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Lali tenía veintiocho años, veintinueve en enero, pero ir
a casa de su abuelo nunca había sonado tan bien.
Capítulo
73:
Lali se arrodilló al lado del viejo sillón de cuero de su
abuelo y frotó aceite de jengibre caliente en sus manos doloridas. Los nudillos
de Franco Espósito estaban inflamados y sus dedos, nudosos por la artritis. Los
suaves masajes diarios parecían aliviarlo.
—¿Cómo te sientes, abuelito? —le preguntó mirando su cara
arrugada, los pálidos ojos verdes y las cejas blancas.
Lentamente, él flexionó los dedos hasta donde podía.
—Mejor —dijo, y palmeó a Lali en la cabeza como si ella
fuera su viejo sabueso de patas torcidas—. Eres una buena chica. —Deslizó la
mano por el hombro de Lali y cerró sus cansados ojos. Hacía eso cada vez más seguido.
La noche anterior se había quedado dormido con el tenedor delante de los labios
en mitad de la cena. Tenía setenta y ocho años y su trastorno del sueño estaba
tan avanzado que sólo vestía pijamas. Cada mañana se ponía uno limpio antes de
bajar a su estudio. La única concesión que hacía durante el día eran sus
zapatos tejidos.
Desde que Lali podía recordar, su abuelo trabajaba en el
estudio hasta el mediodía y, después de comer, hasta la noche. Nunca había
sabido en qué trabajaba con precisión. Cuando era niña creía que era un
inversor arriesgado. Pero desde que estaba en casa había contestado llamadas de
hombres que querían invertir quinientos o dos mil en favoritos como el Tiburón o el malvado. Sospechaba que eran apuestas.
Sentándose sobre los talones, Lali apretó ligeramente la
mano huesuda. La mayor parte de su vida él había sido lo más parecido que había
tenido a un padre. Siempre había sido rudo e irritable, y no sentía afecto por
otras personas, niños o mascotas. Pero si formabas parte de su familia, movía
cielo y tierra para hacerte feliz. Lali se levantó y salió de la habitación que
siempre había olido a libros, cuero y tabaco; olores familiares y
reconfortantes que la ayudaban a olvidar aquella noche, un mes atrás, cuando su
madre y su tía Carla la habían recogido de su casa para llevarla en un viaje de
cuatro horas, a casa de su abuelo. Parecía haber pasado una eternidad desde
aquella noche, pero la recordaba como si fuera ayer. Recordaba el color del
polo de Peter y la expresión vacía de su cara. Recordaba el perfume a rosas del
jardín y las ráfagas de aire fresco que le acariciaban las mejillas mojadas
mientras iba sentada en el auto de su madre. Recordaba el pelo suave de Micho bajo los dedos, el tranquilizador
ronroneo cuando le acariciaba las orejas y la voz de su madre diciéndole que el
corazón acabaría por sanarle y su vida mejoraría con el tiempo.
Se dirigió por el largo corredor hacia la sala que había
convertido en su estudio. Cajas de cartón y madera con aceites esenciales y
aromaterapias estaban apiladas contra las paredes bloqueando el sol de esa
mañana. Se había mantenido ocupada desde el día que llegó con poco más que una
maleta y sus aceites. Se había entregado por completo al trabajo para mantener
la mente ocupada y así olvidar durante un rato que tenía el corazón destrozado.
Desde que estaba con su abuelo, había viajado a capital
sólo una vez para poner en venta Whim. Había visitado a Eugenia y se había
asegurado de que le cortaran el jardín. Había programado el sistema de riego
para que se encendiera todos los días a las cuatro y así no preocuparse de que
su jardín se secara, pero había necesitado contratar una empresa para que lo cortara.
El tiempo que había estado en la ciudad había recogido la correspondencia,
limpiado, y revisado los mensajes del contestador.
Ni una palabra de la única persona de quien quería oírla.
En una de las llamadas creyó haber escuchado el grito de un loro, pero entonces
sonó un teléfono al fondo y lo había descartado como una broma o un vendedor.
No había vuelto a saber de Peter desde la noche que, parado
en su puerta, le había dicho que confundía sexo con amor. La noche que ella le
había dicho que lo amaba y él había retrocedido como si tuviera la lepra. El
dolor que sentía en el corazón era continuo, desde que se levantaba por la
mañana hasta que se iba a la cama por la noche. Ni siquiera dormida podía
apartarlo de su mente. Peter llenaba sus sueños como siempre, pero ahora cuando
se despertaba se sentía vacía y solitaria, ya no deseaba pintarlo. No había
vuelto a agarrar un pincel desde el día que él había entrado en su casa
buscando el Monet del señor Arredondo.
Lali entró en la sala y se dirigió a la mesa de trabajo
donde se amontonaban todos los frascos de aceites. Las persianas de la
habitación impedían que los rayos del sol entraran, pero Lali no necesitaba ver
para separar un frasco de sándalo del resto. Lo destapó y se lo llevó a la
nariz. Inmediatamente la imagen de Peter invadió su mente. La imagen de su
cara, de sus ojos cálidos y hambrientos mirándola con los párpados
entrecerrados, de sus labios besándole la boca.
Igual que el día anterior y el anterior a ese, el dolor
volvió a embargarla antes de que tapara el frasco y lo pusiera sobre la mesa.
No, no lo había olvidado. Todavía no. Todavía dolía, pero tal vez al día
siguiente sería mejor. Tal vez al día siguiente no sentiría nada y estaría
lista para volver a su casa y darle cara a la vida una vez más.
Continuará…
I need more, Cami.
ResponderEliminarComo ya dije, (o escribi, exactamente), quiero que Peter sufra un poquito porque Lali ya lo ha ahecho bastante.
Espero el próximo.
Un beso.
@LittleKitKat_
Ay pobre Lali! Ojalá que Peter sufra y la tenga que remar mucho antes de que Lali lo perdone!
ResponderEliminarK mal k lo esta pasando Lali,y el pelotudo sin aparecer x un mes.Espero k el esye en las mismas condiciones.Lo bueno es k Lali vendio el negocio,pero no su casa.
ResponderEliminarEspero que este igual que ella, porque sino lo hare sufrir yo!!!
ResponderEliminarMas mas mas mas mas
Besos ♥
Así que Peter la llamó y cortó, habrá sido para escuchar su voz?. Es obvio q el teléfono que escuchó de fondo era el mismo Sam haciendo el sonido.
ResponderEliminarQuiero más!
Lore456
Quiero ver a peter sufrir! Más me encanta!
ResponderEliminarAhora qe sufra el, pobre lali! Maas :)
ResponderEliminarArii
Q fuerte le pegó a Lali y aunq actuo mal no creo q él este mucho mejor,sólo q es un negador!Cobarde!Q no se juega y ya q todas quieren verlo sufrir un poco,me sumo,JAJA aunq creo q lo hace a su manera,pero un poquito de remarla no le vendra mal !Aguante infinito a SAM!
ResponderEliminarpobrecita!!!!!! lo unico que me consuela por el dolor de Lali es que deseo y espero que Peter este igual que ella, a poder ser un poquito peor, porque al menos ella ya ha aceptado que lo quiere pero el no quiere reconocerlo
ResponderEliminarespero mas nove TQ
Quiero más nove
ResponderEliminarUU. Pobre lali espero que peter reaccione pronto :/
Pobre Lali!! a Peter hay que darle un palazo en al cabeza así abre los ojos de una vez por todas y la juega por Lali!!
ResponderEliminarWooowww! Tuve que ponerme al dia con tu nove por que la verdad estaba hiper atrazada... (A tal punto que haces unos dias comencé desde cero) hoy a la mañana estaba en el 39 y no se como hice, que me engancho TANTO que ya me puse al dia, solo que en los peores capitulos me puse yo al dia :/ Igual tengo que decirte que el capitulo 61 me hizo reir TANTOOO que todavia me acuerdo y me rio sola... jajaja
ResponderEliminarAhora a seguirla esperando no atrazarme, y a que todo se solucione pronto, muy pronto en verdad! Besso cami, como siempre sos MARAVILLOSA escribiendo y espero mas! ♥ Maca
pobreee lali!!
ResponderEliminarmaasss ♥
Pobrecita Lali espero que todo se solucione pronto
ResponderEliminarPobre sufre.por amor!!! Y peter que siente???
ResponderEliminar@laliteronfire
D,: Peter no se siente vacio sin ella? algo le tiene que pasar!? @LuciaVega14
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