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Igual que el día anterior y el anterior a ese, el dolor
volvió a embargarla antes de que tapara el frasco y lo pusiera sobre la mesa.
No, no lo había olvidado. Todavía no. Todavía dolía, pero tal vez al día
siguiente sería mejor. Tal vez al día siguiente no sentiría nada y estaría
lista para volver a su casa y darle cara a la vida una vez más.
Capítulo 74:
—Te traje la correspondencia —dijo su madre entrando en
la sala como si no pasara nada. Traía una canasta con flores recién cortadas
colgando de un codo y un gran sobre en la mano. Tenía puesto un vestido con un
llamativo bordado acompañado de un chal para protegerse del frío matutino y un collar
de muñequitas quitapenas para alejar la mala suerte. En algún momento durante
su viaje a México había comenzado a comportarse como una nativa del lugar y
nunca más había cambiado. Su larga trenza castaño salpicada con vetas grises
colgaba por su espalda hasta sus caderas—. Recibí una gran señal esta mañana.
Va a suceder algo bueno —predijo María José—. Carla encontró una mariposa y ya
sabes lo que eso significa.
No, Lali no sabía que ver una mariposa en el huerto
significara algo, aparte de que el pobre bicho estaba hambriento y buscaba
comida, claro está. Desde que su madre le había predestinado un amante morocho
y apasionado, sus predicciones psíquicas eran un tema difícil. Lali no preguntó
sobre la mariposa.
María José se lo explicó de todas formas mientras le entregaba
el sobre a Lali.
—Hoy recibirás buenas noticias. Las mariposas siempre
traen buenas noticias.
Ella reconoció la letra de Eugenia cuando tomó el sobre
de la mano de su madre y lo abrió. Dentro estaban los recibos de su casa y
propaganda diversa. Dos cartas llamaron su atención inmediatamente. La primera
era un sobre firmado por los señores Arredondo. La segunda era de la cárcel. No
necesitó ver la dirección para saber quién había enviado la carta. Reconoció la
letra. Ignacio.
Durante unos segundos la alegría la invadió, como si
estuviera recibiendo noticias de un viejo amigo. Después, aquel súbito arranque
de alegría fue reemplazado por cólera y cierta tristeza.
No había hablado con Ignacio desde antes de su arresto,
pero había sabido a través del abogado que tres días después del arresto Ignacio
había llegado a un acuerdo con la oficina del fiscal. Había cantado como un
lorito toda la información y nombres a cambio de una reducción de condena.
Había delatado a cada uno de los coleccionistas y traficantes con los que había
hecho negocios y a los ladrones del robo Arredondo. Según Ricardo Linares, Ignacio
había contratado a dos hermanos que en ese momento estaban en libertad bajo
fianza y a la espera de sentencia por algunos robos en barrios residenciales y
de los que finalmente habían sido declarados culpables.
Gracias a su cooperación, Ignacio sólo había sido
condenado a cinco años de prisión pero estaría libre en dos.
Le dio a su madre el sobre de los Arredondo.
—Léelo tú si te interesa —dijo, luego agarró la otra
carta y atravesó el corredor hacia la sala de estar. Se sentó en un viejo
sillón y le temblaron las manos cuando abrió el grueso sobre. Había una carta
de cuatro páginas escrita en papel legal. La luz que atravesaba las ventanas
iluminó la letra sesgada.
Estimada
La,
Espero
que leas esta carta y me des la oportunidad de explicar mis acciones. Primero
déjame decirte que lamento mucho el dolor que con toda seguridad te he causado.
Nunca fue mi intención, y jamás imaginé que mis otros negocios repercutirían
negativamente en ti.
Lali hizo una pausa. «¿Negocios?» ¿Así llamaba a vender
antigüedades y pinturas robadas? Sacudió la cabeza y volvió la atención a la
carta. Hablaba de su amistad, de todo lo que quería contarle y los buenos
tiempos que habían compartido. Comenzaba casi a sentir lástima por él cuando la
carta tomó otro rumbo.
Sé
que un gran número de personas ve mis acciones como crímenes y quizás estén en
lo cierto. Comprar y vender propiedad robada va contra la ley, pero mi único
crimen VERDADERO es haber querido demasiado. Quise las cosas buenas de la vida
y por ello tengo que cumplir una condena más dura que la de la mayoría de los
condenados. Los maltratadores y pederastas reciben condenas menores que la mía.
¿No son mis crímenes una tontería en comparación? ¿A quién hice daño? ¿A los
ricos que están asegurados?
Lali bajó la carta a sus piernas. «¿A quién hizo daño?»
¿Hablaba en serio? Con la mirada hojeó rápidamente el resto de la carta llena
de más racionalizaciones y excusas. Insultaba a Peter con palabras realmente
fuertes. Esperaba que hubiera sido lo suficientemente lista para darse cuenta
de que Peter sólo la había usado para acercarse a él y confiaba en que a esas
alturas hubiera tenido la sensatez de haberse deshecho de él. Lali estaba
sorprendida de que no se hubiera enterado del papel que ella había jugado, y
hacia el final de la carta le llegaba a preguntar si le escribiría, como si aún
siguieran siendo buenos amigos. Descartó la idea y con la carta en la mano
entró nuevamente a la sala.
—¿Qué había en el sobre? —preguntó María José,
levantándose de la mesa donde, recientemente, Lali había estado mezclando
pétalos de rosa y lavanda en un mortero.
—Una carta de Ignacio. Quiere que sepa que lo siente y
que no es tan culpable como parece. Que sólo robó a gente rica. —Hizo una pausa
para dejar caer la carta a la basura—. Supongo que éstas eran las buenas
noticias que te dijo la mariposa que recibiría hoy.
Su madre la miró de aquella manera suya tan calmada y
compuesta, sin juzgarla. Y Lali se sintió como si hubiera pateado a un amante
de la paz.
Suponía que lo había hecho, pero últimamente parecía que
no podía ni ayudarse a sí misma. Era abrir la boca, y toda la cólera que tenía
dentro salía como un chorro a presión.
Sin ir muy lejos, la semana pasada su tía Carla había
estado deshaciéndose en alabanzas sobre su tema favorito: Frank Sinatra, y Lali
le había soltado:
—Sinatra era un tarado y las únicas que no piensan así
son las mujeres que se pintan las cejas.
Lali había pedido perdón inmediatamente a su tía y Carla
pareció haberlo aceptado y olvidado, pero una hora más tarde se había comprado
la mitad del supermercado.
Lali no era ella misma, no tenía realmente clara su
identidad. Le dolía admitirlo, pero su confianza y su corazón habían sido
destrozados por dos hombres diferentes el mismo día haciéndole perder la fe en
sí misma y en todo lo que la rodeaba.
—El día aún no ha terminado —dijo María José y señaló los
restos del mortero sobre la mesa—. Los Arredondo dan una fiesta, y según la
invitación quieren que vayan todos los que colaboraron en la recuperación de su
pintura.
—No puedo ir. —El solo pensamiento de ver a Peter hacía
que tuviera mariposas en el estómago.
—No puedes esconderte aquí para siempre.
—No me escondo.
—Huyes de la vida.
Por supuesto que huía de la vida. Su vida era un agujero
negro que se extendía delante de ella totalmente vacío. Había meditado y
probado imaginarse la vida sin Peter, pero no lo había logrado. Siempre había
sido espontánea ante la vida. Si algo no andaba bien, cambiaba de rumbo y
tomaba una nueva dirección. Pero por primera vez, todos los lugares a donde se
dirigía eran iguales.
—Tienes que cerrar este ciclo. —Lali cogió una ramita de
menta y la giró entre los dedos—. Tal vez, deberías escribirle una carta a Ignacio.
Luego deberías pensar en ir a la fiesta de los Arredondo. Necesitas enfrentarte
a los hombres que te han lastimado y que te han puesto tan furiosa.
—No estoy furiosa.
María José simplemente se la quedó mirando.
—Ok. Estoy un poco furiosa.
Descartó la idea de escribirle a Ignacio en ese momento,
aunque tal vez su madre tuviera razón. Quizás debería enfrentarse a todo eso
para poder seguir adelante. Pero no a Peter. No estaba preparada para ver a Peter,
para mirar sus familiares ojos y ver que no sentía nada por ella.
Durante el tiempo que había estado con su abuelo, su
madre, su tía y ella habían hablado de Ignacio, pero la mayor parte del tiempo
ella había hablado de sus sentimientos por Peter. No había mencionado que Peter
era su yang, ni siquiera lo había insinuado. Pero de todas maneras, su madre lo
había sabido.
Su madre creía que las almas gemelas y el destino estaban
irremediablemente entrelazados. Lali esperaba que no tuviera razón. María José
había hecho frente a la pérdida de su marido cambiando totalmente de vida. Lali
no quería cambiar su vida. Quería recuperarla tanto como fuera posible.
Pero tal vez su madre tenía razón en una cosa. Tal vez
fuera hora de volver a casa. Tiempo de cerrar una etapa. Tiempo de recoger los
pedazos y vivir su vida otra vez.
Continuará…
Bien ahí!!
ResponderEliminarquiero más!
Lore456
Majo tiene razón, no puede huir eternamente por el temor de encontrarse con Peter, no es justo para ella. Necesito saber que pasará en esa fiesta, porque si van todos los involucrados en resolver el caso, Pitt también va =)
ResponderEliminarespero mas noveee BESOS
Sisi es hora que se vuelvan a encontrar y el sea el qe sufra o mínimamente pida perdon!!
ResponderEliminarArii
que pasará en esa fiesta?? Peter como estará?? Más me encanta !
ResponderEliminarhayy maaasss por favooorrr ♥
ResponderEliminarchicas...voy a comensar a subir una nueva nove..les agradeceria si se pasaran por el blog y dejaran sujerencias.......escelente el capitulo cami sos grosa..jejejejej quiero mas .....http://maricarmenqr8.blogspot.com
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarSubi mas noveeee
ATTE: Valeria : )
Lali no hagas la del avestruz,con frente alta y a dar pelea!Bien por Majo!
ResponderEliminarIgnacio un tonto importante a todo esto!Nunca midio las consecuencias !
Por fin!! ELla es fuerte puede hacerlo! Igual q se vista hermosa y mate de celos a peter, q le haga ver lo q se perdio!!! Jeje!
ResponderEliminarEspero x MaS!
@belteje
La madre tiene razon ella tiene volver y vivir su vida!! ojala q peter reaccione rapido y se de cuenta de lo que siente por Lali!!
ResponderEliminarPara mi la madre de Lali tiene razon, tiene que hacerle frente a a sus sentimeintos y a los hombres que la lastimaron por completo... Debe de empezar a vivir otra vez! Y ojala que la mariposa que vieron en verdad sea algo bueno para lali! Bessos geeniaaa!
ResponderEliminarke lo enfrente ya,se llevara una sorpresa.
ResponderEliminarLas madres siempre tenemos la razón, cierto lo que Dice Majo no debe huir si no enfrentar sus problemas y sentimientos
ResponderEliminar@Masi_ruth
Recién regreso de una vacaciones y me pongo a leer y firmar.
ResponderEliminarPobre Lali creo que se le partió el corazón!!! Y Peter que piensa porque ni acepta que la quiere???
Espero que Lali si valla a la fiesta y Asi pueda hablar con Peter.
Saluditos
Titel
Quiero reencuentro!!!!!
ResponderEliminar@laliteronfire
Majo tiene razon tiene que enfrentar a los hombres que la hicieron sufrir y si en el camino encuentra a alguno con quien hablar y "coquetear" por asi decirlo para darle celos a Peter tambien vale! :D @LuciaVega14
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