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—No estaba allí.
—Enviamos a alguien a casa de Espósito. Tenías el auto
estacionado fuera, pero nadie abrió la puerta.
Capítulo 69:
No había oído a nadie tocar, pero, por supuesto, en
algunos momentos clave ni se habría enterado de una banda de música tocando a
medio metro de él.
—Debió de ser cuando salimos a desayunar —improvisó—.
Fuimos en el auto de la señorita Espósito.
Vázquez se detuvo en la puerta.
—¿Le contaste lo de Pérez y tenía ganas de desayunar? ¿Se
sentía con ánimos para manejar?
Era el momento de cambiar de táctica. Miró de frente al
jefe y dejó escapar el enojo que había estado conteniendo.
—¿Estás tratando de hacerme enojar, Vázquez? El robo
Arredondo es el caso más importante del departamento y me perdí el arresto
porque estaba haciendo de niñera de un colaborador. —Dejar escapar parte de la
furia lo hizo sentir bien—. He trabajado bastante en este caso y he realizado
muchas horas extra. Tuve que aguantar las estupideces de Pérez todos los días y
quería ponerle las esposas yo mismo. Merecía estar allí y no sabes cuánto me
jode habérmelo perdido. Así que si estás tratando de hacerme sentir como un
idiota, ya puedes olvidarte. No puedes hacer que me sienta peor.
Vázquez se balanceó sobre los talones.
—Está bien, Lanzani, lo dejaré pasar a menos que vuelva a
salir el tema.
Ojalá y no fuera así. Peter no podía explicar lo que
había pasado entre Lali y él. Ni siquiera se lo podía explicar a sí mismo.
—¿Estás seguro de que no hueles a flores? —preguntó
Vázquez, y olfateó el aire—. Algo como el perfume de lilas de mi esposa.
—No, no huelo nada. —«Lo sabía. Sabía que olía como una
mujer»—. ¿Dónde está Pérez?
—En la tres, pero no habla.
Peter se dirigió a la sala de interrogatorios y abrió la
puerta. Y allí estaba Ignacio sentado con una mano esposada a la mesa.
Ignacio levantó la mirada y torció la boca con desprecio.
—Cuando uno de los policías me dijo que había un
detective infiltrado trabajando en Whim supe que tenías que ser tú. Desde el
primer día me di cuenta de que eras un perdedor.
Peter apoyó un hombro contra el marco de la puerta.
—De repente, pero no soy el perdedor que atraparon con el
Monet del Sr. Arredondo, ni el perdedor que llenó su casa de antigüedades
robadas. Tampoco soy el perdedor que va a pasar de quince a treinta años tras
las rejas. Ese perdedor eres tú.
La pálida cara de Ignacio palideció aún más.
—Mi abogado me sacará de aquí.
—Creo que no. —Peter se retiró para dejar entrar a Valdés
en la sala—. No existe abogado tan bueno.
Valdés se sentó en la mesa frente a Ignacio con una
voluminosa carpeta llena de documentos. Peter sabía que algunos no tenían nada
que ver con Ignacio. Una de las más antiguas tácticas policiales era hacer
creer a un criminal que tenía un grueso expediente.
—Salazar está colaborando más que usted —comenzó Valdés,
lo cual, supuso Peter, tenía tantas posibilidades de ser mentira como verdad.
Él también creía que cuando Ignacio viera la cantidad de pruebas que había
contra él cantaría rápidamente. Si no le quedaba más remedio, Ignacio Pérez se
preocuparía sólo de salvar su propio pellejo. Sin duda daría el nombre del
ladrón que había contratado para robar la pintura y el de los demás
involucrados.
—Deberías pensar seriamente en cooperar antes de que sea
demasiado tarde —sugirió Peter.
Ignacio se recostó en la silla y ladeó la cabeza.
—Púdrete.
—Ok, piensa en esto. Mientras tú estés en una cómoda celda
de la cárcel yo me iré a casa a celebrarlo con una buena parrilla.
—¿Con Lali? ¿Sabe ella quién eres en realidad? ¿O sólo la
utilizaste para acercarte a mí?
El peso de la culpa se le asentó en el estómago. Culpa y
el mismo sentimiento protector que había sentido la noche que había visto a
Lali colgar de la terraza. Aquello lo tomó desprevenido y se impulsó desde la
puerta.
—No me hagas hablar de quien ha utilizado a Lali. Tú lo
hiciste durante años sólo para tener una pantalla. —En ese momento sintió que
el estómago revuelto era por algo más que el deber de proteger a su
colaboradora, pero no estaba de humor para pensar en ello.
Ignacio se dio la vuelta.
—Estará bien.
—Cuando hablé con ella esta mañana, no lo parecía.
Ignacio se volteó y por primera vez le brilló en los ojos
algo más que arrogancia.
—¿Qué le dijiste? ¿Qué sabe?
Ay no me digas que después de todo Ignacio tiene corazón?
ResponderEliminarQuiero más!
Lore456
ay quiero más!!! necesito saber que va a pasar con Lali y peter ahora!!
ResponderEliminarAy qué tierno Peter como la defiende!. Jodeme que Ignacio le importa Lali!. Más por fa
ResponderEliminarnou se preocupa por lali , no es tan malo
ResponderEliminara ver si al final va a ser cierto que algo de cariño siente por Lali... espero ams novee besos
ResponderEliminarPorque le preocupa lali a nacho?? Más! Me encanta!
ResponderEliminarMas mas mas @belteje
ResponderEliminarMe encanta subi mas noveeeee
ResponderEliminarATTE: Valeria : )
Quieeeero mas!! :))
ResponderEliminarArii
Jajsja...de reírse..Ignacio preocupándose por Lali..ahora tiene corazón??bueno o ya quiero mas..@pl_mialma
ResponderEliminarMaaaaaas
ResponderEliminarMaaaas
ResponderEliminar@laliteronfire
Ahora se viene a preocupar Ignacio.
ResponderEliminarIgnacio ni sospecha q Lali sabia!!!!!!menuda sorpresa se va a llevar,y Peter protegiendola!ME encanta!
ResponderEliminarjajaa Ignacio sorprendido nunca pensó de Lali y no creo que tenga corazón
ResponderEliminar@Masi_ruth
uh cagaste ignacio
ResponderEliminarbeso
Esto me hace pensar que Ignacio se preocupa mucho y en derio fe Lali
ResponderEliminarespero mas
Besos
¿Que ha hecho Ignacio tiene corazón?
ResponderEliminarAwwwwwww salio su instinto protector mas tiernooo es mi vidaa <3 @LuciaVega14
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