Capítulo 49

Hola, hola, hola!!!! Qué tal las trata, trató y tratará este viernes?! Espero que bien y, si son católicas, como yo, siguiendo una que otra tradición! Gracias por sus comentarios, es uno más lindo/divertido/genial que el otro, gracias! Les parece si nos leemos más tarde con uno más?! Esto está por ponerse más interesante y hasta a mi me está entrando la ansiedad de sentir que cada vez están más cerca jajajaja así que si quieren, más tarde estoy por acá! Un beso y que sigan disfrutando el día!

Twitter: @Caparatodos

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—No voy a mantenerme lejos de nada —dijo en voz alta mirando al teléfono.

Capítulo 48:

Después de cenar, ordenaron la cocina y se sentaron en el jardín a tomar aire fresco. Peter tenía el brazo sobre el respaldo de la silla, pero sus cuerpos no se tocaban. Lali se imaginó que eran un matrimonio descansando después de un día ajetreado. ¿Se haría realidad su sueño alguna vez?

—Siento haberte tratado mal la otra noche —dijo Peter con esfuerzo. Las disculpas no eran su fuerte y todavía tenía muchos motivos para estar enojado. Pero ella le había ofrecido la paz y él no podía negarse—. Tal vez tuvieras razón con lo del funeral.

—Yo también lo siento, Peter. Sinceramente, creo que fue lo mejor. Y nunca se me ocurrió que quisieras ir a comer con mi familia. Mi madre y Joaquín no son precisamente miembros de tu club de fans.

Lali no le contó la discusión con su familia porque no veía necesidad de meter el dedo en la herida. Peter ya tenía bastantes problemas como para preocuparlo con las relaciones que ella mantenía con su madre.

—Lo sé, pero me hubiera gustado que no te avergonzaras de mí delante de ellos.

—¡Peter! Yo no me avergüenzo de ti. Lo que pasa es que mi familia es… eso, mi familia. Aceptar a la gente no es parte de sus virtudes.

—No habrás seguido averiguando sobre la muerte de Erika, ¿no? —preguntó Peter para cambiar de tema.

—No, bueno…La verdad es que sí —dijo ella, nerviosa—. ¡Déjame terminar! Abel Pintos estuvo en la iglesia comportándose de una forma muy extraña. Desde la puerta, interrumpió al padre cada vez que pudo.

—Lali, dijiste que no ibas a seguir con esto después de lo que sucedió en tu casa.

—Yo no. Fuiste tú quien lo dijo. ¿Quieres que te cuente lo que pasó en el funeral o no?

Peter guardó silencio y Lali se sintió aliviada de despertar su interés ya que no pudo obtener su aprobación.

—El padre comenzó diciendo que nunca sabríamos los motivos de la muerte de Erika y Abel le gritó que por qué no. Cada vez que hacía alusión a los temas oscuros de su desaparición o de su muerte, Abel gritaba lo mismo, «¿por qué?». Al final, Joaquín lo hizo salir.

—Y, como es obvio, tú tuviste que seguirlo.

—Al principio no quiso hablar conmigo, pero luego cambió de opinión. Me contó haber visto con sus propios ojos cómo te habías llevado a Erika aquella noche. Aún intento explicarme por qué diría una cosa así.

Peter se preocupó. Un cerebro afectado por la bebida. ¿No le había gritado Abel que se arrepintiera de sus pecados?

—¿Y tú qué crees?

—Yo creo que alguien intenta con todas sus fuerzas que las pruebas apunten hacia ti. Examinemos la evidencia. Vuelves al pueblo y desaparece otra niña. Encuentran los restos de Erika cerca de nuestro lugar secreto. Y para completar la figura, un viejo chiflado jura que te vio hacerlo.

—Olvidas el hallazgo de que mi padre estaba loco.

—No olvido nada, Peter. Me limito a enumerar los hechos. Alguien intenta incriminarte y tengo la impresión de que nos estamos acercando. Primero está lo sucedido en mi habitación y luego la llamada de anoche.

—¿Qué llamada? —preguntó él con todos los sentidos alerta.

—¡Eh! No fue nada. En los últimos días estuve recibiendo llamadas que colgaban apenas yo contestaba. Sin embargo, anoche no colgó. Me dijo que me mantuviera lejos del pasado.

—¿Nada más?

—No. Dijo que me mantuviera lejos del pasado o que me arrepentiría.

—¿Por qué esperaste hasta ahora para contarme? —dijo él, cogiéndola por los hombros con fuerza.

No podía entenderla. Era tan frágil y, sin embargo, decidida e independiente. Peter quería protegerla, pero ella actuaba como si no lo necesitara.

—Te lo estoy diciendo ahora. Y, por favor, ¿puedes soltarme? Me estás haciendo daño.

Peter obedeció. No se había dado cuenta de lo fuerte que la sujetaba.

—Lo siento —se disculpó—. No sabía que te habían amenazado. Se lo habrás dicho a Joaquín, supongo.

Lali hizo un gesto negativo y él maldijo por lo bajo. Sentía que ella había llegado demasiado lejos en su afán por descubrir el misterio.

—¡Caramba, Lali! Esto no es un juego. El culpable ya mató una vez y no podemos saber si lo hará de nuevo. No puedes manejarlo sola.

—No. Lo estoy poniendo nervioso.

—Es a mí a quien estás poniendo nervioso. ¿No crees que es trabajo de Joaquín investigarlo? Te puede pasar cualquier cosa.

Bajo la poca luz del atardecer, Lali distinguió la preocupación que había tras el enojo de Peter. Cabía la posibilidad de empezar de nuevo. Pero si querían conseguir la felicidad juntos no había otra solución que seguir adelante y terminar lo que habían empezado.

Continuará…