martes, 1 de julio de 2014

Capítulo 13


Hola, hola!!!! ¿Qué tal estuvo su día? ¿Todo bien? Espero que así haya sido y, si no, que le hayan puesto las ganas necesarias para afrontarlo con una sonrisa enorme, y que así pasara de la mejor forma posible! ;) Gracias por leer y estar ahí, son lo más!!! Besos y nos leemos mañana!!!! 

Twitter: @Caparatodos
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Estaba subiendo al auto cuando de repente entendió lo que le resultaba extraño de Peter aquel día. Se había preocupado por ella y por el bebé y su conmoción cuando se había desmayado había sido genuina. Pero en el trato personal, daba la impresión de estar distanciándose de ella. Y no había vuelto a hablar de matrimonio.

Capítulo 13:

—¿Adivina a quién vi almorzando hoy en Las Lilas? —María José tomó el rallador del queso y molió parmesano fresco sobre una enorme ensalada.

—No tengo ni idea —sentada en el suelo, rodeada de cajas y de envoltorios, Lali tachó otro nombre de la lista de regalos por devolver. Aunque Peter y su hermana habían hecho casi todo el trabajo, había varios regalos que Lali quería devolver personalmente.

—Déjame adivinarlo —dijo Paloma—. Dame alguna pista, como si era hombre o mujer, viejo o joven, si nos cae bien o no. Así será más fácil, ¿no, Lali?

—Supongo que sí, linda.

—Estamos bastante decepcionadas de él —dijo María José, mezclando aceite y vinagre con una cuchara.
Paloma cerró el armario de la cocina con un golpe seco.

—¡Buena pista! Es un hombre. ¿Joven o viejo?

—Lamentablemente inmaduro —dijo María José. Adivinando a dónde quería ir a parar, Lali frunció el ceño.

—Mamá... —dijo en tono de advertencia.

—¡Martín! —exclamó Paloma, arrugando la nariz—. ¿Tengo razón?

—Has dado justo en el clavo, chiquita—María José salió de la cocina con la ensalada y la puso sobre la mesa.

—Aj —dijo Paloma—. Es la persona que más detesto en el mundo.
Lali hizo otra anotación en el bloc después de abrir una caja que contenía un hermoso jarrón de cristal.

—Pensé que no íbamos a volver a mencionar su nombre mientras viviéramos  —dijo Lali con ironía.

—Sólo quería que supieras que estaba con esa mujer —dijo María José, repartiendo servilletas en la mesa—. No te llega ni a los talones, hija. No hay otro calificativo para ella. Y espero que no pensaras que ese pelo rojo es natural.

—Tan natural como mis mechas rubias —murmuró Lali.

—Pero de chica tenías mechones claros —respondió María José—. De niña no tenías el pelo tan oscuro.

—Eso fue hace años.

—¿Seguiré siendo rubia cuando crezca? —preguntó Paloma, poniéndose bizca para poder mirar sus mechones de color rubio platino.

—Sí —dijo María José.

—No importa si no lo eres —repuso Lali.

—No sé en qué estaría pensando para elegir a esa mujer antes que a ti —gruñó María José.

—Olvídalo mamá —dijo Lali, protegiendo el jarrón de cristal con papel blanco—. Yo ya lo hice. A decir verdad, no debería haber permitido que nuestra relación fuera más allá de una simple amistad. Martín necesitaba más de lo que yo podía ofrecerle. Daniela estaba allí para satisfacer esas necesidades.
Levantó la mirada y sorprendió a María José mirándola fijamente.

—¿Exactamente qué necesidades, Lali?
Pero Lali estaba terminando de poner la mesa, que tenía cuatro lugares, no tres.

—Mamá, ¿quién va a venir a cenar?
A María José la salvó el timbre de la puerta.

—¡Voy yo! —exclamó Paloma, corriendo a la parte delantera de la casa.

—Ese debe de ser Peter —dijo María José. Se soltó el delantal y estudió a Lali con ojo crítico—. Tal vez quieras entrar al baño a refrescarte un poco, Lali.
Lali se levantó con dificultad.

—¿Qué hace aquí Peter? ¿Qué estás tramando, mamá?
Con una mirada de advertencia, María José silenció a Lali llevándose un dedo a los labios.

—Peter accedió a recoger los regalos cuando los hubieras empaquetado para llevarlos al correo. Y como la cena está lista y hay comida de sobra... bueno, ¿por qué no iba a querer cenar con nosotros?

—¿Y no crees que deberías habérmelo consultado antes de organizar todo esto? —Lali habló en voz baja, pero impregnada de indignación.

—No pensé que te importaría. Es tan fastidioso tener que cargar con esas cajas y hacer cola en la oficina de correos.

—¡Es igual de fastidioso para Peter!

—Seguramente se lo encargará a uno de sus hombres.

—¿Por un buen precio la hora? No lo creo —exasperada, traspasó a su madre con la mirada—. ¿Sabe que estoy aquí?

—Tal vez no lo haya mencionado.

—¡Mamá!

—¡Es Peter! —anunció Paloma, trotando a su lado—. Está listo para recoger los regalos, pero ya le dije que Lali todavía no había terminado.

—Hola, Peter —dijo Lali.

—Lali —hizo una inclinación de cabeza, luego sonrió a María José antes de mirar su reloj—. ¿Interrumpo la cena?

—No, si quieres, puedes acompañamos. Has llegado justo a tiempo —María José rodeó la mesa con una botella de vino en la mano—. Toma, ábrela si no te importa, Peter. Lali, ya casi terminaste, ¿no?

—No del todo —respondió, rechinando los dientes.

—Bueno, eso puede esperar y la cena no. Ahora veamos la ensalada está en la mesa y la pasta ya casi está lista —se giró hacia Peter con expresión sonriente—. Espero que te gusten los fettucini al pesto.
Peter evitó mirar a Lali.

—Mmm, sí.

—¡Y también hay cóctel de langostinos! —festejó Paloma—. Ayudé a mamá a prepararlo.

—Lo siento, no cuenten conmigo, ya comí —dijo Lali con un deseo perverso de frustrar las vergonzosas manipulaciones de su madre. Pero al ver el pesar en sus rostros, incluido el de Peter, se arrepintió—. Sólo estaba bromeando —añadió débilmente.

—Peter, sirve tú el vino —le pidió María José cuando todos se sentaron. Lali tapó su copa con la mano.

—Para mí no, gracias. Estoy intentando reducir las calorías —le explicó a su madre.

—¿Te pusiste a dieta, hija? ¿Por qué? Estás perfecta como estas, ¿no te parece, Peter? y con tus curvas, no tienes de qué preocuparte.

—Es perfecta —afirmó Peter.

—Estábamos hablando de Martín cuando viniste —declaró Paloma, poniendo su granito de arena en la conversación.

—¿Ah, sí? —Peter lanzó una mirada a Lali.

—Sí, mamá lo vio hoy almorzando con su nueva esposa. Pero a Lali ya no le importa. Ya lo olvidó.

—Conque sí, ¿eh? —dijo Peter.

—Sí.
Lali cerró los ojos y deseó poder estar en su casa. En el cine. En la luna.

—Es una actitud muy inteligente —le dijo Peter a Paloma.

—De todas formas, tú nos gustas más que Martín —añadió Paloma, mostrando sus hoyuelos.


Continuará…

20 comentarios:

  1. ajajja son terribles etas dos jajajaj
    massssssss
    @x_ferreyra07

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  2. Jajajaj pobre Lali
    Segui!!!
    @gbv_17

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  3. jajajjaj, le quieren hacer la gamba jjajaja
    seguila

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  4. Amo a ploma.. si la madre de lali supera como conoce las curvas de su hija peter??? más!

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  5. Que genial!!
    Espero el siguiente :)

    @ligiaelenaCM

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  6. tan Genia Paloma jajajaa
    Me encanta más más
    SweetLanzani

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  7. jajajajaja esta Paloma!!!
    Quiero más!
    Lore

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  8. Lina (@Lina_AR12)2 de julio de 2014, 4:11

    La amordazamos a Paloma ? JAJA q metida dios ,y la madre cap a parte,cdo se entere del embarazo!!!!!!!!!!

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  9. Paloma me encanta es una genia jajajaja

    Y ese "es perfecta" de Peter me encanto =) En algun momento tenfran que decir lo del bebe

    espero mas noveee

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  10. Jajaja esta María José entrometida me encanta aunque si fuera mi madre me hartaria! Otrooo :)

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  11. Muy metida con esta novela, me tiene atrapada!
    Seguila!
    Flor..

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  12. Jajajaajajaja,entre la madre y Paloma,le hicieron una buena cama!!!!

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  13. Que vieja metida! jajaja

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  14. Me encanta tu nove! Mas!

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