jueves, 17 de julio de 2014

Capítulo 4


Hola, hola!!!! ¿Cómo les va? Ojalá el día les haya ido de 10 o al menos cerca de serlo ;) Gracias por el aguante que tienen siempre con el blog!!! Son lo más! Y como me reí con sus críticas al saco a cuadros :P jajaja Besos y mañana nos leemos, que empiecen el viernes con todo!!!

Twitter: @Caparatodos
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—¿Qué tipo de rubia? —preguntó Victorio jalando a Peter del codo y mirando hacia el otro extremo el local—. ¡Ah!

—¿La de cuadros? —preguntó Peter volviendo a mirar hacia la barra.

Capítulo 4:

—Sí, gris —le indicó Agustín—. Entre la morocha y la rubia. Es difícil de ver porque la morocha deslumbra. Te apuesto a que...

—¡Ah! —Peter vio a la mujer de baja estatura que había entre aquellas mujeres. Llevaba un soso y tosco saco gris de cuadros. Tenía el entrecejo fruncido y pelo castaño hacia atrás, sujeto en un nudo en la parte de arriba de la cabeza—. No —dijo antes de tomar un trago.
Agustín le dio una palmada en la espalda y consiguió que se atragantara.

—Dale, tienes que vivir un poco. No me digas que todavía suspiras por Melisa.

—Nunca he suspirado por ella —respondió Peter mirando a su alrededor—. No la pierdas de vista. Se ha puesto esa cosa roja que lleva cuando anda buscando algo.

—Bueno, yo puedo dárselo —aseguró Agustín.

—Buenísimo —dijo Peter entusiasmado—. Si te casas con ella hasta saldría con la de cuadros.

—¿Casarme? —preguntó Agustín, que casi se atraganta con la bebida.

—Sí, está loca con esa idea. Me dejó impresionado —recordó un momento a Melisa, una novia con mucho carácter—. No sé de dónde sacó la idea de que íbamos en serio.

—Ahí está —dijo Victorio mirando por encima del hombro de Peter—. Está subiendo las escaleras.
Peter se levantó e intentó pasar al lado de Agustín para ir hacia la puerta.

—Sal, sal.

—No puedes irte, la morocha es para mí —respondió Agustín sin moverse de la silla.

—¡Y a mí que me importa! Anda con ella —dijo intentando rodearlo.

—Melisa está con Benjamín —les informó Victorio, con tono compasivo.

—¡Peter! —rechinó la voz de Benjamín a su espalda—. Eres la persona que estábamos buscando.
Parecía enojado, pero cuando Peter se dio la vuelta vio que sonreía. «Peligro», pensó al tiempo que esbozaba una sonrisa igual de hipócrita.

—¡Benjamín, Melisa! ¡Me alegro de verlos!

—Hola, Peter —lo saludó Melisa con una sonrisa dibujada en la cara—. ¿Cómo te va?

—Genial, mejor imposible. Tú estás fantástica —miró a Benjamín y pensó, «Llévatela»—. Eres un hombre afortunado, Benjamín.

—¿Yo?

—Por salir con ella —dijo intentando animarlo todo cuanto podía.

—Acabamos de encontrarnos —explicó Melisa cogiendo el brazo de Benjamín con cara radiante—. Pero me alegra verlo otra vez —volvió a mirar a Peter y éste sonrió intentando con todas sus fuerzas no demostrar ningún tipo de celos.

Benjamín miró su hermoso rostro y parpadeó, y Peter sintió compasión por él. De cerca, Melisa era encantadora. Y desde lejos. En realidad desde cualquier sitio que se la mirara y por eso había acabado diciéndole que sí todo el tiempo. Observó su cuerpo cubierto por un apretado vestido rojo, dio un paso hacia atrás y alejó la mirada acordándose de lo tranquila que era su vida sin ella. Distancia, ésa era la clave. Puede que también una cruz y algo de ajo.

—Por supuesto, a lo mejor podemos ir a comer después —dijo Benjamín con mirada triunfal.

—Por nosotros no se preocupen —dijo dando otro paso atrás y tropezando con la baranda.

—Voy a arreglarme un poco antes de ir —dijo Melisa soltándose del brazo de Benjamín, mucho menos resplandeciente. Agustín y Benjamín observaron cómo se alejaba, mientras Victorio hacía caso omiso y se dedicaba a mirar al otro lado del bar, a la rubia, y Peter tomaba otro trago y deseaba poder estar en otro sitio. Donde fuera. Por ejemplo, cenando. Puede que parara a comer algo por ahí.

—Esto... Benjamín —dijo Agustín—. ¿Qué tal te fue en el seminario que dimos?

—Genial. Creí que sería imposible enseñarles el nuevo programa a esos tontos, pero todo el mundo en la empresa se ha puesto al día. Incluso...

Siguió hablando y Peter asintió pensando que una de las razones por las que no le gustaba Benjamín era porque llamaba tontos a sus empleados. Aun así, no se retrasaba en los pagos y reconocía los méritos de los demás; tenía clientes peores. Y si se llevaba a Melisa, estaba dispuesto a mostrarle cierta simpatía.
Benjamín acabó lo que estaba contando y miró hacia la escalera.

—Con respecto a Melisa. Creía que tú y ella...

—Me dejó hace un par de meses —le informó Peter meneando la cabeza.

—¿No suele ser al revés? —preguntó arqueando una ceja, con lo que consiguió una expresión ridícula. Aun así, las mujeres seguían saliendo con él. La vida era un misterio, al igual que las mujeres—. ¿No eres el tipo que se supone que nunca fracasa?

—No.

—Está perdiendo facultades. Le encontré un ligue fácil y dijo que no —comentó Agustín.

—¿Cuál? —preguntó Benjamín.

—La de saco gris de cuadros que está en la barra —dijo señalando con el vaso. Benjamín miró en aquella dirección y después se volvió hacia Peter con toda tranquilidad.

—Puede que sí las estés perdiendo —dijo Benjamín sonriendo—. No debería resultarte difícil. No es como Melisa.

—A ella no la metas —respondió con cautela.

—Después de todo, no se té resiste ninguna, ¿no?

—¿Qué?

—Te apuesto lo que quieras a que no la consigues. Cien pesos a que no consigues nada con ella.

—¿Qué? —repitió.

—Sólo es una apuesta. A ustedes les gusta arriesgar, los he visto apostar por cualquier cosa. Tampoco es para tanto. Debería subirla a doscientos —dijo Benjamín riéndose, aunque su voz dejaba traslucir cierto tono burlón.

Peter meditó la posibilidad de provocarlo. Agustín le dio la espalda a Benjamín, murmuró «Síguele la corriente» y Peter suspiró. Quizá pudiera pedirle algo a Benjamín que consiguiera disuadirlo.

—La pelota de rugby que tienes en la oficina. La que está en una cajita —le pidió.

—¿Mi pelota de los Pumas? —preguntó alzando una octava la voz.

—Esa misma, ése es el precio —Peter terminó su whisky y miró a su alrededor en busca de una camarera.

—Ni hablar —contestó Benjamín meneando la cabeza—. Mi padre la consiguió hace muchos años. Pero me gusta tu estilo para elevar las apuestas. Te diré una cosa. El último seminario de actualización me costó diez de los grandes. Te apuesto diez mil dólares contra un curso gratis.

—Sólo estaba bromeando — se excusó Peter con sonrisa forzada.

—Pero por diez mil tendrás que acostarte con ella. Juego limpio. Te doy un mes para que le quites ese saco gris de cuadros.

—Eso es facilísimo —dijo Agustín.

—Mira, no es el tipo de apuestas que suelo hacer —se excusó lanzándole una mirada feroz a Agustín.

—Pues la mía sí —respondió Benjamín juntando las cejas. Peter pensó: «No va a ceder y necesitamos seguir trabajando con él».

Era evidente que la bebida le había atrofiado el cerebro, pero en cuanto le volviera a funcionar, se arrepentiría de los diez mil, aquello era una locura y Benjamín nunca hacía locuras con el dinero. Lo único que tenía que hacer era esperar a que volviera a estar sobrio y fingir que no había pasado nada de todo aquello. Miró hacia la barra y se alegró de que la mujer del saco gris hubiera desaparecido durante la conversación.

—Bueno, lo haría, pero ya no la veo —dijo mirando a Benjamín. «Te chaparía solo por haber desaparecido», pensó levantando el vaso.
Al final las cosas le estaban saliendo bien.

Continuará…

17 comentarios:

  1. Peter en una apuesta con Benjamin por Lali es mucho,JAJAJA #Gana Peter!

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  2. ay ojala peter gane jajajajajajajaja masss!!!!!
    besitooooos ♥♥♥ CDT ♥♥♥ :3

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  3. Alta apuesta!!!,Y las apuestas no traen buenas consecuencias.

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  4. Es como mucho, no?!... Ese rubio resentido...
    Quiero más!
    Lore

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  5. Si me entero que alguien me aposto, porque que despues se termine enamorando seria un puñal en el corazon, imposible de perdonar.
    PD: apostar mujeres, mas rugbier imposible jaja.

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  6. NO me gusta nada esa apuesta que hizo con el tarado de Benjamín, aunque Lali también tenia planes "Malos" por llamarlo de alguna manera con Peter!! Me gusto el capítulo!
    Espero el proximo

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  7. Todo mal con la apuesta jajaja! Maas nove

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  8. Hala con lo bien que iba la cosa, HOMBRES siempre tienen que cagarla espero el siguiente

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  9. Quizas no la vea porque ella va en su busca. Igual me parece patetico que Peter acepte la apuesta >_<

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  10. ajjaaj acepta peter acepta que la de cuadros no se ha ido ajjaja, no puede haberse ido ella!! Seguro tendras que ganar la apuesta y capaz que te enamoraras como loco niño ajajaj! Quiero mas, beso! Giu

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  11. APUESTA hombre al fin y al cabo,benjamin tremendo idiota

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  12. No me gusta nada ésa apuesta. . .esto empieza mal. . .

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  13. Bueno las bajitas y llenitas somos muy sexys ehh y acediadas jaja asi que Lali no se me acompleje y me he matado de risa con la puesta de P y B piensobe la vida real jaja pero dejando de broma no me gusta que apuesten hombres idiotas tenian que ser y pues Peter va a cer rendido a los pies de Lali cuando ella se entere y lo deje, ojalá esto cambie y el.le diga la verdad, creo que eacribí mucho pues aproveché en leer mientras mi abuelo sale de su consulta oculista y yo lo espero, buen fin de semana a todas.
    Ruthy

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