sábado, 2 de agosto de 2014

Capítulo 20


Hola, hola!!!! ¿Qué tal todo? ¿Cómo les va hoy? Espero que bien y sacándole el jugo al día!!!! :D Gracias por leer y estar del otro lado! Besos, besos y mañana nos leemos!

Twitter: @Caparatodos
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—Sí, llévame a algún sitio caro mañana.

—Te llevaré a lo de Emilio. A él le irá bien hacer negocio y a ti te gusta la comida.

Capítulo 20:

Mientras Peter intentaba animar a Sonia, Lali entró a Emilio’s para comprar una ensalada y pan.

—¡Lali! Qué bueno verte por acá otra vez —exclamó Emilio cuando esta lo localizó en su cocina.

—Emilio, hola, necesito ensalada y pan para tres ahora, y una torta de boda que alcance para doscientas personas dentro de tres semanas.

—¡Ah! —exclamó Emilio apoyándose en el mostrador—. Mi abuela hace tortas. Son —cerró los ojos—, deliciosas. Ligeras como una pluma —volvió a abrirlos—. Son muy buenas, de las de toda la vida, pero no tienen mazapán ni glaseado de azúcar.

—¿Podría hacer una y decorarla con flores? Puedo buscar perlas de verdad. Si la cubrimos con cosas verdaderas en vez de con imitaciones de azúcar, impresionaremos más a los invitados.

—No sé. Lo importante es el sabor y será...

—Buenísimo, Emilio —dijo imaginándose la reacción de su madre—. Pero en este caso lo que importa es como se vea.

—¿Qué te parece si le pregunto si puede hacerla? Si dice que sí, puede dejarla sin decorar para que tú le pongas las flores y las perlas.

—¿Yo? Bueno, lo haría Candela en ese caso, que tiene muy buen gusto. Trato hecho, llama a tu abuela.

—¿Vas a ir con Peter a la boda? —preguntó mientras descolgaba el teléfono.

—No voy a volver a verlo.

—¡Qué tontos son! —dijo mientras tecleaba los números. Al cabo de un rato se le iluminó la cara—. ¡Nonna! —exclamó, y empezó a hablar en italiano.

La única palabra que Lali reconoció fue «Peter», algo que le preocupó, porque cuando Emilio colgó sonreía—. Arreglado. Le he dicho que eras la novia de Peter, le cae demasiado bien.

—A todas las mujeres —aseguró dándole un beso en la mejilla—. Eres mi héroe.

—Toma la comida —dijo metiendo el pan y ensalada para tres en una caja.
Lali fue a casa y subió treinta y dos escalones hasta el apartamento de Candela.

—Bueno, ¿nos vas a contar lo que pasó anoche? —preguntó María en cuanto abrió la puerta.

—¿Me dejas pasar primero? —sugirió mientras entraba en el luminoso y cálido departamento de su amiga.

Candela ya tenía la mesa lista, con la vajilla puesta y decorada con flores. Todo estaba tan bonito que Lali pensó: «Está bien, mi apartamento nunca estará igual, pero sé poner mejor la mesa. Incluso sé cocinar. Podría sacar las cosas de cocina de mi abuela del sótano». Sería genial cocinar como hacía su abuela. Quizá podría hornear galletas.
Que no podría comer.
Suspiró y dejó las cajas de plástico en la mesa.

—¿Qué es? —preguntó Candela.

—La mejor ensalada que hayan comido en la vida y un pan incluso mejor —aseguró y Candela empezó a servir.

—¿Pan? —preguntó María—. ¿Vas a comer pan?

—No, lo comí anoche y ya he pagado por eso hoy. Es para ustedes, yo lo saborearé a través de sus paladares.

—Como con los postres, Estadísticas, estás... —dijo María haciendo una mueca mientras empujaba una silla.

—¿Qué trajiste? —preguntó Lali, que se temía la respuesta.

—Helados con sabor a Torbellino de frambuesa.

—Púdrete en el infierno —le deseó Lali sacando su silla—. ¿Por qué no traes fruta para variar?

—Porque la fruta no es un postre. Ahora explícanos por qué te fuiste ayer del bar con Juan Pedro Lanzani.

—Benjamín le apostó diez de los grandes a que no lograba acostarse conmigo en un mes —les explicó empujando la cajita con el pan hacia María y observando como se quedaban inmóvil; Candela con una fuente de pollo y verduras en la mano y María intentando agarrar un trozo de pan.

—¿En serio? —preguntó María con cara peligrosamente furiosa.

—Lo dejé hablar conmigo porque había pensado llevarlo al casamiento. Después me di cuenta de que no podría soportar a ese idiota por tres semanas, así que comí unos platos buenísimos y después me fui.

—¡Ay, La, eso es horrible! —exclamó Candela con cara descompuesta.

—No. Dale, vamos a olvidarnos de Juan Pedro Lanzani y a cenar. Quiero contarles algo de Ana. No es feliz.

—Por culpa de Salida y Calentona —empezó a decir María lanzándole una mirada a Lali en la que le decía que volverían a hablar de Peter muy pronto—. Son capaces de deprimir a cualquiera.

—No las llames así. Casi le digo Salida a Susie en el probador. Parecía que no iba a parar de llorar durante toda la prueba.

—Bueno, eso es comprensible —dijo Candela compasivamente antes de dejar la fuente en la mesa y sentarse.

—Creo que Ana no debería haberle pedido que fuera dama de honor. Es muy cruel —aseguró María dejando el pan en un recipiente.

—Si no se lo hubiese pedido habría sido peor. ¿Está enojada por eso? —preguntó Candela.

—Creo que es por Javier —explicó Lali sirviéndose ensalada—, pero no lo admitirá. Se olvidó de encargar la torta.

—¡Ah, bueno! un hombre que se resiste a su propio casamiento. Seamos sinceras, tu mamá y Ana lo obligaron a hacerlo.

—Fue él el que se declaró —intervino Candela.

—Creo que hubiera preferido tener un noviazgo más largo —dijo Lali—. Pero cuando fijaron la fecha, aceptó. Tiene lengua, podría haber dicho que no.

—¿A María José y a Ana? —preguntó María antes de empezar con su ensalada—. Ni loco. Antes me creo el cuento de que Calentona hizo algo amable, a que Javier reúna el valor suficiente. Ahora cuéntanos lo de la apuesta de Juan Pedro Lanzani. Queremos saberlo todo.

Media hora más tarde, la ensalada había desaparecido, las sobras del pollo estaban en la refrigeradora y Candela estaba quitándole el envoltorio a un helado mientras Lali acababa su resumen de la noche anterior.

—Al menos te acompañó a casa. Todo un detalle —dijo Candela poco convencida.

—Sí y después me dio un golpe en la cabeza, dijo «Que seas feliz» y se fue. No me cayó bien, a ustedes tampoco y yo no le caí bien a él. Un resultado perfecto.

—Creo que toda la historia de la despedida es un truco —opinó María dando un mordisco al helado—. Quiere que bajes la guardia para volver en otra ocasión. Si no tienes cuidado te engatusará para que te acuestes con él y te romperá el corazón.

—¿Tan ingenua parezco?


Continuará…

11 comentarios:

  1. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas...
    me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaa... =D

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  2. esta muy a la defensiva Lali
    que baje un poquito la guardia
    besos

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  3. Uy que mal genio tiene esta chica, es verdad que no ha dado mas que con estupidos pero algun dia la suerte cambia

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  4. Cande y María conocen muy bien a su hermana y a su madre,ajjajajaja,y k decir tiene d calentona y salida.
    Ese Emilio es un crak

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  5. Ya lo dije Emilio me cae muy bien! Y Lali esta prejuzgando a Peter,se llevara una sorpresa

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