya quiero el proximo capitulo

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  10. Estaria bueno que un dia de estos hagas un maraton no??

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  11. amo a emilio jajaj Besos

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  12. celos? a no se dime vos peter jajaha emilio es lo mas

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  13. Jajajjaja,como me encanta Emilio.

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  14. Se me hace raro pensar en una Lali gordita jajaja buenisima

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