Capítulo 65

Hola, hola camarones con cola!!! ¿Cómo les va? Espero que todo bien por sus lares!!!! Gracias por sus comentarios, por leer y por el tiempito diario! Son lo máximo :D

Laura!!!!!!!!!!!!!! FELIZ CUMPLE!!!!! Que los cumplas muy muy feliz! Espero hayas pasado lindo día hoy! :D Besos

P.D.: Abril volvió con su nueva nove en tusnovelalitter.blogspot.com dense una vuelta!!!!

Twitter: @Caparatodos

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—Haría cualquier cosa por ti —aseguró Agustín dándole una palmadita en la mano antes de continuar con su fantasía. Lali se agarró con fuerza e intentó no pensar en lo que dejaba atrás.

Capítulo 65:

En el restaurante, Benjamín lanzó una mirada triunfal a Melisa.

—Lo logramos.

—No —dijo ésta con la cara pálida—. No éramos nosotros.

—Lali estaba celosa —dijo Benjamín, que se sentía mucho mejor de lo que había estado en varias semanas—. Y después Peter hizo el ridículo con esa estúpida canción y logró que pasara vergüenza. Tenías razón —movió la mano y añadió en voz baja—: en lo de sumar un revolcón a la historia.

—Ojalá fuera verdad —deseó Melisa mirando hacia la puerta.

—Están ahí fuera discutiendo. ¿Por qué no te pones contenta?

—Existe un tipo de pelea que en realidad es un reajuste de la relación —le explicó con voz apagada—. Te peleas y después te reconcilias y te unes más. Y después se vuelve a discutir y a reconciliarse. Todas las veces se llega a un compromiso y se está más cerca el uno del otro.

—Decir que las peleas son buenas no tiene sentido.

—¿Cuál es el mejor sexo que existe, Benjamín? El de la reconciliación. Porque se está más unido. Si se trata del tipo adecuado de pelea y está realmente enojada con él vas a tener que actuar con rapidez.

—La llamaré mañana. Ahora mismo está demasiado furiosa. Es mejor que se calme.

—Muy bien, pero ten cuidado.

—Basta —le pidió poniendo una mano encima de la suya—. Ganamos.

—Esta noche no ha ganado nadie.

Avanzada la noche, después de que Lali y Ana terminaran de doblar doscientas cajitas para torta y hubieran hablado de la boda sin mencionar a Javier o a Peter, Ana se fue a dormir y Lali se quedó en el sillón con Elvis sobre sus piernas e intentó averiguar en qué momento se había equivocado. Puede que si no hubiera aceptado ir a aquel picnic en el parque, si no lo hubiera besado, si él no la hubiera besado.

Si no hubiera conocido a Tomás... No cabía duda de que había sido antes de conocer a Tomás. Puede que si no hubiera creído que era lo suficientemente inteligente como para engañar a Benjamín y a Peter... Si hubiera sido lo bastante sensata como para no haber cruzado el bar aquel día, haberlo mirado a la cara, saber que no podía esperar nada bueno de él y no haber escuchado nada sobre la maldita apuesta... Le resultaba di-fícil precisar en qué momento había ido más allá de la imprudencia para entrar en el terreno de la locura, pero siguió creyendo que si era capaz de averiguar cuándo se había equivocado, entendería lo que había sucedido y podría terminar con todo aquello de una vez.

Alguien tocó la puerta y cuando la abrió se encontró a Candela con su bata y una tetera en la mano.

—Preparé nesquik —dijo, y Lali no pudo contener más las lágrimas—. Amiga —dijo Candela poniéndole un brazo alrededor—. Dale, tenemos que hablar de todo esto.

—Me creía muy inteligente —dijo Lali intentando mantener firme la voz—. Pensaba que lo tenía todo bajo control.

—Yo creo que lo has hecho muy bien —dijo Candela dejando la tetera sobre la mesita de café. Sacó una taza de cada bolsillo y Lali comenzó a reír a pesar de las lágrimas.

—¿Dónde está Victorio? No me gustaría...

—Está abajo, durmiendo. Está preocupado por ti, pero parece cenicienta… llegan las doce y se queda dormido durante ocho largas horas.

—Si hubiera sido más inteligente habría elegido a Victorio —dijo Lali riéndose otra vez.

—Te habrías aburrido bastante —la consoló Candela pasándole una taza—. Y a estas alturas yo me habría deshecho de Peter.

—¿Lo habrías hecho?

—¡Por favor! ¿Al amo del universo? Sólo es un hombre asustado. No tengo tiempo para esas cosas. Quiero tener hijos, no casarme con uno.

—Es una buena persona —lo defendió Lali tomando un sorbo del chocolate y sintiéndose mejor.

—Sí, y algún día crecerá y será un buen hombre. Mientras tanto, te rompió el corazón y estoy enojada con él.

—No lo hizo e intentó no estar conmigo.

—Ni hablar —replicó Candela sentándose en el sillón con su taza—. Ha tenido todas las oportunidades del mundo para alejarse de ti y las ha aprovechado para estar contigo.

—Eso es porque no podía utilizar su encanto.

—Deja de portarte como una niña —la regañó Candela y Lali sacudió la cabeza y asustó a Elvis—. Mírate, estás destruida, pero no es ni por su culpa ni por la tuya. ¡A la mierda!

—¡Candela! —exclamó Lali escandalizada.

—¿Qué quieres, Mariana? Si la vida fuera un cuento de hadas, si hubiese un final feliz, ¿qué pedirías?

—A Peter —aseguró Lali, que sintió vergüenza de confesarlo—. Sé que...

—Cállate —le pidió Candela levantando una mano—. ¿Por qué lo pedirías?

—Porque es divertido —contestó sonriendo por ser tan superficial, al tiempo que parpadeaba para librarse de las lágrimas—. Es muy divertido y me hace sentir increíble. Cuando estoy con él no me siento gorda.

—Tampoco lo eres cuando estás con María o conmigo.

—Sí, pero es un poco como ustedes, salvo que no puedo confiar en él y me excita mucho.

—Puede que te excite por eso, porque es alguien que no puedes controlar.

—Sí —aceptó apoyando la cabeza en el respaldo—. Me excitaba mucho. Nunca sabía lo que iba a pasar, y el tampoco. Nos hemos alimentado mutuamente. Qué tontos hemos sido.

—Yo no me apresuraría a hablar en tiempo pasado. Y volviendo al tema de los cuentos de hadas. Cuéntame tu final feliz.

—No lo hay. Por eso no lo tendré nunca.

—El mío es que me caso con Victorio y tenemos cuatro hijos. Vivimos en una casa grande en algún country, en la que hay buenos colegios, pero no todo el mundo es superficial.

—Tiene sentido —dijo tomando otro sorbo de cacao.

—Soy una madre que no trabaja fuera, pero tengo algunos clientes, mis favoritos y cuido de su cartera de acciones para no perder práctica. Y se pasan la voz, los niños crecen y amplío mi clientela porque todo el mundo quiere trabajar conmigo.

—Eso no es un cuento de hadas. Puede pasar.

—Y nuestra casa —continuó Candela como si no la hubiera escuchado— se convierte en un sitio al que va mucha gente durante las vacaciones y los cumpleaños. Y organizamos grandes cenas y hay muchos comensales a la mesa y tenemos una familia que hemos elegido. Y tú, María, Peter y Agustín son padrinos de nuestros hijos y cada vez que hay algo en su colegio vienen para animarlos...

—Allí estaré —aseguró Lali esforzándose por no llorar.

—Y ninguno de nosotros volverá a sentirse solo porque nos tendremos los unos a los otros. Les encantarán mis nietos. Los llevaremos a comprar zapatos...

—Candela —exclamó Lali apoyando la cabeza en el cojín mientras ésta le acariciaba el pelo—.

—Ahora tú —le pidió cuando los sollozos de Lali fueron disminuyendo.

—No puedo.

—Pues vas a poder. Todo empieza con Peter, ¿no?

—¿Por qué? —preguntó Lali incorporándose y limpiándose las lágrimas con la manga—. ¿Por qué tiene que empezar siempre todo con un chico?

Continuará…