Capítulo 65

Hola Chicas!!!! Como verán, hoy fue un día de celebraciones!!! ;) GRACIAS de nuevo (porque espero que lean mi agradecimiento) y bueno vamos con lo que nos interesa a todas! Jajajaj les dejó nove y ahora sí me dejo de chácharas! MIL GRACIAS a todas por acompañarme y el aguante… Son lo MÁS! SEPANLO! Besos ;) y hasta mañana!

P.D. Vieron la TC de Lali?! Ayyy una tierna intentando rato largo y bueno aunque se corto y no la pudimos disfrutar mucho porque muchas no podían comentar algo es algo! Ahora si NOVE! ;)

Twitter: @Caparatodos

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Peter sacó las manos de los bolsillos y con ellas las llaves del auto. Tenía que dar marcha atrás a su plan original y no prestar atención a Lali. Aunque, hasta entonces, esa táctica no había funcionado.

En esta ocasión, lo intentaría con más fuerza.

Capítulo 65:

El martes por la mañana, Lali entró en la oficina del editor de deportes Mauro Talarico en el Buenos Aires Times. Desde que había ocupado el puesto de Jorge Domínguez, sólo se había encontrado con Mauro en una ocasión. Esa mañana, él estaba sentado tras su escritorio cubierto de periódicos desordenados y fotografías deportivas. Tenía el teléfono en una mano y una taza de café en la otra. Alzó la vista hacia ella, frunció el entrecejo y apretó los dientes. Separó un dedo de la taza y señaló una silla vacía.

Lali se preguntó si siempre estaba de mal humor o si sólo lo estaba cuando la veía. De repente, ya no parecía buena idea haber vuelto por la redacción. Ella tenía la regla, no se sentía demasiado bien, y no quería mostrarse desagradable con él.

–Pérez cubrirá el partido de Boca –dijo Mauro al teléfono–. Tengo a Jensen para el partido de esta noche de las Leonas.

Lali se volteó y miró a través del cristal de la puerta hacia la redacción, donde trabajaban los otros periodistas deportivos. Nunca sería uno de ellos. Se lo habían dejado claro. Pero no pasaba nada. Ella no quería ser uno de ellos. Ella quería ser mejor. Su mirada se posó en la mesa vacía de Jorge Domínguez. Ese trabajo no duraría siempre; Jorge volvería a ocupar su puesto. Pero cuando todo acabara, ella tendría una estupenda experiencia que añadir a su currículo y encontraría algo mejor. Tal vez en Clarín.

–¿En qué puedo ayudarte? –le preguntó Mauro.

Lali se dirigió hacia él.

–¿Por qué no sacaste mi entrevista con Gastón Dalmau?

Él bebió un sorbo de café y después meneó la cabeza.

–Clarín publicó una entrevista un día después de que firmara el contrato.

–La mía era mejor.

–La tuya, a esas alturas, era noticia vieja. –Mauro miró los papeles que había sobre su mesa.

Ella no le creyó. Si alguno de los chicos hubiese hecho la entrevista, habría sacado en lugar de enterrarla en su crónica habitual.

–¿Alguna otra cosa?

–Tengo una entrevista con Peter Lanzani.

Eso llamó la atención de Mauro.

–Nadie puede entrevistar a Lanzani.

–Yo sí.

–¿Cómo?

–Se lo pedí.

–Todo el mundo se lo pide.

–Me debía un favor. –Lali bajó la vista hasta sus pies, después volvió a levantarla. Mauro era demasiado listo para decir lo que pensaba, pero ella lo sabía.

–¿Qué favor te debía?

Estuvo tentada de decirle a Mauro que se había acostado con Peter, pero después de la entrevista. Entonces, técnicamente no había intercambiado favores sexuales para conseguirla.

–Cuando me despidieron, sólo puse una condición para volver: hacerle una entrevista exclusiva a Peter.

–¿Y te la concedió?

–Sí. –Lali le tendió una copia impresa de la entrevista junto con el archivo. Podría habérsela enviado por correo electrónico como hacía con las crónicas, pero quería verle la cara cuando la leyera. Estaba orgullosa de lo que había hecho y recordaba de memoria cada palabra de la entrevista

LANZANI ENTRE LOS TRES PALOS 

La controversia no le es ajena al fullback de Alumni Juan Pedro Lanzani. Tanto su vida privada como su carrera profesional han sido diseccionadas y debatidas, y se ha escrito tanto sobre él que nadie sabe ya cuál es la verdad. El propio Lanzani afirma que la mayor parte de lo que han escrito sobre su vida personal es pura ficción y que no tiene nada que ver con la realidad. Realidad o ficción, asegura que su pasado sólo le pertenece a él, y que en la actualidad sólo le interesa lo que sucede entre la cancha.

Cuando me senté a entrevistar a este enigmático jugador, descubrí que es una persona franca y distante en partes iguales. Relajada e intensa. Contrastes que hacen de este antiguo ganador del campeonato uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.

Lo que está fuera de duda es que hace dos años se dijo de él que estaba acabado, que sus días como de rugbier estaban contados. Qué equivocados estaban aquellos que afirmaron algo semejante. Situado actualmente en el segundo puesto del ranking de fullbacks, Lanzani busca liderar la lista. Unas veloces manos y un frío autocontrol son las marcas de la casa de este jugador. Demuestra siempre tanta habilidad como carácter, y cuando está entre en la cancha, su atómica mirada intimida...

Al tiempo que Mauro iba avanzando en la lectura, fue apareciendo en su rostro una media sonrisa. Una muestra de respeto, si bien reticente, suavizaba las líneas de su rostro, y su humor cambió casi al instante. Lali no quería deleitarse con el cambio de actitud de Mauro Talarico respecto a ella. Pero lo hizo. Sólo al final supo lo mucho que le había gustado, y se sintió orgullosa. Mauro miró su agenda.

–Haré un hueco para esto en la edición del domingo; no de éste, sino del siguiente.

Estaría de viaje ese domingo.

–Es un buen artículo, ¿no? –le preguntó para asegurarse.

–Sí.

Cuando Lali salió del edificio, el sol brillaba radiante, las montañas se alzaban a lo lejos y la vida era una fuente de bondad. Mientras caminaba hacia su auto, se permitió disfrutar de su momento de triunfo. Tanto si la querían entre ellos como si no, los cronistas deportivos tendrían que tomarla un poco más en serio a partir de ahora. O, como mínimo, no podrían denigrarla con facilidad por ser la autora de las estúpidas columnas de «Soltera en la ciudad». La Asociación de Prensa adquiriría la entrevista con Peter, y todos se enterarían. No hacía falta decir que eso haría las cosas más fácil en las salas de prensa. También cabía la posibilidad de que ocurriera lo contrario, pero a ella no le importaba. Había hecho la entrevista por la cual todos ellos estarían dispuestos a matar.

Sí, la vida era hermosa. El día anterior había sido otra historia. El día anterior se había sentado en casa delante del teléfono como una quinceañera, esperando una llamada. Tras el partido del domingo por la noche, estaba segura de que Peter la llamaría. Después de haberla arrastrado al cuarto de la limpieza y obligarla a plantearse de nuevo su decisión de no acostarse nunca más con él, esperaba que la llamara o apareciera por su casa. Pensó que habían establecido una conexión personal, que habían hablado de temas importantes que iban más allá de la ropa interior, y estaba segura de que él había conectado con ella.

Pero no era así, y mientras se quedaba sentada en el sillón viendo reportajes sobre pájaros en Discovery Channel, descubrió que enamorarse de Peter era la mayor tontería que había cometido en su vida. Por supuesto, sabía desde antes la estupidez que supondría lo que ya era un hecho, pero no había tenido fuerza suficiente para oponerse.

Lali manejó hasta la lavandería y lavó su ropa sucia en cuatro máquinas a la vez. Bajo la ropa llevaba ropa interior corrientes. Aunque importaba muy poco, ese detalle ilustraba su vida en aquel momento.

Mientras observaba la ropa dar vueltas en la secadora, Felipe llamó a su teléfono móvil para pedirle consejos. Al parecer, también él había perdido la cabeza por la persona equivocada.

–¿Crees que Candela querría salir conmigo? –preguntó.

–No lo sé. ¿Cómo te fue con lo de ir a tomar algo? –le preguntó, a pesar de que Candela la había llamado la mañana siguiente para contarle todos los detalles.

La velada había empezado bien pero luego había caído en picado.

–Creo que no la impresioné demasiado.

–Le contaste que perteneces a MENSA...

–Sí, ¿y qué?

–Te dije que no lo hicieras. A los que tenemos un coeficiente intelectual estándar no nos gusta oír hablar de tu enorme cerebro.

–¿Por qué?

Lali puso los ojos en blanco.

–¿Te gustaría oír a Brad Pitt hablando de lo guapo que es?

–No es lo mismo.

–Sí lo es.

–No. Brad Pitt no necesita hablar de lo guapo que es. Todo el mundo lo ve.

Lali tuvo que admitir que estaba en lo cierto acerca de Brad.

–De acuerdo. ¿Qué te parece una estrella porno? ¿Te gustaría oír hablar a una estrella del porno de su enorme atributo?

–No.

Lali se pasó el teléfono a la otra oreja.

 –Mira, si quieres impresionar a una mujer, y en particular a Candela, no le digas lo inteligente que eres. Deja que tus conocimientos se manifiesten de manera sutil.

–No soy muy bueno con la sutileza –dijo él, y no estaba bromeando.

–A Candela la impresionan los tipos que saben qué vino hay que pedir.

–¿Eso no es de gays?

¿Y una camisa con llamas y calaveras estampadas no lo es?

–No. Llévala a algún sitio bonito.

–¿Y aceptará?

–Tú proponle un sitio realmente bonito. A Candela le encanta vestirse bien. –Reflexionó por un instante y preguntó–: ¿Eres miembro de algún club?

 –Sí.

Lo había imaginado.

–Llévala allí. Eso le dará una razón para ponerse el vestido de diseñador que acaba de comprarse. Y si empieza a hablar de zapatos y de moda, finge estar interesado.

–Estoy muy al día sobre los diseñadores de moda –dijo él.

Lali sonrió.

–Buena suerte.

Tras colgar, llamó a Cande a su trabajo y la avisó que Felipe iba a llamarla. Se sorprendió de que su amiga no pusiera grandes excusas a una cita con él.

–Pensé que te había cansado con su charla sobre MENSA –le recordó Lali a su amiga.

–Me cansó, pero también me hizo gracia –contestó Cande, y Lali decidió que lo mejor era mantenerse al margen. Como no tardó en recordarse, tenía sus propios problemas.

Continuará…

A falta de otro capi uno larguito!!! Se les quiere!!! Chuuu!