Capítulo 21

Hola, hola!!!! ¿Cómo les va? Espero que todo bien!!!! Gracias por comentar y leer (solo espero que 13 comentarios 3 capítulos seguidos no sea presagio de nada malo ajajajja PARA NADA supersticiosa, no?!) Mañana nos leemos! Que empiecen con todo la semana ;) Besos

Twitter: @Caparatodos

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—Creo que toda la historia de la despedida es un truco —opinó María dando un mordisco al helado—. Quiere que bajes la guardia para volver en otra ocasión. Si no tienes cuidado te engatusará para que te acuestes con él y te romperá el corazón.

Capítulo 21:

—¿Tan ingenua parezco? —preguntó mirándola con el entrecejo fruncido—. Sé lo de la apuesta. De todas formas, tengo un nuevo plan.

—Genial, nunca tienes bastantes.

Lali no le hizo caso.

—Anoche estuve escuchando Love Me Tender y pensé que si Elvis se reencarnara, ahora tendría veintisiete años, y a mí me gustan los hombres jóvenes. Estadísticamente, los matrimonios que mejor funcionan son los que la mujer es ocho años mayor que el hombre. Así que he decidido que esperaré a que me encuentre Elvis.

—Sólo serías seis años mayor —comentó Candela.

—Sí, pero sería Elvis y me esforzaría al máximo.

—¿Y por qué Elvis?

—Porque siempre dice la verdad cuando canta. Es el único hombre en el que puedo confiar.

—A ver si lo entiendo —dijo María señalándola con el helado a medio comer—. Candela está esperando a que el personaje de un cuento de hadas llene su vida y tú vas a depositar tus esperanzas en la encarnación de un tipo que comía sándwiches de plátano frito.

—Sí —confesó Lali, y María meneó la cabeza.

—Puede que yo haya encontrado a mi príncipe. Victorio no está nada mal —comentó Candela.

—¿Victorio? —preguntó Lali intentando no ver cómo María se acababa el helado.

—Anoche estuvimos con los amigos del idiota. Estoy pensando en cancelar mi cita para el sábado e irme con Victorio. Voy a esperar a ver qué tal nos va el viernes —dijo Candela.

—¿Te pidió que salgas con él? Cuéntanos todo —le pidió Lali aliviada por que dejaran el tema Peter.

—Le ha pedido que salga con él todas las noches de su vida. Está loco por ella —aseguró María.

—Eso es muy bonito. ¿Tiene posibilidades, Cande? —preguntó Lali cogiendo una última hoja de lechuga del bowl para compensar la falta de azúcar.

—Es posible —dijo Candela tan cerca de fruncir el entrecejo como jamás lo había estado en su vida—. Creo que si sigo viéndolo un par de semanas y la cosa funciona, lo llevaré a casa y dejaré que mi madre lo evalúe.

—¿Crees que querrá viajar para conocer a tu madre? —preguntó Lali arqueando las cejas.

—Cruzaría el océano para llevarle un helado. Es bochornoso —aseguró María.

—No lo es —respondió Candela frunciendo el ceño ante el palo del helado—. Es un amor y piensa que Peter es asombroso, lo que me confunde un poco.

—Así que Candela ha conocido a alguien bueno —le dijo Lali a María sin hacer caso al comentario sobre Peter—. ¿Qué te tocó a ti?

—El winner del pueblo. Él también cree que Peter es el prototipo de hombre. Son igual que Los Tres Chiflados, sólo que no son graciosos.

—Esos no eran divertidos —aseguró Candela.

—Es verdad —corroboró Lali—. ¿Vas a volver a verlo?

—Sí —dijo María chupando el resto de helado que quedaba en el palo—. Creo que tu idiota va a volver y mi chamuyero no deja de hablar cuando le pregunto algo. Además, hay una camarera que vive al lado del idiota de la que tengo que hacerme amiga.

—Bueno, pues no preguntes nada de mi parte. Juan Pedro Lanzani no entra en mis planes de futuro —aseguró Lali.

—Mañana estará en Azaroso con Victorio y Agustín.

—Entonces me quedaré en casa.

—No —dijo Candela dolida—. No tenemos por qué ir allí. Buscaremos otro sitio para que puedas venir con nosotras.

—¿Y que te quedes sin ver a Victorio? —comentó Lali pensándoselo mejor—. No, ni siquiera yo soy tan egoísta como para interponerme en el camino del amor verdadero. Iré. Además, tengo ganas de ver a ese Victorio de cerca.

—¿Estás segura de que Peter hizo esa apuesta? —le preguntó Candela.

—Estaba al lado. Lo escuché. Dijo: «Eso es facilísimo». Eso fue lo que más me dolió.

—Lo digo porque Victorio me habló de él y cree que su vida es muy triste —le explicó Candela—. Se conocieron en una escuela de verano cuando estaban en tercero de primaria. Dijo que él iba un poco atrasado, a Agustín no le interesaba el colegio y Peter era disléxico, así que todo el mundo pensaba que eran tontos.

—¿Disléxico? —repitió Lali muy sorprendida.

—Agustín sí que es tonto —dijo María inmediatamente.

—No —la contradijo mostrando una paciencia que quería decir: «Silencio»—. No lo es, cuando quiere es muy inteligente. Y Victorio tampoco, es muy metódico y no se le puede apurar. Es como mi tío Julián.

—¡Ah, bueno! Es como de la familia. Te apuesto lo que quieras a que Victorio es su deseo de esta semana.

—Si Victorio es tan dulce como creo que es, me casaré con él —aseguró levantando la barbilla.

—¡Por Dios! —exclamó María.

—¡Déjala en paz! —le pidió Lali—. Siempre consigue lo que quiere. ¿Y el tuyo?

—Si mi trabajo sigue igual de aburrido lo dejaré la semana que viene.

—Agarra el calendario —le dijo Lali a Candela.

—No me hace falta. Dejó su último trabajo en agosto porque según ella nadie debería trabajar durante una ola de calor.

—Diez meses. No es mucho. Su promedio de concentración es cada vez más corto.

—Es sólo un deseo. Sigo atenta a mis opciones. Si encuentro algún sitio divertido a lo mejor vuelvo a trabajar de camarera. ¿Y el tuyo? —le preguntó María a Lali.

Ésta pensó en Peter Lanzani y empezó a sentir que le estallaba la cabeza.

—Si no encuentro a la reencarnación de Elvis, volveré a salir con alguien. Hasta entonces voy a tomarme un descanso en mi socialización entre sexos.

—Soy la única mujer que está en sus cabales en esta habitación —afirmó María.

—La cordura está sobrevalorada —dijo Lali antes de irse a casa a buscar una aspirina.

Continuará…