Capítulo 8

Holillas!!!! ¿Qué tal estuvo su día? Espero que todo bien y que empezaran la semana con el pie derecho!!!! Muchas gracias por sus comentarios, me alegra que les guste! :) Besos y hasta mañana!!

Twitter: @Caparatodos

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—Benjamín, si querías terminar en la cama de alguien después cinco minutos, deberías haber salido con una stripper. Si tiene esa profesión es porque es una persona prudente, se pasa el día averiguando cómo minimizar riesgos, y en tu caso, acertó.

—¿En qué? —preguntó. Melisa empezaba a caerle mal.

Capítulo 8:

—La dejaste por no haberse acostado contigo —le explicó inclinándose hacia él y Benjamín fingió que no le miraba los pechos—. Ésa es mi especialidad. Si la hubieses amado no le habrías dado el ultimátum por esa razón.

—¿En qué trabajas? —preguntó Benjamín fríamente.

—Soy psicóloga —contestó agarrando su vaso y Benjamín se acordó de un chisme que había oído.

—Eres la gurú de los contactos. Sales en televisión —dijo volviendo a sentir simpatía por ella, era prácticamente famosa.

—Voy como invitada. Mi investigación sobre las relaciones ha tenido mucho éxito. Y, gracias a eso, sé que no se da un ultimátum por sexo.

—Tú se lo diste a Peter.

—No fue por no tener relaciones, nunca se lo negué. Y no fue un ultimátum, fue una estrategia. Llevábamos juntos nueve meses, habíamos pasado de la fase de encaprichamiento y a la de cariño, y sabía que lo único que necesitaba era una indicación fisiológica que le hiciera ser consciente de sus verdaderos sentimientos.

—Eso no tiene sentido.

—Mis estudios demuestran que el proceso del enamoramiento adulto sigue cuatro fases —dijo levantando un dedo y sonriéndole nada cordialmente—. Cuando conoces a una mujer, subconscientemente buscas las claves que indiquen que es el tipo de persona con la que debes estar. Eso se llama reconocimiento —Melisa levantó un segundo dedo—. Si pasa esa fase, empiezas a conocerla mejor para saber si te conviene. Si es así, te sientes atraído —pasó al tercer dedo—. Si mientras la estás conociendo, tu atracción se ve reforzada por alegría o dolor o ambas cosas, caes en el encaprichamiento y... —sacó el cuarto dedo—. Si consigues crear una conexión y establecer un compromiso el uno con el otro, entras en el amor adulto e incondicional.

—Eso suena un poco metódico —dijo Benjamín fingiendo estar interesado. Después de todo, era casi una famosa.

—Lo que no quiere decir que esté equivocado. Por ejemplo, el reconocimiento. Tu subconsciente estudia a una mujer y elige lo que se ajusta a lo que piensas sobre el tipo de mujer por la que te sientes atraído.

—Me gusta pensar que no soy demasiado exigente.

—Por eso me sorprende que Peter haya salido con Lali —dijo Melisa tomando un trago—. Uno de sus reconocimientos es que su mujer debe de ser guapa.

—Siempre he creído que es pensamiento es un tanto superficial —comentó y en su cerebro se dijo: «Está con ella por una apuesta el muy hijo de…».

—No lo es en absoluto —lo contradijo—. Y puesto que han pasado la fase de reconocimiento, ahora estarán midiendo subconscientemente su atracción. Por ejemplo, si al salir han empezado a caminar a la par, eso podría ser una indicación psicológica de que son compatibles. ¡Cómo me gustaría verlos mientras comen!

—¿Para ver qué? ¿Cómo comen en armonía? —preguntó Benjamín agarrando nuevamente su copa.

—No, para ver si se imitan, como cruzar las piernas de la misma forma. Si ella acepta que la roce. Si intercambian miradas sensuales... —Benjamín casi se atraganta con la bebida—. Es una mirada que se mantiene varios segundos. Es una indicación sexual evidente. Todas las especies lo hacen —Benjamín asintió y se recordó no mirar fijamente nunca más—. Si su conversación adquiere un ritmo en el que no hay largos silencios, les resultará muy atrayente. Si establecen una relación en la que utilizan apodos...

—Lali los odia —le dijo acordándose de un desastroso incidente en el que dijo «reina».

—Si tienen los mismos gustos en música o en cine. Si comparten secretos o bromas entre ellos. Si dan valor a las mismas cosas. ¿Trabaja por su cuenta?

—No, trabaja para una empresa de seguros. Su padre es el vicepresidente.

—¡Buenísimo! —exclamó Melisa esbozando una gran sonrisa en su hermoso rostro—. A Peter le encanta apostar, así que le gusta la gente que corre riesgos. Por eso no quiso entrar en el negocio de su padre y decidió armar su propia empresa. Una persona que ha salido adelante gracias a su familia no le va a impresionar. Pensará que no tiene ningún mérito.

—¡Buenísimo! —exclamó Benjamín y pensó: «idiota superficial».

—Incluso su actitud puede marcar la diferencia —aseguró Melisa asintiendo con la cabeza—. Una persona que te gusta y a la que le gusta estar contigo resulta atractiva —Melisa dio la impresión de angustiarse un momento—. Y, por supuesto, Lali estará encantada de estar con él.

—No, no lo está —la contradijo Benjamín más aliviado—.En este momento está enojada con todos los hombres porque he terminado con ella. Además tiene una lengua viperina.

La cara de Melisa se iluminó.

—Entonces, Peter asociará su mal genio con el análisis que ha hecho sobre ella de que es una persona muy conservadora. Esto suena bien. ¿Dejará que él pague la cuenta?

—Siempre insistía en pagar por separado. Es una mujer muy ecuánime —aseguró Benjamín meneando la cabeza.

—Todas las especies mantienen una cita para cenar como parte del ritual del cortejo. Una mujer que no deja pagar la cuenta está rechazando tu seducción. Puede que ella piense que está siendo justa o feminista, pero en un nivel profundo, sabe que te está tachando de su lista de posibilidades.

—No lo dejará pagar —repitió Benjamín replanteándose su postura sobre ese punto. Cuando Lali volviera, pagaría él las cenas.

—Así que discutirán por la cuenta. ¡Genial! —exclamó recostándose hacia atrás con la cara relajada por primera vez en la noche—. Por lo que me has contado de ella, Peter ya se habrá arrepentido de haberle pedido que se fuera con él.

—Perfecto —dijo Benjamín alegrándose con la idea.

—Así que, ¿querías ir a cenar o dijiste lo de irnos juntos solo para molestar a Peter? —preguntó Melisa, cuya sonrisa se había desvanecido.

Cenar. Si se iba con ella, Agustín y Victorio le dirían a Peter que había salido con ella. Así aprendería. Podría salir del local con la morena que había dejado al legendario Juan Pedro Lanzani. Había ganado.

—Te lo dije porque quería cenar contigo.

La sonrisa de Melisa deslumbró a Benjamín. Peter estaba loco por haber dejado a una mujer como aquella.

—Así podrás contarme más cosas de Lali.

—Por supuesto.

Le contaría todo lo que quisiera, excepto lo de la apuesta.

Continuará…