Capítulo 15

Hola, hola!!!! ¿Cómo están? Espero que todo bien!!! :) Gracias por leer y estar ahí! Besos, besos y hasta mañana!!!!

P.D.: Inmilla, capítulo para ti! Porque tu sabes ;) jajajaja TQ!

Twitter: @Caparatodos

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—Piensa lo que quieras, pero aun así, me siento responsable.

María José apareció en la puerta, estudiándolos a los dos con una mirada perspicaz.

—¿De qué te sientes responsable, Peter?

Capítulo 15:

—Hubo un incidente esta mañana en la obra —dijo Lali enseguida. No estaba dispuesta a dejarse presionar, y no quería dar la noticia de su embarazo delante de Paloma.

—Lali corrió un grave peligro —explicó Peter —. Cedió el gancho de una grúa justo cuando ella estaba debajo.

—¡Lali! No me habías dicho nada. ¿Te hiciste daño?

—No, ma.

—He descubierto que el accidente había sido provocado —dijo Peter—. Parece que alguien intenta sabotear la obra.

—¡Dios! —murmuró María José.

—Así que, para prevenir —prosiguió—, estaba intentando persuadir a Lali para que no pusiera el pie en la obra hasta que no averigüe quién es el responsable.

—Me parece lo más sensato —dijo María José, mirando a Lali.

—De sensato, nada, madre. Soy la directora de proyecto. Como le he dicho a Peter, sería un suicidio profesional que reaccionase de forma distinta a cualquier hombre. Ya conoces a Renato Larraín. Ya sabes lo que pensaría.

María José tomó el azafate de manos de Peter y se dirigió hacia la mesa.

—Déjame a Renato a mí, querida. Me pasaré por su oficina y tendré una pequeña charla con él.

—Sobre mi cadáver, mamá. ¡Ni lo pienses! Lali elevó las manos al aire—. Primero Peter y ahora tú —miró a Paloma—. Supongo que ella será la próxima en intentar protegerme de este mundo cruel —gruñó.

—Podría hacer que todos los compañeros de mi clase escribieran cartas —sugirió Paloma—. Una vez tuvimos que escribir al ministro para que diera dinero para educación y esas cosas. Nuestro profesor dijo que funcionó, así que podríamos escribir a ese Renato, supongo.

Lali soltó una carcajada y revolvió el pelo de la niña.

—Sólo estaba bromeando, Palo. Y Peter, y mi madre. Nadie tiene que ayudarme en el trabajo. Y cuando elijas una profesión, tampoco necesitarás ayuda de nadie.

—Espero que no —dijo Paloma, metiéndose una cucharada en la boca—. Porque, ¿quién podría ser? A mi papá sólo le interesa su nueva esposa, y mi madre siempre está yendo a sitios y no tiene tiempo para mí. Y quién sabe si mamá María José se cansará de mí algún día —parecía pensativa mientras masticaba—. Cuando no eres parte de una familia de verdad, no sabes con quién puedes contar —añadió sinceramente.

—¡Mi chiquita! —María José corrió al Iado de la niña y la rodeó con un afectuoso abrazo—. Siempre podrás contar conmigo, Paloma. Y con Lali, ¿no, hija?

—Por supuesto —contestó Lali en voz baja. Peter y ella intercambiaron una mirada. Su bebé se merecía un hogar seguro y una niñez sin preocupaciones; ya se habían arruinado demasiadas vidas infantiles por las decisiones equivocadas de sus padres. Sin embargo, Peter parecía estar retractándose de su proposición de matrimonio, aunque parecía más preocupado que nunca por su seguridad. Resultaba muy confuso.

Con un suspiro, Lali tomó asiento y estiró su servilleta. Una cosa estaba clara, tenía que saber exactamente cuál era la postura de Peter antes de tomar una decisión irreversible.

—¿Estás dispuesta a contarme lo que pasa, Lali? —con las manos en las caderas, María José contemplaba cómo Lali terminaba de levar los platos.

—Estoy terminando de lavar, mamá —se enjuagó las manos, cerró el caño y arrancó un trozo de papel de cocina para secárselas—. Y ahora, tengo que irme. Mañana hay una reunión a primera hora.

Con los brazos todavía en jarras, María José observaba a Lali con mirada inalterable.

—Sé que hay algo, y estoy casi segura que tiene que ver con Juan Pedro Lanzani. ¿Estás saliendo con él? ¿Por fin te has fijado en un hombre de verdad?

—No he tenido una sola cita con Peter, mamá.

—Entonces, deberías. Él está interesado, lo sé, siempre encuentra tiempo para ti. ¿Viste su cara cuando entró?

—¡Estaba sorprendido! —Lali tiró el papel de cocina mojado—. Ni siquiera sabía que yo estaba aquí. Vino por los regalos. Todavía asume las responsabilidades de Martín.

María José se daba golpecitos en los labios con el dedo pensativamente.

—Pero cuando te vio, pude sentir la electricidad en el ambiente.

Lali agarró su cartera y las llaves.

—No puedo esperar a que Paloma salga de la ducha. Dile que tuve que salir corriendo, ¿dale?

—No sientes nada por Martín, ¿no, Lali? Eso ya pasó, ¿verdad? —la mirada de María José estaba llena de preocupación.

—Tranquila, mamá. Hasta me cuesta recordar cómo era su cara.

—Bien —dijo María José, siguiéndola hasta la puerta —. Porque no es ni la mitad de guapo que Peter.

Lali rió y abrazó a María José.

—Eres imposible.

En lugar de soltarla, María José agarró a Lali de los brazos y la miró directamente a los ojos.

—Puedes contarme cualquier cosa, hija, ¿lo sabes, no es así?

—Lo sé —dijo Lali, conmovida.

—¿Estás embarazada?

Lali se quedó boquiabierta.

—Wow, ¡qué pregunta!

María José suspiró y se separó. Luego le abrió la puerta.

—Demasiado personal, por lo visto. Pero hace tiempo que no eres tú misma y me niego a pensar que Martín te haya roto el corazón. No pareciste... terriblemente triste cuando te dejó plantada. Pero desde entonces me he preguntado si... si Martín y tú se habrían descuidado un poco —levantó una mano al oír el gemido ahogado de Lali—. No te estoy juzgando, hija. Pero sé que se puede perder la cabeza en el calor del momento. La pasión de un hombre puede ser contagiosa. Recuerdo una vez cuando Daniel y yo...

Mientras Lali esperaba con muda atención, María José movió repentinamente la cabeza como si reconsiderara el impulso de revelar aquel momento particular en su relación con el padre de Paloma.

—Bueno… —dijo María José, llevándose la mano a la mejilla—. Tal vez no debería hablar de eso. Pero entiendes lo que quiero decir, ¿no?

—Tranquila, mamá —dijo Lali con ironía—. Martín Lanzani no será el padre de tu primer nieto.

Y antes de que pudiera hacerle otra pregunta incómoda, Lali le dio rápidamente las buenas noches y se escabulló por la puerta.

Continuará…