Capítulo 78

Hola, hola!!!!! Ahhh como las extrañé!!! :D ¿Cómo les va, chicuelas? ¿Qué tal las vacaciones? Espero que estén y esté todo bien! Gracias por sus comentarios todos estos días! Ya leí todo y no solo me reí sino que también me llegaron sus ganas de matar a alguien :P vieron como pasan de odiar y querer matar a una para despues hacerlo con el otro jajajaja Gracias, gracias, de verdad!!! Un beso a todas y que tal si a la noche subo otro y mañana maratón? Se nota que las extrañé, no? jajajja y hoy capítulo dedicado a Jor!!!!!! Las quiero y nos leemos más tarde!

Twitter: @Caparatodos

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Había pasado toda una vida desde que él había oído su voz y mirado sus ojos. No el video, sino a ella. Oírla y verla en persona aumentó la opresión del pecho de Peter todavía más, dejándolo sin aliento. Al tenerla tan cerca, se dio cuenta de cuánto la había extrañado. Pero al encontrar su mirada fría e indiferente se percató de otra cosa: tal vez era demasiado tarde.

Capítulo 78:

Hubo veces en la vida de Peter en las que sintió que el miedo le haría estallar la cabeza. Era algo que había sentido con frecuencia cuando perseguía a delincuentes sin saber cómo acabaría todo. Lo había sentido entonces y lo sentía ahora. En el pasado, siempre había estado seguro de sí mismo, seguro de que ganaría. Pero no estaba tan seguro esta vez. En esta ocasión la apuesta era demasiado alta. Esta era una persecución a ciegas que no estaba seguro de que acabara como él quería, pero no tenía alternativa. La amaba.

—¿Cómo estás?

—Bien. ¿Y tú?

«No tan bien.»

—Bien.

Lo empujaron desde atrás y se acercó un poco más a ella.

—¿Qué estuviste haciendo últimamente?

—Pienso abrir una nueva tienda.

Estaba lo suficientemente cerca para olerla. Olía a lilas.

—¿Qué vas a vender?

—Aceites esenciales y aromaterapias. Las cosas se vendieron tan bien en la feria  que creo que funcionará.

Ella olía a ese jabón que le había frotado por todo el cuerpo aquel día en la ducha tras haber hecho el amor.

—¿La vas a abrir en San Telmo?

—No. Las expectativas para negocios alternativos son mejores en Palermo. Ya encontré un local. El alquiler es más alto que en San Telmo, pero una vez que venda Whim, podré darme el lujo. No tendré empleados y tengo tanto material que me sale por las orejas, por lo que mis costos iníciales serán razonablemente bajos. Cuando consiga alquilar el local...

Estar quieto sin tocarla requirió cada gramo de autocontrol que tenía. Posó la mirada en los labios de Lali y observó cómo hablaba cuando lo que en realidad quería era cubrirle la boca con la suya. La observó hablar cuando lo único que deseaba era llevarla a su casa y tenerla sólo para él. Su madre estaba en lo cierto. Podría pasarse el resto de su vida mirándola. En todas partes, desde el pelo hasta la punta de los pies. Quería acariciarle la marca, hacerle el amor y mirarla mientras dormía.

Quería preguntarle si aún lo amaba.

—¿... no es cierto, Peter?

No tenía ni la más remota idea de lo que Darío le estaba preguntando. Ni le importaba.

—¿Puedo hablar contigo un minuto, Lali?

—En realidad —respondió Darío por ella— acababa de pedirle que bailara conmigo cuando tú llegaste y me había dicho que sí.

Peter no tenía experiencia para manejar los celos que ardían en su interior.

—Bueno, ahora puedes decirle que no —le dijo mirándola a la cara.

En el momento en que las palabras salieron de su boca supo que había cometido un error. Lali entrecerró los ojos y abrió la boca para negarse.

—¿Dónde está tu novia? —preguntó Darío antes de que ella tuviera oportunidad de mandarlo a volar.

Ella cerró la boca y guardó silencio.

«Dios. ¿Qué había hecho para merecer esto?»

—No tengo novia—dijo él apretando los dientes.

—¿Entonces quién es la mujer de ese bar?

—Sólo es una amiga.

—¿Sólo una amiga y te lleva el almuerzo?

Peter se preguntó si el detective tendría un especial interés en que la nariz pasara a formarle parte de la oreja izquierda.

—Así es.

Darío miró a Lali.

—¿Preparada?

—Sí. —Y sin mirarlo ni una sola vez, ella dejó la copa en la barra y guiada por Darío, que había posado la mano en el hueco de su espalda desnuda, se dirigió a la pista de baile.

Peter pidió una cerveza en la barra, luego miró a través de una de las puertas en arco hacia la oscura pista de baile de otra de las habitaciones. No necesitaba buscar a Lali, con lo hermosa que estaba era fácil de encontrar.

Era un infierno ver a la mujer que amaba en los brazos de otro hombre. Observar el destello de su blanca sonrisa cuando se reía de algún chiste estúpido y sentirse incapaz de hacer nada sin parecer un idiota celoso. Se tomó un largo trago de cerveza sin sacar la mirada de Lali. Podría no haberse dado cuenta de cuánto la amaba hasta que la vio entrar en la habitación esa noche, pero eso no quería decir que no lo sintiera con cada fibra de su ser. Que no lo sintiera en cada latido de su corazón.

Walter Moreno y su pareja avanzaron hasta la barra al lado de Peter y los dos hablaron y discutieron sobre las características más interesantes del baño de los Arredondo. Peter se sorprendió a sí mismo al tener la paciencia de esperar unos cinco minutos antes de colocar la cerveza en la barra y avanzar hacia la abarrotada pista de baile. Una canción tranquila terminaba justo cuando Peter posó la mano en el hombro del detective.

—Mi turno.

—Más tarde.

—Ahora.

—Eso depende de Lali.

A través del espacio oscuro que los separaba, su mirada quedó atrapada en la de Peter.

—Está bien, Darío. Escucharé lo que tenga que decir y luego me dejará en paz el resto de la noche.

—¿Estás segura?

—Sí.

Darío miró a Peter y sacudió la cabeza.

—Eres un imbécil, Lanzani.

—Sí, que pena.

La música comenzó de nuevo y Peter la cogió de la mano y le rodeó la cintura con el otro brazo. Ella se mantuvo tiesa como un palo, pero tenerla así otra vez era como regresar a casa después de un largo viaje.

—¿Qué quieres? —preguntó ella en su oído.

Continuará…