Capítulo 81

Hola, hola!!!!! ¿Qué tal? Ojalá que estén teniendo un buen día ;) Muchas gracias por estar y ser lectoras tan incondicionales!!!! Un beso y mañana nos volvemos a leer!!!!

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—Bueno, me alegro de que cambiaras de opinión. —Le sonrió y él la abrazó con fuerza. Al cabo de un rato, le dijo—: Me alegra saber que no siempre eres tan terco.

—Gracias —respondió forzando una sonrisa—. Creo.

Capítulo 81:

Como muchos de aquel oficio, el profesional tenía el don de la invisibilidad.

Gracias a que era de altura y peso promedios, el profesional podía entrar y salir de los sitios, indagar un poco y, después, nadie sería capaz de describirlo con exactitud. Parte de un buen golpe se debía a la información, y no se podía obtener información si se llamaba la atención.

Le había resultado imposible encontrar un buen mapa de Fiambalá, pero no le había costado encontrar la calle Jorge Isaac del Pino 124. Era fácil ubicarse en Fiambalá, de modo que el profesional ni siquiera tuvo que preguntar dónde estaba. Le había bastado con recorrer la zona para distinguir cuál era la casa de Mariana Espósito.

Era una casita de una planta, con pintura atenuada y un jardincito en la entrada. Una de las columnas de la fachada tenía una raja de medio centímetro de ancho y, en su conjunto, no tenía nada que ver con la casa en la que solía vivir en Buenos Aires. Su departamento en la capital se ubicaba en un edificio lleno de inmuebles valorados en 350.000 dólares cada uno.

«Has pasado a peor vida, Mariana Espósito», pensó el profesional.

Pero, al parecer, en Fiambalá, no había perdido el tiempo. Se la relacionaba con un hombre, un tal Juan Pedro Lanzani, y para su gran disgusto no parecían dejarla sola ni un minuto del día. Desde que salía de su casa, por la mañana, hasta que volvía a entrar por la tarde acompañada de Juan Pedro Lanzani, que se quedaba a dormir ahí, Mariana Espósito siempre estaba acompañada por alguien. Si Juan Pedro Lanzani no estaba alrededor, iba con alguno de sus hombres. El profesional oyó que que sus nombres eran Pablo, Alonso y Salvador.

Había tenido una mínima oportunidad durante aquella estúpida reunión de mujeres, pero el Lanzani, con cara no muy amigable, había aparecido en el peor momento.

Normalmente todo eso no le habría significado ningún problema, ya que el profesional sabía utilizar armas de precisión y podía pegarle un tiro a Mariana Espósito desde lo alto de algún techo mientras atravesaba la calle. Pero había dos problemas. Y eran alarmantes.

El primero de ellos era que los hombres de Fiambalá parecían ser bastante desconfiados, empezando por Juan Pedro Lanzani, que no paraba de mirar a todos lados al caminar. Y el oficial también parecía estar demasiado alerta, sin alejar nunca la mano de la pistola. El profesional no estaba del todo seguro de poder escapar tras el disparo, y al profesional le gustaba estar seguro de las cosas.

Pero, sobre todo, Fadul tenía que saber exactamente quién se había deshecho de Mariana Espósito; de lo contrario, podía despedirse de su recompensa. Mariana Espósito muerta no significaba nada para el profesional, a no ser que pudiera demostrarle a Fadul quién lo había hecho y, así, conseguir con los dos millones de dólares.

Tenía todo muy bien preparado. Todo estaba en su sitio, listo para hacerse. La pequeña pistola, la cámara con la hora... pero las cosas parecían no ir según lo establecido, y eso era malo. Muy malo. El profesional ya lo tenía todo organizado para llegar a la playa a fin de mes, y esas dificultades inesperadas estaban llevando su plan al tacho.

Maldito Juan Pedro Lanzani.

Aburrido y enfadado, el profesional rebuscó el archivo de Peter, esperando encontrarse con los detalles estúpidos de la vida de un hombre cualquiera. La pantalla se llenó de información relacionada con Juan Pedro Lanzani. Lo primero que vio fue el símbolo que indicaba que había pertenecido al servicio militar, y eso lo hizo enderezarse en su asiento y encender todas las alarmas de su cabeza.

Un antiguo soldado. Eso sí que eran malas noticias.

El profesional investigó en el Departamento de Defensa.

Muy malas noticias.

Después de todo, Juan Pedro Lanzani no era un tipo cualquiera, sino un ex oficial de las fuerzas armadas. Cinturón marrón, y diestro en otras muchas artes marciales. El hombre no sólo era un ex-combatiente, sino que, según el informe, era un magnífico estratega militar. Varios de los hombres que dirigía lo siguieron, entre ellos dos francotiradores condecorados llamados Alonso Tejada y Salvador Bernal. No era muy difícil sumar dos más dos.

Muy, muy malas noticias.

Entre los hombres de Peter no había ningún Pablo, pero el profesional estaba seguro de que no tendría demasiados problemas con un arma.

Así que no era ninguna coincidencia que Mariana Espósito nunca estuviera sola.

El profesional se enfureció de pronto. Tendría que haber sido tan fácil. Tan limpio y preciso. Completamente indoloro. Y ahora, todo su plan se iba a la mierda.

Ahora, el golpe maestro tendría que ser cuando la gente estuviera distraída. Cuando todo el mundo estuviera celebrando y disfrutando de la buena comida y de la bebida. Un trabajo limpio. Nada complicado.

El profesional odiaba la violencia.

Continuará…