Capítulo 6

¡¡¡FELIZ CUMPLE @pauu17_93!!! Qué los cumplas muy feliz y espero pases un lindo cumple! ;)

Hola chicuelas!!! Cómo las trató el día?! A full para el finde ya??? Bueno, les subo rapidín, rapidín! :D Un besote y nos leemos mañana!!!!!

Les cuento que hoy Fatu, http://nohaytalcrisisnovelas.blogspot.com empezó su nueva nove Laliter ;) IMPERDIBLE!!!!! Y Angie, también en http://lalitertodollegaenformadeamor.blogspot.com/ una nueva nove Laliter!

Twitter: @Caparatodos

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—Como si te lo fuera a decir, si no fuera legal.

—Lali…

Capítulo 6:

El celular comenzó a sonar emitiendo la melodía de James Bond. El solo hecho de que Lali tuviera un celular con un número fácil de rastrear, tanto si había sido él quien la convenciera como si no, decía mucho sobre sus intenciones de unirse al mundo de la legalidad.

—Hablando del rey de Roma —susurró, sacando el celular de uno de sus bolsillos y atendiendo la llamada—. Hola.

Así que había elegido el tema de una película de agentes secretos para Nicolás. Juan Pedro se preguntó qué melodía había escogido para cuando él la llamaba. Ella escuchó un momento en silencio, luego, tras lanzarle una mirada, se alejó por la galería. Peter podía escucharla hablando animadamente sobre algo, pero obviamente se suponía que él no debía saber de qué se trataba. Aquello no le hacía la menor gracia… y ella también lo sabía.

Respiró hondo y volvió de nuevo su atención a los planos. Para tratarse de alguien que, por lo general, contemplaba un edificio con las miras puestas en cometer un allanamiento, sus planes para el ala de la galería eran maravillosos: sencillos, elegantes y diseñados para que las obras se vieran tal y como el artista hubiera imaginado. Aquello llenó su corazón, y por la más extraña de las razones; Lali disfrutaba haciendo eso, y él había sido capaz de darle la oportunidad.

Se volteó nuevamente hacia Lali al oír que la llamada había concluido.

—Reitero la pregunta, ¿cómo está Nicolás?

—Está bien —respondió, sonriendo—. Recibió el último boletín. Al parecer has convertido tu aventura con la tal Espósito en algo más estable y, de hecho, la has invitado a mudarse a tu enorme y muy privada propiedad en Devon, Inglaterra.

—Mmm. Rumores, ya sabes. Uno no puede confiar en todo lo que se dice.

—Cierto. Estoy impaciente por entrar a tu página. Seguro que las chicas comienzan a sacarme los ojos otra vez.

—No entiendo, ¿de qué estás hablando?

—Ya te había dicho, tienes una página web, administrada por «Las chicas de Peter». No les gusta que salgas con nadie.

—Pensé que se alegrarían por mí —dijo sin darle importancia, sabiendo que ella sólo seguía tales cosas porque le divertían y a él le molestaban—. Así que, ¿es la única razón por la que Nicolás te llamó?

Vio el segundo de duda antes de que se acercara de nuevo a él junto a la mesa de dibujo.

—No. Ha encontrado un sitio con buen potencial.

—¿Para tu negocio?

—Tal vez. Quiere que vuelva a Buenos Aires para poder chequearlo.

El asintió, ocultando su frustración. Por mucho que le hubiera gustado que ella quisiera quedarse con él en Inglaterra, había sido consciente de que el tema de Buenos Aires se hablaría en algún momento.

—Dame una semana e iré a verla contigo.

Lali se aclaró la garganta.

—Por lo visto es una propiedad muy cotizada.

—Que Nicolás les diga que estoy interesado. Esperarán.

El ceño entre sus bonitas cejas se hizo más marcado.

—El tema acá, es que no eres tú quien está interesado, soy yo.

—Es lo mismo. Dale, vamos…

—No es lo mismo, Peter. Por última vez, esto es asunto mío, ¿ok?

—Ya sé —respondió, preguntándose si estaba enfrentándose a su lado independiente, que fue lo primero que lo atrajo de ella, o a su lado más terco, igualmente desarrollado que el anterior, y que en ocasiones le molestaba de soberanamente—. Aunque alguien tan emprendedor como tú podría tener en cuenta que me gano la vida armando compañías y volviéndolas rentables… y que tengo mucho éxito en esto. Además, no objeción a que utilices mi experiencia o mis recursos.

Lali entrecerró los ojos.

—¿No pones objeción? —repitió.

«Oh, oh.»

—Me alegra poder ayudarte —se corrigió, maldiciéndose por abrir la boca. Lali no era una profesional de la compra empujada con financiación ajena y no era una empleada—. Me gustaría ayudarte —probó de nuevo.

—No creo que me estés ofreciendo ayuda —dijo con dureza—. Lo que quieres es hacerlo tú. Poner una empresa internacional de seguridad, reclutar a los clientes que consideras que harían que el negocio resultara rentable y con las mínimas molestias. Pero no voy a abrir una oficina satélite de Lazanisco. Es mi idea, mi proyecto, mi oportunidad. Tengo que hacerlo yo. Por mí misma.

—A excepción de Nicolás, quieres decir. El logra que lo incluyas en todo. Se trata de una oficina, no de un Picasso que quieres robar y colocar.

—¡Ay!, ¿en serio?, gracias por aclararlo.

—Lo que quiero decir, es que Nicolás y tú tienen experiencia en algo que no se refiere a establecer un negocio legal. Yo me especializo en negocios, y sería una estupidez no aprovecharse de eso.

—¿Así que ahora soy estúpida? ¿Por qué, porque quiero hacer algo sin ti, no? Sabes, Peter, he hecho mucho dinero sin tu ayuda… y tú, sin mi ayuda, hubieras muerto hace tres meses.

Él frunció el ceño.

—¿Qué tiene que ver eso con poner un negocio?

Continuará…