lunes, 11 de agosto de 2014

Capítulo 31



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—¿Me estás bromeando? ¿Con perlas y flores de verdad? Va a quedar increíble —aseguró dibujando unas perlas. Eran más fáciles que las palomas y ya había tenido una mañana suficientemente difícil.

—¿Qué piensa mamá?

Capítulo 31:

—¿Por qué no le preguntas en la boda?

—Ok —dijo Ana respirando profundamente—. Te estoy muy agradecida. Y me alegro de que sea rica, por lo de las cajitas y todo eso.

—¿Cajitas?

—Sí, las que se llevan los invitados como recuerdo.

—Cajas para la torta —repitió Lali dibujando cuadritos—. ¿Unas doscientas?

—¿No las pediste?

—Sí —contestó dibujando más rápido—. Claro que las pedí. ¿Te puedes tranquilizar? Te noto muy tensa. ¿Cómo estás?

—Bien —contestó poco convencida.

—¿No has tenido ningún problema con Salida y Calentona —preguntó, y luego soltó un gemido—. Quiero decir, con Susana y Karina.

—No puedo creer que las llames así —dijo Ana riéndose.

—Lo siento, es...

—Ya lo sabemos, Lali. En el colegio Karina escuchó que María las llamaba así. Ella las llama a Candela y a ella Melosa y Vendona —Lali comenzó a reír sin querer—. No se lo digas. Yo fingiré que no sé que les han puesto ese apodo y tú que no sabes que las llaman así.

—Trato hecho. Somos malísimas.

—Nosotras no. Son nuestras amigas las que se han inventado esos nombres. Nosotras somos las simpáticas chicas Espósito.

—Supongo que depende de a quién le preguntes —dijo Lali acordándose de Peter. En adelante tendría que ser más amable con él. Sólo que no iba a volver a verlo, así que no importaba. Además cuando intentó serlo en el parque, la cosa salió mal—. Últimamente he sido muy mala... —se calló al ver aparecer a su padre en la puerta como un perrito angustiado—. Hola papá.

—¡Oh, no! —exclamó Ana.

—Después hablamos —dijo Lali antes de colgar—. ¿Qué te trae por aquí abajo? ¿Estaba raro el aire por el piso cuarenta?

—Es por el hombre con el que sales —confesó Jorge Espósito mirándola con el ceño fruncido.

—Ni lo intentes. Ya sé que para desayunar te comes a directores de cuentas novatos, pero conmigo no te va a funcionar. No voy a volver a ver a Peter, pero si lo hiciera sería por elección propia. Dale, papá —dijo sonriendo, pero la cara de su padre seguía tensa—. En este país se casan dos millones y medio de personas todos los años. ¿Por qué no lo voy a hacer yo?

—El matrimonio no es para todo el mundo, Lali.

—¡Papá! —exclamó sorprendida.

—No es un buen hombre.

—Un toque. Ni siquiera lo conoces. Las dos veces que salimos se portó como un verdadero caballero —«bueno, en el parque me toquetió un poco», pensó, pero esas no eran cosas para ir contando y menos a un padre nervioso— y como decidimos no volver a vernos, no veo cuál es el problema.

—Buenísimo. Me alegro por ti. Me parece muy inteligente. ¿Por qué jugársela con un hombre que no sabes si constituye un riesgo aceptable?

—No le voy a vender un seguro.

—Ya, pero el principio es el mismo. No eres jugadora, eres demasiado sensata para serlo.

Sonrió, le dio una palmadita en la mano y se fue. Lali siguió sentada en su escritorio y se sintió insulsa, anticuada y aburrida. No era una jugadora, sino sensata, como siempre. Se permitió pensar en los besos de Peter en el parque, en su boca sobre la suya, en sus manos sujetándola con fuerza y sintió que aquel arrebato volvía a invadirla. Aquello no había sido sensato, aquello no estaba planeado y ahora ya no iba a volver a verlo.
Miró su informe y se dio cuenta de que estaba lleno de huecos.

—¡Genial! —exclamó intentando separar las hojas; la de arriba estaba rota. En ese momento sonó el teléfono, descolgó y gruñó—: ¡Mariana Espósito! —dispuesta a llenar de agujeros al que llamaba.

—Buenos días, Mariana —oyó que decía Peter y a Lali se le escapó todo el aire de los pulmones—. ¿Por qué te pusieron ese nombre?
«Respira, respira profundamente», pensó.

—¡Ah, bueno! ésa sí que es buena. Ahora me va a venir a preguntar eso un chico al que le dicen Peter —dijo, y pensó: «No me importa que haya llamado. No me va a afectar en absoluto». El corazón le latía con tanta fuerza que estaba segura de que él lo estaba oyendo.

—Me pusieron ese nombre por un tío, que era muy rico y resultó ser un inútil que se lo dejó todo a las ballenas. ¿Cuál es tu excusa?

—A mi madre le gustaba el nombre, además buscaba que yo fuera una diosa.

—Y tuvo una. Lo retiro, es un nombre perfecto.

—Además, mi abuela paterna se llamaba así —explicó Lali intentando no darle importancia—. Se vieron obligados. ¿Por qué no te pusieron Pedro a secas?

—Me tocó el compuesto. Lo que no me parece mal.

—Juan Pedro Lanzani —comentó Lali recostándose en la silla y fingiendo indiferencia—. El tipo raro que se encarga de los envíos.

—El agente de seguros en el que se puede confiar.

—El vendedor de autos usados poco fiable.

—Mientras que Juan Pedro Lanzani es el pedorro que fundó la empresa allá por 1864 o, en este caso, el tipo que tiene tu zapato.

—¿Mi zapato?

—Lazos rojos, tacón muy original y flor grande y cursi.

—¡Mi sandalia! —exclamó levantándose muy contenta—. Pensé que no volvería a verla.

—Bueno, no lo harás a no ser que almuerces conmigo. La tengo como rehén. En este momento hay un arma apuntando su taco.

—Almorzaré en mi oficina —respondió Lali y después pensó: «¡Por Dios! ¡Qué triste!».

—Emilio está probando un nuevo menú. Te necesita, y yo también.

—No puedo ir —dijo, a pesar de que todo su ser le decía: «Sí, sí, lo que sea». Gracias a Dios, su ser no podía hablar.

—No puedes fallarle. Le encantas. Comeremos pollo al vino. Dale, disfruta un poco de la vida. Un poquito.
«Un poquito». Incluso Peter sabía que era una perdedora sensata, reacia a las apuestas y desprovista de planes.

—Dale, me encantará recuperar mi sandalia y comer pollo al vino —aceptó con el corazón latiéndole a toda velocidad.

—Acuérdate de que la cita es conmigo. No verás la sandalia hasta que hayas almorzado.

—Lo soportaré —dijo sintiéndose emocionada. Colgó y miró el informe. Lo había llenado de corazones, pequeñitos, docenas de ellos—. ¡Dios mío!


Continuará…

17 comentarios:

  1. Hasta la coronilla esta! Me encanta más! !

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  2. ajajja viste el no lo volvere a ver quedo en el aire jajaj
    ++++++
    @x_ferreyra7

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  3. Cuando se dibujan corazones es porque se esta enamorado!!!! jajajajajajajajajajajajajajajaj

    Odio que todo el mundo opine y quiera hacer y deshacer en la vida de Lali como si ella fuera una marioneta. SI que vea a Peter las veces que le de la gana, aunque sea con excusas jaja

    MAS!

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  4. Jajajajajajaja,a todos les hace rayones ,menos a Peter k le dibuja corazoncitos.
    K nadie se meta,y se ocupen d sus propias vidas ,k Lali está comenzando a vivir.
    Le nombra a Emilio,y se pierde,jajajajaja,parece k Peter ,eso lo sabe muy bien ,y lo sabe utilizar.

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  5. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaas...
    Angy... =D

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  6. Jajaja me encanta!
    Quiero más!
    Lore

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  7. AJJAJAJAJA dibuja corazones, escribe su nombre estas hasta las manos Mariana Esposito y el otro que usa una sandalia de excusa para invitarla almorzar vos también estas hasta las manos Juan Pedro Lanzani jajaj
    Espero el proximo!!

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  8. Enamorada hasta la medula Jajaja toda la familia sabe de Peter por culpa de Benjamín, sí ya me cae mal en l vida real no te digo en l ficticia Jajaja

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  9. Jajaja pobre informe! Jajaja
    Jum llenándolo de corazoncitos por que hablo con Peter... Esta jodido Lali! Jeje

    Espero más más maratón a tu llegada... Ignora el hecho que empezaras la u como yo ignoro el hecho que ya voy a cumplir un mes desde q empece! Jajaja
    Besos, Vami
    Te quiero

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  10. Al horno con papas!! jajajaja
    Mas!!

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  11. me encanta"!!!!

    @ligiaelenaCM

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  12. Mtida hasta el tuetano esta Lali,me encanta y Peter resulta ser todo un negociador q se la esta ganando!

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  13. Peter lo super puede
    benjamin se salio con lo suyo, que la familia de lali supiera de peter
    quiero mas
    beso

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  14. Están cayendo en su propia trampa Jajaj otrooooo :)

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  15. Jajajaj me encantaa maass
    Idiaria q se metan tanto en mi vidaaa

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