Epílogo

Ahora sí, “Finjamos” llegó a su fin después de un largo camino jajajaja me encanta que les haya gustado, que hayan estado ahí, pero sobre todo, que hayan disfrutado y vivido la historia! Gracias por sus comentarios, por acompañarme siempre y por el aguante que tiene con el blog porque no hay palabras para agradecerles el tiempo que se dan para leer día a día! Y como lectora, que también soy, se que muchas veces es complicado darse el tiempo porque las obligaciones y la rutina nos observe por eso les agradezco más todavía porque así estén con mil cosas, tarde o temprano se dan el tiempo de leer y estar ahí! Son geniales y creo que siempre que termina una nove me pongo melancólica jajajaja habrán visto entre la cita de Cortázar y la canción pero… ¿qué le vamos a hacer? Me emociona saber que están ahí :’) Son geniales, pero de verdad y nunca dejen que nadie les haga creer lo contrario porque, aunque no las conozco (a algunas sí que las conozco más y hasta puedo llamar amigas), por sus comentarios o tws sé que cada una de ustedes tiene algo que la hace especial y diferente! Y eso es lo que cada una debe buscar y valorar ;) No dejarse estar y ser por encajar y formar parte de… porque de ser así, ¿no estaríamos perdiendo nuestra esencia? Sin más, y diciéndoles GRACIAS una vez más, hasta mañana chicuelas!!!! Buen domingo, buen inicio de semana!!! Se les quiero ;) 

P.D.: Ya está para descargar en https://www.dropbox.com/sh/bydt3t03eks4e5s/ly6q1p37CN/Finjamos.docx y en la columna de descargas! 

Twitter: @Caparatodos

____________________________________________________

Epílogo:

Peter entró en el estudio de Lali y contempló el retrato que ella pintaba de Sam. El loro colgaba cabeza abajo en su percha, observándola. El pájaro de la tela parecía más una perdiz que un loro y había un resplandor amarillo alrededor de la cabeza que parecía un sol. Supuso que era el aura de Sam, pero era lo suficientemente inteligente para no dar su opinión.

—¿Estás segura de que no prefieres pintarme desnudo? Me ofrezco voluntario.

Posar para Lali se convertía frecuentemente en una sesión de pinceladas suaves donde se salpicaban el uno al otro con alguna pintura no tóxica que ella tuviera a mano. Hacía que uno viera el arte de otra manera.

Ella sonrió sumergiendo el pincel en una masa imperfecta de amarillo brillante.

—Tengo un montón de pinturas de tu Señor Feliz —dijo, y apuntó hacia el montón de telas apoyadas en la pared—. Hoy quiero pintar a Sam.

¡La pucha! había sido sustituido por un pájaro.

Apoyó el hombro contra la pared y observó trabajar a Lali. Hace tres meses que estaban casados y algunas veces tenía que contenerse para no mirarla. Su madre había tenido razón en eso, se podría pasar el resto de su vida observándola, ya estuviera pintando, preparando sus aceites o durmiendo. Especialmente le gustaba mirarla a los ojos cuando hacía el amor con ella.

En una semana celebrarían el aniversario del día en que lo había atacado con un frasco de laca para el pelo. Él no estaba dispuesto a celebrar aniversarios artificiales y, aunque el recuerdo de ese día hacía lucir una sonrisa más grande en los labios de Lali que en los de él, lo celebraría para hacerla feliz.

Fue un día como cualquiera, nunca olvidaré la fecha
Coincidimos sin pensar en tiempo y en lugar
Algo mágico pasó, tu sonrisa me atrapó
Sin permiso me robaste el corazón

Y así sin decirnos nada con una simple mirada comenzaba nuestro amor

Bajó la mirada al vientre de Lali e imaginó que si se fijaba detenidamente podría ver cómo se redondeaba donde crecía su bebé. Creían que había concebido la noche que se habían mudado a su nuevo hogar hacía dos meses. Había sido una celebración maravillosa.

Sam dejó escapar un grito, luego voló del gancho al hombro de Peter. Hinchó el pecho y se balanceó de un pie a otro.

—Hazte esta pregunta. ¿No crees que eres afortunado? Contesta, idiota.

Tan hermosa eres por fuera como nadie en la tierra
Y en tu interior habita la nobleza y la bondad
Hoy la palabra amor tiene otra dimensión
Día y noche pido el cielo por los dos
Ahora todo es tan claro es a ti a quien yo amo
Me devolviste la ilusión

Peter contempló a su esposa, que vestía una camisa blanca salpicada de pintura. Todo lo que había querido o que querría alguna vez estaba en aquella habitación. Tenía una bella esposa a la que amaba tanto que le dolía, el fruto de lo que sentían estaba protegido y crecía seguro en su vientre, y tenía un pájaro muy pícaro. ¿Qué más podía querer un hombre?

—Sí, lo soy —dijo—. Soy un idiota con mucha suerte.

Tú me cambiaste la vida desde que llegaste a mi
Eres el sol que ilumina todo mi existir
Eres un sueño perfecto, todo lo encuentro en ti
Tú me cambiaste la vida por ti es que he vuelto a creer
Ahora sólo tus labios encienden mi piel
Hoy ya no hay dudas aquí, el miedo se fue de mí
Y todo gracias a ti

FIN