martes, 14 de mayo de 2013

Capítulo 2




Hola!!!! ¿Qué tal estuvo su día? Espero que bien!!! Acá les dejo un nuevo capi bastante larguito para que disfruten ;) me alegro les guste y espero siga siendo así! Un beso y mañana nos leemos!!!

Twitter: @Caparatodos
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Su nombre era Mariana Espósito y era dueña de una tienda de curiosidades en San Telmo junto con su socio, Ignacio Pérez. Ambos eran sospechosos de utilizar la tienda como tapadera de otros negocios más lucrativos como la venta de antigüedades robadas.

Capítulo 2:

Ninguno de los dos estaba fichado y nunca habrían atraído la atención de la policía si hubieran seguido operando a pequeña escala, pero la avaricia había sido más fuerte. La semana anterior habían robado una famosa pintura impresionista al hombre más rico del País, Marcelo Arredondo, más conocido como «El Rey de las Uvas». En el interior su poder e influencia sólo eran inferiores al poder de Dios. Sólo alguien con un par bien puestos le robaría un Monet al Rey de las Uvas. Hasta ahora, Mariana Espósito e Ignacio Pérez eran los principales sospechosos del caso. Un informante de la cárcel había dado sus nombres a la policía y cuando los Arredondo revisaron sus registros habían descubierto que seis meses antes Pérez había estado en casa de los Arredondo examinando una colección de lámparas.

Peter aspiró el humo y lo exhaló lentamente. La pequeña tienda de antigüedades era la tapadera perfecta y se hubiera apostado lo que sea a que el señor Pérez y la señorita Espósito sólo esperaban a que se enfriaran las cosas para entregar el Monet a algún traficante de arte a cambio de un montón de dinero. La mejor manera de recuperarla era encontrar la pintura antes de que pasara al traficante y desapareciera.

El Rey de las Uvas había llamado al intendente hecho una furia quien, a su vez, había llamado a Vázquez y a los detectives de la comisión antirrobo. El estrés hacía que algunos policías terminaran refugiados en la bebida, pero Peter no. No era de los que les gustaba empinar el codo. Mientras vigilaba a la sospechosa tomó otra larga calada y repasó mentalmente todos los datos que había conseguido sobre la señorita Espósito.

Sabía que había nacido y crecido en Banfield, una localidad al sur de Gran Buenos Aires. Su padre había muerto cuando era niña, y había vivido con su madre, su tía y su abuelo.

Tenía veintiocho años, medía un metro cincuenta y cinco y pesaba alrededor de cincuenta kilos. Tenía las piernas cortas y los shorts también. La vio inclinarse hasta tocar el suelo con las manos y disfrutó de la vista igual que del cigarro. Desde que le habían asignado la tarea de seguirla había desarrollado un profundo aprecio por la dulce forma de su trasero.

Mariana Espósito. Su nombre sonaba a estrella porno. Peter nunca le había hablado, pero había estado lo suficientemente cerca de ella como para saber que tenía todas las curvas adecuadas en los lugares precisos.

Y su familia tampoco era desconocida. La Compañía minera Espósito había operado en Jujuy durante los años noventa antes de ser liquidada. Al mismo tiempo, había hecho inversiones muy fuertes, pero infortunadas, lo que sumado a una mala gestión hizo reducir considerablemente la fortuna familiar.

La observó hacer algún tipo de estiramiento de yoga sobre un solo pie antes de empezar a correr con un trote corto. Peter lanzó el cigarro al jardín y se alejó de su auto. La siguió a través del parque. El aire matutino que flotaba se pegaban a la pechera del polo de Peter.

Peter controló su respiración, lenta y pausada, mientras corría al mismo ritmo que la mujer que iba quince metros por delante de él. Toda la semana anterior, desde el robo, la había seguido aprendiendo sus hábitos, la clase de información que no podía obtener del gobierno o de archivos, ya fueran públicos o privados.

Hasta donde él sabía, ella siempre hacía el mismo recorrido de más de tres kilómetros y llevaba puesta la misma riñonera negra. Corría mirando constantemente a su alrededor. Al principio había sospechado que iba en busca de algo o alguien, pero nunca se había reunido con nadie. También le preocupaba que sospechara que la seguía, pero había tenido cuidado de ponerse ropa diferente todos los días, de estacionar en lugares distintos y cambiar el puesto de vigilancia. Algunos días se ponía un gorro y buzo. Esa mañana se había amarrado un pañuelo rojo a la cabeza y se había puesto un polo gris.

Dos hombres con brillantes polos azules corrían por la vereda hacia él. Cuando pasaron a la Srta. Espósito, giraron la cabeza y observaron el balanceo de su short, bastante corto y blancos. Cuando volvieron a mirar al frente, llevaban idénticas sonrisas de satisfacción. Peter no los culpó por intentar mirarla una última vez. Tenía una retaguarda maravillosa. Era una pena que estuviera destinada a ser tapada por un uniforme de prisión.

Peter la siguió fuera del parque a través de un puente peatonal, procurando permanecer a una distancia prudente mientras continuaban su recorrido.

Su perfil no se ajustaba al típico ladrón. A diferencia de su socio ella no estaba cubierta de deudas hasta las cejas. No era ludópata ni adicta a las drogas, lo cual dejaba sólo dos motivos posibles para que una mujer como ella participara en un delito de tal magnitud.

Uno eran las emociones fuertes, y Peter, ciertamente, podía entender cuánto atraía vivir en el filo de la navaja. La adrenalina era una droga potente. Bien sabía Dios cuánto le había gustado a él. Le había encantado la forma en que se le metía bajo la piel poniéndole los pelos de punta y haciéndolo temblar de excitación.

El segundo era más común, el amor. El amor solía meter a las mujeres en demasiados problemas. Había conocido a muchas de ellas que se desvivían por algún desgraciado hijo de… que no dudaba en venderlas al mejor postor para salvarse. Peter ya no se asombraba de lo que algunas mujeres eran capaces de hacer por amor. Ya no le sorprendía encontrarlas en la cárcel cumpliendo condena por sus hombres con el rímel corrido soltando la misma frase de siempre: «no tengo nada malo que contarte de fulanito, lo amo».

Los árboles por encima de la cabeza de Peter se volvieron más densos mientras la seguía hasta el segundo parque. Era más grande, más verde y tenía la ventaja añadida de los museos de arte, el zoológico y uno que otro paseo por la ciudad.

Sintió que se le salía algo del bolsillo un instante antes de oír un plaf contra el piso. Metió la mano en el bolsillo vacío y giró la cabeza para ver la cajetilla de cigarros a mitad de camino. Vaciló unos segundos antes de volver sobre sus pasos. Algunos cigarros habían salido rodando sobre la vereda y se apuró en recogerlos antes de que se cayeran en un charco. Su mirada se desplazó a la sospechosa que corría con su habitual trote lento, luego volvió a los cigarros.

Los colocó dentro de la cajetilla procurando no romperlos. Tenía intención de disfrutar de todos y cada uno de ellos. No le preocupaba perder su objetivo. En realidad, ella corría casi tan rápido como un perro viejo con artritis, algo que agradeció en ese momento.

Cuando volteó la mirada al camino, se quedó quieto un instante y luego lentamente metió la cajetilla otra vez en el bolsillo. Todo lo que veían sus agudos ojos era la sombra negra de los imponentes árboles y el gras. Una ráfaga de viento agitó las pesadas ramas en lo alto y le aplastó la ropa contra el pecho.

Dirigió la mirada hacia la izquierda divisando, al otro lado del parque, la silueta de Lali dirigiéndose hacia el zoológico y la zona de juegos infantiles. Comenzó a seguirla de nuevo. Por lo que podía ver, el parque estaba vacío. Cualquiera con un poco de materia gris en el cerebro se habría apurado para largarse antes de que estallara la inminente tormenta. Pero solo porque el parque pareciera estar vacío no quería decir que la sospechosa no fuera a reunirse con alguien.

Cuando un sospechoso se alejaba del patrón habitual normalmente quería decir que algo estaba a punto de suceder. El sabor de la adrenalina desbordó su garganta y le dibujó una sonrisa en los labios. Dios, no se había sentido tan vivo desde la última vez que había perseguido a un camello por un callejón en la zona norte.

La perdió de vista una vez más mientras pasaba por delante de los baños y desaparecía en la parte de atrás. Años de experiencia le hicieron mantener las distancias mientras esperaba verla de nuevo. Cuando después de un momento no apareció, metió la mano bajo su polo y abrió el cierre de su pistolera. Se apretó contra la pared de ladrillo y escuchó.  

Continuará…

22 comentarios:

  1. MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE :3

    @DaniiVasqueez

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  2. subii otro cappppppppppp por favorrrrrrrrrrrrrrr! me encanta esta nove, me intriga muchooo ! :D

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  3. Que hará lali?? Descubrió a peter?? Más

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  4. Eres unica para dejarme con la intriga.Peter es muy safaz y ya sospecha k pasa algo raro.No se xk pero creo k se equivoca y no pasa nada.

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  5. para mi, con los pocos datos que se saben hasta ahora, el culplable es Agustín ya que tiene muchas deudas y demás. Lali no tiene nada que ver
    pero eso sería muy obvio asique habrá que esperar
    QUIERO MAS :)

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  6. sdvhsdk waaaaaa!
    Mas noveeee
    Pobre Lali!

    @angiezavaleta

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  7. ME ENCANTAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    QUIERO MAA! :)
    YO YA SUBI MAS PASATE! graciaas por tus comentarios

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  8. Me encanta!
    masssss! :)

    @ligiaelenaCM

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  9. Me encanta!!! estoy deseando de que subas el siguiente cap!:) que tendra que escuchar Peter... quiero mas mas mas!!

    beso Cami!:)

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  10. Lina (@Lina_AR12)15 de mayo de 2013, 5:55

    Muy bueno,esta intrigante,me encanta cdo se mezcla amor/accion/misterio,a trabajar nuestras neuronas,JAJA!

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  11. Uuuu qe pasara, se me hace qe alguien quiere hacerle algo a Laali, espero mas! Beso :),

    arii

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  12. MALA!!! no podes dejarlo ahiiiiiii

    me parece que las mujeres no son los unicos que actuan por amor y ojala que Peter lo descubra con Lali =)

    me gusta mucho estooo intriga, emocion, aventura, amor =) QUIERO MAS!!!

    besos

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  13. Me encantó la nove, quiero más y cómo tantas veces vas hacer que pensemos y demos con los del robo jaja
    @Masi_ruth

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  14. Ufa, no nos podes dejar asi!! y ahora? y ahora? quiero el proximoooooooo ya! ajajja!!Espero mas nove, tengo teorias pero mejor me las callo, quiero descubrirlo junto a todos ajja!beso!Giu

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  15. Ay quiero mas!!! Otra vez una Lali "ladron" pero sera asi?
    Espero mas
    Besos

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  16. Un policía mi sueño de toda la vida jaja, que suerte tiene siempre Lali

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