martes, 2 de septiembre de 2014

Capítulo 55



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—Sí, seguro... —al retirarse para que Peter cerrara la puerta vio una figura que se alejaba de una ventana—. Bueno, al menos ganaste puntos con mi madre. Te estuvo observando.

—Buenísimo, ahora lo único que nos hace falta es sobrevivir a la cena.

Capítulo 55:

El padre de Lali los recibió en la puerta. Era un hombre torpe y lento con una buena mata de pelo negro y espesas cejas canas, que debería haberse mostrado cordial y hospitalario, pero en vez de eso dio la impresión de ser un perro pastor paranoico convencido de que sus ovejas conspiraban contra él.

—Papá, éste es Juan Pedro Lanzani. Peter, mi papá, Carlos Espósito.

—Encantado de conocerte, Peter —lo saludó Carlos con voz ronca y firme, como para desmentir cualquier señal de que no se alegraba de verlo, aunque sus ojos le preguntaron: «¿Qué intenciones tienes?».

—Encantado de estar aquí, señor —mintió Peter y Lali le dio un golpe en la espalda, más reconfortante de lo que podría haber imaginado.

—Llegas tarde —regañó Carlos a su hija—. Ya tomamos el cóctel.

—Disculpe —dijo Peter.

—No tienes por que disculparte. Fue mi culpa. Tuvimos que volver a buscar algo.

—Bueno, entren —los invitó. Lali suspiró y se dirigió hacia la sala y Peter la siguió para conocer al dragón que tenía por madre.

La casa era maravillosa, obra sin lugar a dudas de un decorador, y la mamá de Lali, de pie en su sala perfecta, no desentonaba: ambas eran un producto de diseñador y no tenían ninguna calidez. La casa, al menos, tenía algún color, pero la madre era pequeña, delgada, morena, vestía de negro e iba acicalada a más no poder, todo lo contrario a Lali.

—Ésta es mi mamá, María José —la presentó prácticamente balbuceando—. Ma, él es Juan Pedro Lanzani, Peter.

—Bienvenido, Peter —dijo ésta con voz que podría haberlo ultracongelado al instante.

—¿Qué hice? —le preguntó a Lali cuando su madre se giró para hablar con Carlos.

—Me besaste en el parque encima de una manta de picnic —le susurró ésta.

—¿Y cómo lo saben?

—Javier nos delató. También les habló de tu pasado de conquistas abandonadas.

—Y voy y le traigo el vino.

—Ahí está. Javier, te presento a Juan Pedro Lanzani.

Javier era joven y simpático, educado en colegios caros y ejercitado en el gimnasio hasta que su exterior reluciera. Sonrió hasta que se dio cuenta de a quién le estaba dado la mano.

—¡Ah! —exclamó.
Peter esperó a que dijera algo, pero fue todo.

—El vino está en el asiento delantero del auto —le informó.

—Gracias —dijo Javier suspirando aliviado y dándole una palmadita en el brazo—. Ahora mismo vuelvo —avisó con voz ligeramente elevada—. Me olvidé el vino en el auto.

—Y ésta es mi hermana —le presentó Lali con tono cariñoso. Peter vio una versión más joven y dulce del dragón. Era morocha y encantadora, sin duda la princesita de la familia. Sonrió al ver a Lali, le dio la bienvenida con más calidez que el resto de los presentes juntos y le preguntó por su equipo de rugby.

—Muy simpática chica —le comentó a Lali cuando su hermana fue a buscar al amnésico con el que se iba a casar.

—¿Chica?

—Guapa, pero no es como tú.

—No eres el primero que se da cuenta. Mira, no dejes que mis papás te depriman. Son... —su voz se fue apagando mientras pensaba en una palabra que los definiera.

—¿Buena gente? —dijo Peter antes de que María José llamara a Lali cuando Javier apareció con las botellas.
Cuando volvió al cabo de unos minutos, tenía el pelo sujeto con peinetas. Pasaron al comedor.

—¿Qué te pusiste en el pelo? —le preguntó Peter al oído cuando se sentaron.

—No realza mi cara redonda si lo llevo suelto. No soy tan tonta.

—A mí me gustaba.

—A mí también —dijo Lali y entonces comenzó la cena.

—¿A qué te dedicas, Peter? —le preguntó Carlos una vez terminada la sopa, animada con una conversación trivial, y les sirvieron el plato principal.

—Doy especializaciones, seminarios de formación empresarial —contestó mirando con recelo a María José, que lo había estado observando durante el primer plato. No podía asegurar que tuviera fruncido el entrecejo, porque no tenía la frente arrugada, pero no tenía una expresión cálida.

—Así que eres profesor. ¿Ganas dinero con eso?

—¡Papá! —exclamó Lali.

—Lo suficiente —contestó Peter distraído, porque Lali había comenzado a darle discretos golpecitos en la espalda. Estaba agradecido por su apoyo, pero era algo demasiado bueno como para disfrutarlo delante de su padre.

—¿Para qué empresa trabajas?

—Lanzani, Sierra y D’Alessandro —le informó, y después sonrió a la madre de Lali—. Esta carne es deliciosa.

—Gracias —dijo María José Espósito, nada tranquila.

—Lanzani. Así que trabajas para tu padre. No te costó mucho encontrar trabajo, ¿no? —dijo Carlos.

—No, el jefe soy yo. La empresa es mía.

—Me gustaría saber el porcentaje de hijas que vuelven a casa de sus padres después de que éstos hayan acosado a sus invitados —comentó Lali mirando a su padre.

—¿La heredaste?

—La fundé yo.

—Supongo que el porcentaje será muy bajo —continuó Lali.

—Pero te financió tu padre.

—No, quería que trabajara con él, así que tuve que recurrir a alguien que no fuera de la familia para conseguir el capital.

—¡Por Dios, papá! ¡Ya basta! —exclamó Lali quitando la mano de la espalda de Peter—. Vamos a hablar de otra cosa. Tengo un gato.

—Así que es una empresa nueva. El treinta y tres por ciento fracasa en los cuatro primeros años.

—Es una especie de gato mutante —añadió Lali.

—Hace diez años sí que era nueva. Ahora funciona.

—Molesta a mis amigos. Estoy pensando en llamarlo Carlos —amenazó Lali.

—Mariana —la reprendió su madre—. ¡Compórtate!

—¿Un poco de pan? —ofreció Lali poniendo la canasta debajo de la nariz de Peter.

—Sí, gracias —cogió un pancito y le devolvió la canasta. Lali cogió uno también.

—¡Lali! —exclamó su madre.

—Está bien, está bien —accedió ésta y volvió a dejarlo.

—Así que tienes negocio propio —comentó Carlos con desconfianza.

—Sí. ¿Por qué no puedes comer pan? —le preguntó a Lali.

—Ya te dije, tengo que entrar en un vestido. No pasa nada, ya comeré pan en julio.

—Lali será dama de honor de Ana la semana que viene y no queremos que esté demasiado gorda —explicó María José.

—Ya lo estoy —admitió Lali.

—Deberías venir, Peter —lo invitó Ana, que no había probado el pan, la mantequilla ni la carne, aunque le había dado un buen sorbo al vaso con agua—. Al casamiento, y a la cena. Lali necesita un acompañante.

—¿Qué clientes tienes? —le preguntó Carlos antes de que pudiera aceptar la invitación.

—¿Hace cuánto tiempo salen? —quiso saber María José.

—¿Tienes familia? —le preguntó Lali jalándolo de la manga.

—Sí —contestó con cierta reserva.

—¿Son igual de horribles?

—¡Mariana! —exclamó María José con tono amenazador.

—Bueno, al menos me dejan comer pan —dijo Peter sin quitarle la mirada a María José—. Aparte de eso, sí.

—¿Perdón? —intervino Carlos.

—No me importa que me interroguen sobre cómo me gano la vida. Su hija me ha traído a esta casa y le concedo la importancia que merece. Tampoco me importa que su mujer me pregunte por mi vida privada. Pero Lali es una mujer maravillosa y durante toda la cena o no le han hecho ningún caso o la han acosado con un estúpido vestido. Y que conste que no estoy de acuerdo con que esté demasiado gorda para el vestido. Es el vestido el que es demasiado pequeño. Ella es perfecta —puso mantequilla en un trozo de pan y se lo pasó—. Come.
Lali parpadeó y lo cogió.

—No he estado casado ni comprometido y mi última relación acabó hace dos meses. Conocí a su hija hace tres semanas —le informó a María José. Después se volteó hacia Carlos—. La empresa tiene saldo positivo desde hace tiempo. Si quiere comprobarlo puedo darle referencias. Si la relación con su hija llega a ser seria podré mantenerla.

—¡Hey! Puedo mantenerme yo sólita —protestó con el trozo de pan todavía en la mano.

—Ya lo sé, pero tu padre quiere saber si yo puedo hacerlo. Come —Lali mordió el pan y Peter miró al resto de los comensales—. ¿Hay alguien que quiera saber algo más?
Ana levantó la mano.

—¿Sí?

—¿Vas a acompañar a Lali a la boda?
Lali intentó tragar.

—No me lo pidió. ¿Quieres ir a la boda de tu hermana conmigo?
Lali se atragantó y Peter le dio una palmadita en la espalda.

—Por supuesto que quiere —aseguró María José sonriendo por primera vez en la noche—. Estaremos encantados de que vengas. A la cena también.

—Buenísimo —dijo Peter, notando que había hecho algún progreso, mientras Lali respiraba con dificultad.

—El vino es excelente —le comentó Carlos.

—Gracias, esto... gracias a Javier. Sabe de vinos.

—Sí —dijo Carlos mirando a Javier, que le sonrió débilmente.

—¿Tienes un gato? —preguntó María José a su hija, y la velada transcurrió mientras le soltaba un discurso sobre gatos, Carlos hacía preguntas sobre el negocio de los seminarios, Javier miraba con el entrecejo fruncido, Ana sonreía y a Peter le dolía la cabeza. Había pasado noches peores, pero no muchas.

—Lo siento —le dijo Lali en voz tan baja que casi no la oyó.

—¿Por qué? La estoy pasando de genial.


Cuando terminaron el postre, que sólo comieron los hombres, Lali se llevó a Ana a la cocina.

—¿Te volviste loca? ¿Por qué le dijiste a ese hombre que venga a la boda?

—¿Por qué no? Necesitas un acompañante y es simpático. No veo el problema.

—Eso es porque no conoces su pasado.

—Bueno, al menos ahora tienes pareja. Creo que ha sido buena idea.

—No vuelvas a hacer una cosa así nunca más. Jamás —la amenazó con un dedo.

—Está bien. A pesar de todo tienes un acompañante muy sexy.

Su sexy acompañante apareció, dijo adiós amablemente a los padres, salió de la casa, le abrió la puerta del auto, se sentó en el asiento del conductor y le quitó las peinetas del pelo.

—Son horribles, Lali —dijo tirándolas por la ventanilla.

—Sí, gracias —dijo intentando no sentirse rescatada.


Continuará…

12 comentarios:

  1. jajaja me encantooooooooo...
    se los metio a todos en el bolsillo...
    jajajaja... =)

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  2. Si k la rescató ,pero d toda la familia.
    Harta me tenían con tanta preguntadera.

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  3. Ayyy me encantaa ❤️❤️❤️
    Maaass

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  4. Na na.... es genial, la familia insoportable y él un Duque! Más

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  5. me tiro del monte kikiriskiaga si llego a ener unos papas asi ... INFUMABLES
    +++++++++++++++
    @x_ferreyra7

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  6. Maaaaaaas!
    Vaya padres... Jajaja

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  7. Peter mas que un sexy acompañante practicMnt es su heroe jajajaja

    Espero el prox. Tq

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  8. Jajaa genial! Familia!
    Me encanto como Peter les puso los puntos.
    Espero más!
    Besos

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  9. con esa familia pa q enemigos XD muy bien por peter

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