Capítulo 48

Hola!!! ¿Qué tal todo hoy? Espero hayan tenido un buen día por sus lares y, al menos, una sonrisa haya aparecido en sus caras jijijiji Gracias por leer y por estar! Un beso y hasta mañana!!!!

Twitter: @Caparatodos

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—Que seas...

—¿Feliz? —acabó Lali sin dejar de mirar la bola.

—Ya no suena igual —aseguró antes de bajar las escaleras.

Capítulo 48:

Cuando se fue, Lali se acercó a la bola y le dio cuerda. Sonaron los primeros acordes de It had to be you, la miró e intentó recuperar el aliento. La cúpula era pesada y perfecta, y debajo tenía una base negra. En su interior, la purpurina brillante y las estrellitas plateadas se arremolinaban mientras Minnie sonreía, feliz de estar en los brazos de Mickey y éste le devolvía la sonrisa.

«Puede que esto fuera lo que tanto me gustaba —pensó—. Que ella sea tan feliz y él piense que es el ser más maravilloso de la tierra». También estaba el remolineo de la falda y los fantásticos zapatos de color rosa a juego. Bueno, eran bastante sencillos. Le dio un golpecito y contempló cómo caía la purpurina y las estrellitas mientras terminaba la canción.

«No tiene que ver conmigo», había dicho Peter, pero sí que tenía que ver con él. Ella tenía una vida feliz hasta que él entró en ella para ponerla patas arriba, y ahora había purpurina y estrellitas por todas partes. Y cuando todo se calmaba, cuando todo volvía a la normalidad, aparecía de nuevo y volvía a agitar...

Algo peludo le tocó la pierna y dio un respingo. El gato maulló, lo recogió e intentó pensar con lógica sobre la situación. Por supuesto, no tenía que ver con él. Las coincidencias ocurren a todas horas. La vida es así. Mientras no pasara algo más...

«Nos mantendremos alejados de él —le dijo al gato—. No iremos a Azaroso a menos que sepamos que no va a estar ahí y todo esto pasará y volveremos a la normalidad. Se acabó la purpurina.»

El gato cambió de ojo abierto y Lali pensó que hablar con animales utilizando el plural no debía ser muy normal. «¿Un poco de pollo?», le preguntó renunciando a pensar con lógica para ir a cenar.

El miércoles, María estaba en la barra del bar intentando hacerle una señal a Sonia cuando Melisa se sentó a su lado y le sonrió.

—Ha dicho que tenía que quedarse en casa con el gato, pero yo creo que está evitando a Peter —dijo María.

—Me parece buena idea. Es la mejor forma de resistirse a él, mantenerse lejos. ¿Lo viste? —preguntó Melisa mirando a su alrededor.

—No. Agustín dijo que se había quedado trabajando. ¿Por qué?

—Porque si ella no está aquí, él debería de estar coqueteando contigo.

—¿A mí? —dijo María—. ¿Quieres decir que si ella no está, va a intentar algo conmigo?

—No. Para la salud de una relación es muy importante que los amigos y la familia de ella den su aprobación. Me extraña que no haya querido ganarse tu confianza.

—No es tonto, y no somos amigos.

—Bueno, tu amiga hace muy bien evitándolo. No creo que tenga nada que hacer con ella.

—Sin embargo a ti sí que te llegó profundo, ¿no?

—Yo... —comenzó a decir Melisa levantando la barbilla—. Sí, sí que lo hizo.

—Idiota.

—No, no lo es. Simplemente...

—Necesita la aprobación de las mujeres por culpa de su querida madre. Con todo lo que sabes de él podrías escribir un libro —Melisa casi se atraganta—. Ah, ya lo estás escribiendo.

—Sí, pero no sobre... Bueno no enteramente sobre...

—¡Ah bueno! Así que cuando te dejó, te quedaste sin amante y sin tema de investigación. No lo entiendo. ¿Eres una experta en relaciones y aun así te sedujo?

—La lógica no ayuda cuando sientes algo emocionalmente —confesó Melisa mordiéndose el labio.

—Lo siento —se disculpó María al notar que el dolor que reflejaba su cara era sincero.

—No pasa nada. Hay gente con problemas peores que el mío —dijo levantando el mentón. —¿No hace que los tuyos sean más llevaderos?

—No, pero ayuda con lo de la autocompasión. Tal vez he conseguido dar una mala imagen de Peter.

—No, no lo has hecho. Creo que tu imagen de él es muy halagadora.

—No, es un buen...

—Me da igual. Sólo quiero que se mantenga alejado de Lali.

—Yo también.

Melisa acabó su copa y se fue, y Sonia se acercó.

—¿Otra? —le ofreció a María.

—Háblame de Peter Lanzani.

—¿Por qué? —preguntó Sonia con desconfianza.

—Porque besó a mi amiga y me he enterado de que tiene problemas con los compromisos.

—Él y la mitad de la población masculina —dijo Sonia encogiéndose de hombros.

—La mitad de la población masculina no se besa con Lali. No va en serio con ella, ¿no?

—Es el mejor tipo que conozco. Si alguna vez tuviera problemas lo llamaría a él y vendría a ayudarme, estoy segura.

—Sí, pero eso no contesta mi pregunta.

—Dile a tu amiga que no se comprometa, no dura —dijo Sonia tras quedarse callada unos segundos.

—Gracias.

—Pero es un hombre maravilloso.

—Todo el mundo lo dice, pero me cuesta creerlo.

Continuará…