domingo, 6 de abril de 2014

Capítulo 63


Hola, hola!!!! ¿Qué tal muchachas? Espero que todo bien y hayan podido disfrutar de su día, recargar pilas y renovarse para empezar la semana con todo!!!! Así estemos sin ganas, cansadas o reacias, dale dale que le metemos punche y la remamos para hacer el “no hay tal crisis” y que se pase rápido y de la mejor manera posible ;) Gracias por estar siempre ahí, en serio son lo mejor!!!! Un beso y mañana nos leemos de nuevo!

P.D.: Como yo también quiero que Peter vuelva, hoy es domingo y bueno nada, me pueden, capítulo larguito :P jajajaja

Twitter: @Caparatodos
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—Ehh... —Euge miró por la ventana. La calle estaba desierta—. Más o menos.
Lali sintió que pisaba terreno resbaladizo.

—Euge —preguntó con cuidado— ¿has estado alguna vez en uno de esos bares que dices?

Capítulo 63:

—Bueno... dentro, dentro no —explicó Euge con sinceridad—. A ver, cuando mamá enfermó solíamos ir a un bar que uno de nuestros amigos conocía, de camino al hospital. Eran tan… tan increíble. El hospital era horrible, y después volvíamos a casa en silencio y, cuando llegábamos, la cafetería estaba cerrada y llena de polvo y sucia y todo era tan... deprimente. Una semana después teníamos que volver al hospital para que le hicieran la quimioterapia, que era totalmente horrible, y pasábamos delante de ese sitio maravilloso llamado La Trattoria, que era fresco y limpio y... y hermoso. Allí todo el mundo parecía pasarla genial... —Euge se mordió el labio y se encogió de hombros—... No sé. Todo el mundo parecía feliz. —Euge volvió a encogerse de hombros y apartó la mirada.

—Entiendo —dijo Lali. Y era verdad.
Bueno, entonces si Euge quería un bar con helechos, iba a hacer lo que fuera necesario para que lo tuviera.

—Perfecto. —Lali trató de no perder la voz—. Bien, pues vamos a poner un par de ideas encima de la mesa, ¿no? A ver, podríamos poner la barra entrando a la izquierda. —Se detuvo y entrecerró los ojos mientras pensaba en algo—. Euge, ¿puedes conseguir los papeles necesarios para vender alcohol?
Euge se levantó indignada.

—Tengo veinticinco años —dijo con dignidad—, ¡claro que puedo conseguirlos! Además, mi primo Alfonso es alcalde y Peter está a cargo del municipio. Alfonso y Peter se reúnen un par de veces al año para tratar los asuntos del pueblo y luego se van a El Puesto a tomar unos tragos. No se me había ocurrido nunca, pero si pudiera vender alcohol aquí se ahorrarían el viaje.

—No hay nada como los amigos —dijo Lali secamente—. De acuerdo, la barra podría estar aquí, entonces. Eso no es difícil de construir; basta con un muro de ladrillo con mayólicas en los lados y una cubierta de madera como encimera. Ahí es donde esperan los clientes hasta que su mesa esté lista, y es donde normalmente algunos se emborrachan y los obsesos de la salud se enjuagan el riñón con litros y litros de agua con limón. Nosotros tendremos hombres rudos y cerveza, pero no pasa nada. —El lápiz de Lali volaba mientras hablaba. Pasó la página—. Ahora, en la zona central podemos poner las mesas. Cualquier tipo de mesa funcionará, pero tiene que ser redonda; da igual que sean de plástico barato, porque podemos coserles unas fundas de tela para tapar las patas. Podemos pintar las paredes de azul claro y crema o de melocotón y crema. Y podemos hacer que las puertas se vean como si fueran de mármol. Necesitamos macetas grandes, algo como... —Lali sacó la lengua mientras dibujaba—... esto. Ya que queremos helechos, las macetas tienen que ser grandes y profundas. —Levantó la mirada al ver que una sombra atravesaba la mesa—. Hola, Pablo.

—Hola chicas. —Pablo asintió con la cabeza—.Hey, campeón. —Pablo apoyó la mano en el hombro de Rafael.

—¡Papá! —La sonrisa de Rafael mostraba lo feliz que estaba y buena parte del último trozo de torta que se había metido a la boca—. La señorita Rinaldi me invitó un poco de torta.

—Así veo —dijo Pablo con cariño, alborotándole el pelo al niño—. De hecho, lo veo demasiado bien. ¿Te acuerdas lo que te dije sobre masticar con la boca abierta y hablar con la boca llena?
Rafael cerró la boca obedientemente y continuó masticando.
Pablo se quedó con la sonrisa y se giró hacia Lali.

—Gracias, Daniela. ¿Qué tal estuvo la clase?

—Bien —dijo Lali sonriendo y cruzando los dedos por debajo de la mesa. El niño apenas había abierto los libros antes de salir disparado a jugar con Frodo en el patio de atrás—. Y además logramos peinar a Frodo.

—Me alegro. —Pablo vaciló unos segundos, pasando su peso de un pie al otro—. Y... ¿qué tal le va en el colegio? —preguntó por fin—. Dijiste que había estado teniendo problemas y me gustaría saber si... las cosas iban mejor ahora. —Pablo miró a su hijo, pero Rafael estaba ocupado recogiendo las migas del plato con el tenedor—. ¿Y? ¿Va mejorando?

Lali miró el rostro tenso de Pablo. Había dejado de juguetear con los dedos y estaba de pie, recto, frente a ella, como esperando de que lo registraran. Lali se preguntó si habría estado en las fuerzas armadas, como Peter. De ser así, podría haber pasado revista en aquellos momentos. Estaba recién afeitado y la ropa que llevaba, pese a estar destrozada, estaba limpia y planchada. El blanco de los ojos era traslúcido, no quedaba ni rastro del rojo del día que le conoció. —Rafael va bien, Pablo —dijo con amabilidad—. No creo que tengas que seguir preocupándote. Sus notas han mejorado y parece estar adaptándose bien... —Lali vaciló. ¿Cómo se hablaba con delicadeza de una madre que largó?—... a la nueva situación —concluyó brevemente.
Pablo soltó un suspiro.

—Me alegro; me alegro mucho. —Se giró para mirar a su hijo—: ¿Por qué no me esperas en la camioneta, Rafa? Voy en un minuto.

—Dale, Pa.
Pablo esperó a que Rafael se hubiera ido y se volteó hacia Lali.

—¿Estás... segura de que está bien?

—Caray… —sonrió Lali—, no soy psicóloga infantil, y aún es pronto para saber si se convertirá en Jack el destripador o en director de la mayor empresa contaminante. Pero, por el momento, ha vuelto a la normalidad de un niño de siete años.
Pablo soltó un suspiro de alivio.

—Yo también he vuelto a ser yo. Han sido unos días muy... difíciles.

—Me lo imagino. —La voz de Lali era firme. Se acordó del despojo de hombre que había conocido, nada que ver con el hombre sobrio y trabajador que tenía en frente.

—Creo que ya podemos dejar de molestarte.

—Ah... —Lali movió la mano. La verdad era que, ahora que Peter no estaba, Rafael le hacía compañía y mantenía la oscuridad a raya. Cuando Pablo venía a buscar a Rafael, se quedaba con la sola compañía de Frodo—. Rafael no me molesta. Para nada...

—De todas formas, tiene que ponerse al día con sus tareas. Ya va siendo hora de que nos adaptemos a nuestra nueva rutina. De que recuperemos nuestras vidas. Claro que no podría haberlo hecho sin tu ayuda; nunca podré agradecerte lo suficiente. —Los ojos de Pablo la miraron fijamente—. Te lo debo. Rafael lo es todo para mí. Me avergüenzo de haberle fallado así; si no hubieras recogido los trozos rotos, no sé qué habría pasado.

—¡Ay, Pablo! —Pablo estaba siendo demasiado duro consigo mismo—. No habría pasado nada. Rafael es muy buen chico, y está claro que eres un padre muy atento. No ha sido más que una mala época, pero todo ha salido bien.

—Gracias a ti —insistió Pablo—. De verdad, no puedo agradecértelo lo suficiente. —Se pasó la mano por el pelo—. Si algún día necesitas algo, lo que sea, sólo tienes que pedírmelo. Muchas gracias de nuevo y... —Se detuvo al darse cuenta, de repente, del dibujo que había sobre la mesa—... ¿qué es eso?

—Nada —dijo Lali rápidamente.

—¿Cómo que nada? —preguntó Eugenia indignada. Le dio la vuelta al papel para que Pablo pudiera verlo bien—. A Lali se le han ocurrido un par de ideas para redecorar la cafetería, ¿no es genial? Vamos a convertirla en un sitio de moda.

—¿Ah, sí? —Pablo examinó el dibujo de Lali con cuidado, y luego miró alrededor de la cafetería, como si la viera por primera vez—. No soy ningún experto —dijo Pablo—, pero parece que va a ser un sitio agradable.

—Sí, sí que lo será —dijo Euge con orgullo—. Sólo que todavía no nos decidimos sobre dónde meter los helechos.
Pablo se detuvo a pensarlo.

—Peter tiene un par de recipientes de caballo antiguos. Podríamos arreglarlos, llenarlos de tierra y clavarlos al suelo. Se los podríamos traer con un camión cuando quieran. Y en cuanto al trabajo en sí... bueno, yo no soy demasiado habilidoso con el serrucho y el martillo, pero Peter sí y en nada estará de vuelta. Así que podemos ayudarlas.

—No ves que eres lo más, gracias. —Lali observó la cara de alegría de Euge—. Y dale las gracias a Peter también.

—No hay de qué. Sé que Peter haría cualquier cosa por ti. Y yo también. —Pablo levantó la mano en una especia de saludo—. Las veo después.
Se marchó, dejando a Lali con la cabeza como un bombo.
Euge no estaba haciéndole caso.

—Dios mío. —Estudiaba los dibujos de la misma forma en que algunas mujeres observan el último Vogue—. Son increíbles. —Levantó la mirada y sacudió la cabeza maravillada—. Tienes verdadero talento.

—No es más que un boceto —dijo Lali con modestia, volviendo a centrarse en la decoración. Cuando Pablo mencionó el nombre de Peter, el corazón le había dado un vuelco—. A ver, estaba pensando en que podríamos poner la zona de la cocina aquí... —Lali se detuvo pensando en la cocina y en que una cocina era donde se preparaba comida para el consumo humano, y en que la persona encargada de preparar esa comida para el consumo humano iba a ser Euge.
Al parecer, Euge estaba pensando lo mismo.

—La zona de la cocina —dijo sin ningún entusiasmo.

—¿Sabes, Euge? —Lali dejó el lápiz y ladeó la cabeza—. Estaba pensando que si tu cafetería... tu restaurante... sale adelante y la gente empieza a venir desde, ehh, El Puesto y los alrededores... bueno, a lo mejor te gustaría centrarte en hacer de anfitriona y no en la cocina.

—Anfitriona. —Euge esbozó una sonrisa—. Eso me gusta.

—Así que —continuó Lali—, estaba pensando que a lo mejor querrías contratar a alguien... a alguien que pudiera... ya sabes, encargarse de ese otro asunto.

—¿Te refieres a alguien como... un cocinero? —Euge frunció el ceño.

—Bueno, sí. Estaba pensando que a lo mejor Nadia Castillo pudiera ayudarte con eso. Sus hijos ya no viven en casa y creo que aceptaría encantada un trabajo a medio tiempo.
Euge parpadeó.

—¿Nadia Castillo?

—Sí.

—¿De cocinera?

—Ajá.
Euge le dio vueltas a la idea mentalmente.

—Bueno, está claro que Nadia Castillo es una gran cocinera. De chiquitos todos nos peleábamos por llevarnos su torta de chocolate en la feria que organizábamos para la Iglesia. Pero no lo sé, Lali. —Euge se removió en su asiento, como con vergüenza—. La cafetería no da tanto dinero; no podría pagar el sueldo de nadie.

—Bueno, ¿y por qué no tratas de hablar con Nadia del tema? —Lali le señaló el teléfono con la cabeza—. Llámala y habla con ella. A lo mejor pueden llegar a algún tipo de acuerdo, como compartir las ganancias o algo así.

—¿Ahora? —preguntó Euge.

—¿Para qué dejar para mañana lo que puedes hacer hoy?

Euge se acercó despacito hasta el teléfono y marcó el número. Lali observó a Euge, apoyada contra la pared y con el cable del teléfono enrollado en el dedo índice, como la adolescente que había sido hasta hacía poco, y escuchó la conversación que le llegaba.

—Hola, Leonardo. Soy yo, Eugenia. Bien, ¿y tú? ¿Y qué tal Nadia? Oh, siento oír eso. —Euge miró a Lali, quien sacudió la cabeza y le dijo en silencio: «Dale». Euge tomó aire con fuerza y se giró hacia el teléfono—. Bueno, de todas formas, ¿podría hablar con ella un minuto? Ehh, negocios. Creo. Dile... ah, ok, espero... Hola Nadia; soy Euge. Escucha, estoy aquí con Daniela Rinaldi, ya sabes, la nueva profesora de primaría. Y, nada, estábamos hablando acerca de redecorar la cafetería. No, no está decidido aún, por ahora sólo es una idea... y... y estaba pensando que necesitaría que alguien me ayudara en la cocina. El problema es que no puedo permitirme... ah. Sí... claro, dale. Hasta dentro de un rato entonces. —Euge colgó el teléfono con cara de sorpresa y se giró hacia una sonriente Lali—. Dice que ahora mismo viene.

—¿Viste? —dijo Lali—. No ha sido tan difícil, ¿o sí? Dale, sigamos con lo nuestro antes de que llegue Nadia, que luego querrán hablar de negocios sin tenerme a mí de por medio. —Lali acabó el dibujo de la sala vista desde la pared del fondo y le añadió un par de recipientes, que llenó de plantas—. Dime —dijo como sin querer, concentrándose en pintar las hojas de los helechos—, ¿crees que Peter querrá ayudarnos... ayudarte con esto?

—Sí, por supuesto. —Euge ladeó la cabeza con curiosidad—. Por favor, si estás por aquí, Peter también lo estará; no hay duda de eso. Oye, Lali ¿de dónde podemos sacar todas esas plantas? La floristería más cercana está a varios kilómetros de acá y, de todas formas, los helechos no son nada baratos.
Lali terminó el último dibujo y lo admiró en silencio. El Lugar de Mecha nunca se parecería a eso, pero aun así.

—Euge, entre Fiambalá y El Puesto hay miles de helechos y árboles.

—¿Estás insinuando que nos robemos algunos?

—Prefiero pensar que los estamos recolocando en otro sitio —respondió Lali de inmediato—. De todas formas, Catamarca tiene toneladas de helechos. Sólo tenemos que asegurarnos de no cortarles la raíz.

—Robarlos —dijo Euge con admiración—. Nunca se me habría ocurrido. Tienes una imaginación desbordante, en serio. ¿Cómo lo haces?

—Con astucia —dijo Lali con un suspiro.


Continuará…

18 comentarios:

  1. me encantooooooooo el capitulo, estoy deseando que vuelva peter para estar con ella y protegerla para que no la hagan daño. besos

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  2. Robar Helecho jkkkjdds xD Son Lo Mas :D

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  3. jajaja muy buenoo
    masssssss
    @x_ferreyra07

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  4. Peter VOLVE!!
    jajaja me encanta Lali y Euge re lindas!!
    @gbv_17

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  5. yo me imagino a peter con ojeras y todo desalineado pero desalineado mal, no un apenas desalineado que te dan ganas de partirlo en diez, no, uno que te den ganas de salir corriendo a penas lo ves,jajja lo se soy mala,pero es que con los pensamientos que se leen en los caps anteriores que queres,debe estar pensando una y otra vez en "dani", y en que algo le puede pasar,o en que si ella piensa en el y de todo.pobeshito :(
    ME ENCANTO EL CAP! ESPERO EL 64!!!

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  6. Jajajaja Lali parece mi madrina, según ella las mejores plantas que "prenden", son las robadas jajaja
    Quiero más!
    Lore

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  7. Lina (@Lina_AR12)6 de abril de 2014, 21:06

    Recolocando...JAJA muy bueno eso!

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  8. Q vuelva PETERRRRRR LO EXTRAÑOOOO !!!!jajjaja my bueno el cap. Segila !!!!

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  9. Me encanto el capítulo!!! PETER VOLVE que tanto Lali como nosotras te extrañamos!! jaa
    Espero el proximo!

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  10. Helechos ,un antojo del embarazo d mi hijo Dani.Recuerdos.
    Pablo está muy agradecido.

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  11. Va a ser todo un exito el restaurante! Peter vuelve yaa
    Maaas nove

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  12. que amor q es lali
    saca adelante a euge, siendo que ella tiene un lio en su cabeza
    quiero que peter vuelva
    beso

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  13. Lali es demasiado buena!!!

    Cuanto queda para que llegue Peter????

    @laliteronfire

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  14. Que onda Euge y Pablo? Me gusta mucho eh..
    Que vuelva Peteeeeeeeer!!

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  15. Me gusta esta actitud de Lali... ganas de que vuelva Peter y ver como siguen sus encuentros después de este viaje

    espero mas novee TQ amiga

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