Capítulo 39

Hola, hola!!!! Cómo las trata el sábado?! Espero que bien y lo sigan disfrutando ;) Gracias por sus comentarios y me parece que mañana se da lo que pedían… Maratón!!! :D Avísenme si les va y mañana nos leemos!!! Besos a todas y buenas noches!!!

Twitter: @Caparatodos

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Con un suspiro cerró la puerta detrás de él. Quizás no estuviera seguro de por qué había hecho el amor con ella, pero sí sabía que le debía una disculpa. Comenzó a caminar hacia la casa de Lali.

Capítulo 39:

Lali estaba demasiado cansada después de correr un par de cuadras para llegar lo antes posible a su casa. Redujo el paso el resto del camino, pero no pudo parar la tormenta de pensamientos que se concentraban en su cerebro. ¿Cómo podía haber dicho esas cosas? Seguía llorando, pero tenía que admitir que Peter tenía razón. Había renunciado a sus sueños y se había resignado a una vida pueblerina, todo lo contrario a lo que un día había deseado. También lo había abandonado a él. Pero no era la estúpida que él creía y tampoco se había acostado con él sólo para recordar los viejos tiempos.

Cuando alcanzó a ver su casa se paró en seco. Estaba cansada y la distancia era bastante, pero pudo distinguir que la puerta principal estaba abierta de par en par. Se acercó despacio, secándose las palmas de las manos en el pantalón

Entró sin preocuparse de cerrar a sus espaldas. Reinaba un silencio sepulcral, pero Lali sabía que algo no iba bien. Desde la desaparición de Luz había puesto especial cuidado en cerrar puertas y ventanas cuando salía de su casa. ¿Por qué, entonces, la puerta estaba abierta como una insolente invitación?

En el piso de abajo todo estaba como ella lo había dejado por la mañana. Subió las escaleras escuchando los latidos de su propio corazón. Cuando se asomó a su habitación el terror le heló la sangre de las venas. Parecía que un huracán hubiera pasado por allí. Todo lo que había en los armarios y cajones se encontraba esparcido por el suelo. Las lámparas habían sido estrelladas contra la pared y la cama acuchillada.

Se llevó la mano a la boca para ahogar un grito y comenzó a correr, desesperada, bajando las escaleras con dirección a la puerta. Necesitaba escapar del mal que había invadido su casa, pero en la oscuridad tropezó con un pecho masculino que le bloqueó la salida. Enloquecida, Lali comenzó a golpear aquel cuerpo.

—¡Lali! ¡Detente! Soy yo, Peter.

La voz rompió el ataque y Lali se detuvo de inmediato.

—¡Ay, Peter. Gracias a Dios que eres tú! —exclamó ella, derrumbándose contra su pecho.

—¿Quién creías que era? —preguntó él abrazándola, extrañado por su reacción.

Peter esperaba enojo, gritos y furia, no afecto. Lali lo abrazaba tratando de recuperar el aliento. Cuando se calmó, la separó lentamente de él.

—Cuando llegué, la puerta estaba abierta. Alguien entró en mi habitación.

Peter maldijo y la abrazó con ternura.

—¿Y no se te ocurrió otra cosa que entrar a la casa sabiendo que alguien había entrado? ¡Por Dios! Podía haber seguido aquí dentro.

A Lali le sorprendió su enojo pero se recuperó en seguida y se alejó de él.

—Por suerte, no estaba.

Lali parecía tan pequeña e indefensa que Peter tenía ganas de darse un buen golpe. La había estado hiriendo cuando ella necesitaba que la contuviera. Había algo terrible en Arcadia y había llegado a invadir en la casa de Lali. Sintió un escalofrío al pensar en lo que podría haber pasado. Ninguno de los dos lo había hecho, pero era muy posible que la persona que había entrado en la casa fuera la misma que había asesinado a Erika.

—Prométeme que serás más precavida de ahora en adelante.

Peter sentía el impulso de abrazarla otra vez, pero sabía que la situación era demasiado seria. Lali asintió.

—Supongo que no lo pensé. Nunca me había sucedido algo parecido.

—Vayamos a tu habitación —dijo Peter, tomándola de la mano.

Peter entrecerró los ojos cuando vio el caos que reinaba en el dormitorio. No tenía sentido, no había sido algo metódico. La ropa había sido tirada por todos lados. Pasó una mano por la cama hecha pedazos. Habría podido jurar que la habían desgarrado con un cuchillo, pero la deducción no los llevaría a resolver nada sobre ese misterio porque en Arcadia todo el mundo tenía un cuchillo. ¿Y cuál era la motivación? ¿Qué tenía que ver con la desaparición de las dos niñas?

—¿Falta algo?

—No tengo nada de valor en la casa excepto algunas joyas. Supongo que no sabré si faltan hasta que no haya ordenado todo este desastre.

La voz se le quebró y Peter estuvo al instante junto a ella, acunándola contra su pecho mientras lloraba. Era un llanto lleno de inseguridad y temor, un llanto que le partía el corazón.

—Me molesta mucho decirlo, pero creo que deberíamos llamar a Joaquín —susurró él.

Continuará…