Capítulo 39

Buenas!!! Cómo les va?! Muchas gracias por sus comentarios y por estar ahí! GENIAS TODAS!!! Sepan que AMO sus hipotesis, son las mejores jajajaja me hacen reír! Leo todas y me las imagino a ustedes del otro lado también! :P Las quiero y nos leemos mañana! ;) besos!

Twitter: @Caparatodos

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—Bueno, dime la verdad. ¿Qué te parece esta casa?

—Creo que es muy acogedora, como dijo ella —admitió Lali con cautela.

—¿Pero?

Capítulo 39:

—Es perfecta.

—Entonces, ¿por qué estás tan poco entusiasmada? ¿Cuál es el problema?

Ella levantó la mirada y decidió ser completamente sincera.

—Quiero esta casa. Me he enamorado de este lugar apenas salimos al jardín. Tiene el tamaño perfecto para mí. Transformaría una de las habitaciones de abajo en un estudio y dormiría en la otra mientras remodelo la de arriba. Hay espacio para una tina y una ducha. Y también abriría una ventana en el techo —dejó que su imaginación fluyera—. Y una cama matrimonial con muchos cojines, y un sillón donde pudiera acurrucarme para leer —suspiró—. Sería increíble.

Se arriesgó a mirar a Peter y vio que la estaba observando atentamente.

—¿Hay lugar para mí? Especialmente en esa cama matrimonial…

Ella tragó saliva.

—¿Estamos hablando hipotéticamente?

—Si no queda otra… —respondió él con una media sonrisa.

—Entonces… hipotéticamente hablando, podría haber lugar para ti.

—¿Por qué no me dijiste que estabas buscando casa?

—No tenía intención de buscarla hoy, pero hace un tiempo ya que quiero encontrar algo permanente. Y cuando vi esta casa, supe que era lo que quería —lo miró con pena—. Lo siento.

—No lo sientas —le dijo él, tocándole la mejilla—. Entiendo lo que significa para ti. Y puedo imaginarte viviendo aquí… —sonrió—. Y a mí también, viviendo contigo.

—¿Y qué vamos a hacer? ¿Pelearnos en una subasta?

Él se comenzó a reír.

—Con eso haríamos muy feliz a María, pero no. Dijiste que la dueña estaría dispuesta a negociar el precio. ¿Has pensado en alguna cantidad? ¿Estás dispuesta a hacer una oferta?

A Lali le daba miedo imaginarse con una hipoteca por los próximos treinta años, pero entonces se vio a sí misma sentada en el jardín, tomando margaritas con las Poderosas, y sus temores se esfumaron de inmediato.

—¿Estás seguro? Tú eres quien más necesita un lugar para vivir. No puedes quedarte en el hotel.

—Si tanto te preocupa mi bienestar, aceptarías compartir esta casa conmigo.

Fue el turno de Lali para reír.

—Eres incorregible.

—Te estoy hablando en serio —insistió él—. Podría ayudarte con los arreglos y quedarme con esa habitación que quieres convertir en estudio. Y te pagaría un alquiler, obviamente. Creo que ambos saldríamos ganando.

Lali no sabía si le estaba hablando en serio o solamente poniéndola a prueba, pero de todas formas negó con la cabeza.

—Creo que no.

—No me digas que no tan rápido. Aún no has visto lo que soy capaz de hacer con unas buenas herramientas.

—¿Pero te imaginas todos los rumores que iniciaríamos? Tu trabajo se vería en peligro.

—¿Por qué? ¿Por haber llegado a un acuerdo entre una dueña de casa y un inquilino?

Ella hizo una mueca.

—¿Cuánto tiempo crees que quedaría en eso?

Él se encogió de hombros con expresión inocente.

—Depende de ti.

—Si supiera que puedes respetar ese acuerdo, tal vez lo pensaría. Pero los dos sabemos que te aprovecharías de la situación para intentar seducirme.

—Pero no es fácil seducirte, ¿no? —dijo él sin molestarse en negar la acusación.

—No —dijo ella—. Pero contigo es diferente. Logras ejercer en mí un efecto impredecible, y creo que podrías convencerme para que hiciera todo lo que no quiero hacer.

Peter, satisfecho con el comentario, esbozó una sonrisa.

—Es lo más alentador que he escuchado en mucho tiempo. Vamos a hacer una oferta por la casa. Después nos encargaremos de los detalles sobre nuestro acuerdo.

—No tenemos ningún acuerdo —dijo ella.

—Más tarde —insistió él—. Y ahora, ve a hacer esa oferta antes de que la otra pareja nos gane.

Lali dudó. ¿De verdad podía hacerlo? ¿Podía hacer una oferta por una casa que acababa de ver? Siempre había sido muy consecuente con sus gastos. El dinero para la cuota inicial estaba guardado en su cuenta de ahorros, y aunque no sabía cuánto serían la hipoteca y los gastos, estaba segura de que podría pagarlo. Cobraba un buen sueldo en el centro de belleza y apenas gastaba en comida y alquiler.

—¿Quieres que haga las cuentas por ti? —le preguntó Peter—. Tengo una calculadora.

—No. Sólo estoy nerviosa. Es una decisión muy importante.

—A ver… ¿Tienes pensado dejar tu trabajo e irte a otra parte en un futuro cercano?

—No —contestó ella con firmeza—. Me encanta estar aquí.

—¿Tienes el monto de la cuota inicial y algo más para que la hipoteca no te ahogue?

—Sí.

—Entonces tiene sentido desde un punto de vista económico, y a juzgar por el brillo de tus ojos, también desde un punto de vista emocional.

Una sonrisa empezó a asomarse en los labios de Lali.

—Lo tiene, ¿no es así? —siguiendo un impulso, alargó el brazo y apretó la mano de Peter—. Gracias —le dijo, y abrió la mampara de la cocina—. ¡María!

Continuará…