martes, 11 de marzo de 2014

Capítulo 34


Twitter: @Caparatodos
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—Quédate, por favor —le susurró.

Capítulo 34:

Hay un hombre en Irlanda. Al profesional le gustaba imaginárselo como a un hombrecillo gris en un cuartucho gris e inclinado sobre un portátil gris; pero la realidad era que el profesional no tenía ni idea de cómo era aquel tipo. Nadie sabía cómo era.

Le bastaba con saber, como sabían unos pocos elegidos dispersos por el mundo, que el tipo de Irlanda tenía un servicio que ofrecer. Por un precio razonable, el irlandés enviaba cualquier mensaje a cualquier parte del mundo garantizando el anonimato. Nadie sería capaz, nunca jamás, de rastrear el mensaje, de ninguna forma.

El profesional tomó la hoja impresa del archivo que había pirateado del Departamento de Policía y observó el primer nombre que aparecía: Omar L. Uturria. Rápidamente, el profesional ojeó los escuetos hechos del caso y reconstruyó la historia con facilidad.

Omar L. Uturria había sido contador en Dunance, un exclusivo grupo de abogados que lavaba dinero para la mafia. Un par de transacciones fáciles y luego las ilegalidades, con las huellas de Omar Uturria por todas partes. La investigación de la policía y el arresto. Estaba todo ahí. El profesional entendía muy bien qué había pasado. Estaba claro que habían utilizado a Uturria como cabeza de turco, quien se enfrentaría de diez a veinte años de cárcel sin libertad condicional. Entonces, en Julio del año pasado, Omar Uturria cantó se convirtió en un ruiseñor y cantó una melodía muy, muy bonita, una canción que metería a los socios principales de Dunance tras las rejas de por vida. Los socios estarían más que dispuestos a pagar una buena cantidad de dinero por impedir que el ruiseñor cantara en el juicio.

Eran las dos de la mañana en Irlanda pero, por lo que el profesional sabía, el irlandés nunca dormía.
El profesional tecleó el mensaje para el irlandés:

MENSAJE PARA LEFOVSKI. INFORMACIÓN SOBRE LUGAR Y NUEVA IDENTIDAD DE OMAR UTURRIA DISPONIBLE EN CUANTO RECIBA NOTIFICACIÓN DE INGRESO DE VEINTE MIL DÓLARES AMERICANOS EN N° DE CUENTA 116-53126 BANQUE SUISSE SEDE CENTRAL GINEBRA. GOLPE DEBE PARECER ACCIDENTE.

Y se reclinó en el asiento, dispuesto a disfrutar de su comida y un poco de buena música.


Quédate.

Peter tenía manos grandes y fuertes. Manos que podían desarmar a un hombre en segundo, manos que podían dominar sin problemas a un semental, manos que podían levantar un fardo de heno de 136 kilos. La pálida y delicada mano de Daniela Rinaldi era casi la mitad de la suya; era imposible que su mano igualara la fuerza de la de él.

Y, sin embargo, cuando puso una mano sobre la suya, fue como si le hubiera clavado un cuchillo que le impidiera moverse. No podría moverla ni aunque su vida dependiera de ello.

Al igual que el día anterior, tenía la manita helada y temblaba débilmente.
Entendía que temblara, porque él también se sentía tembloroso, pero no estaba helado. Hervía.

Todo el deseo sexual que no había sentido en aquellos dos años brotaba ahora en una sola oleada de deseo y sexo. Cada célula de su cuerpo estaba llena de lujuria cálida y pegajosa. Su erección era diez veces más grande que nunca, y palpitaba dolorosamente contra su pantalón.

Lo miraba con ansiedad, pensando obviamente si habría sido demasiado lanzada e iba a negarse.
No. No, iba a rechazarla.
No había nada lo suficientemente fuerte en la tierra como para alejarlo de ella ahora.

Despacio, Peter se agachó hasta que estuvo a la altura de los ojos de Lali. Tenía unos ojos cautivadores. Y, estaban llenos de ansiedad, lo que lo espantaba.

Retiró la mano de la de él, pero Peter no se atrevía a tocarla. Todavía no, no hasta que lograra controlarse. Agarró la esquina de la silla de Lali con una mano y el borde de la mesa con la otra. Estaba atrapada entre la mesa y él, en su abrazo, aunque no la estaba tocando.

Se miraron el uno al otro en silencio, Peter tratando de mantener la respiración bajo control. No sabía cómo moverse o qué decir, así que permaneció inmóvil y en silencio. La mirada de Lali se dirigió a las manos cerradas de Peter, y ensanchó los ojos al ver la fuerza con que se agarraba, los nudillos blancos, el esfuerzo que estaba haciendo por no tocarla. Alzó la vista y se detuvo en su boca. Una señal. Por fin.
Peter se movió despacio hacia delante, muy despacio, y le tocó la boca con la suya. Los dos exhalaron temblorosos.

La boca de Lali era tal y como se la imaginaba. Suave, delicada y excitante. A Peter le dolieron los músculos del cuello del esfuerzo que hacía por no abalanzarse sobre ella, por no comerle la boca y morderla.

Peter abrió la boca, un poquito, y el corazón se le desbocó cuando ella abrió la suya. Ladeó la cabeza para llegar mejor, lamiéndole el interior del labio inferior y volviendo a ladear la cabeza para saborearla mejor y en profundidad. Sus defensas se vieron afectadas cuando Lali rozó la suya, tímidamente.

La cosa no iba a acabar bien sí un simple beso le provocaba tanto como para dejarlo sin respirar... Agarró la silla con más fuerza mientras cubría la boca de ella con la suya, explorándola con la lengua. Sabía tan bien como se había imaginado; era un sabor ligeramente dulce, no sabía si por el té que se habían tomado o porque tuviera alguna cualidad innata dulce.

Peter soltó el borde de la mesa para poco a poco, como si luchara con la mano contra una fuerte corriente de agua, para llevarla al cuello de Lali. Sin dejar de besarla, le acarició la suave piel del cuello con el dorso del dedo índice y siguió por la delicada línea de la clavícula.

La boca de Lali se suavizó con su contacto y Peter estuvo a punto de salirse de control, allí mismo. Era tan receptiva que podía sentir la reacción a sus caricias en la boca.

Tocarla en dos puntos era más de lo que podría soportar en aquellos momentos. Separó la boca de la de ella; Lali tardó unos segundos en darse cuenta de que se había alejado. Tenía los ojos aún cerrados, la boca húmeda y entreabierta. Su piel con un ligero toque rosado. Parpadeó y abrió los ojos, buscando algo en el rostro del hombre que le despertaba tanta pasión. Algo que él no sabía cómo darle.

—¿Peter? —susurró.


Continuará…

15 comentarios:

  1. Mala! ... cómo lo dejas ahí??!!

    Quiero más!
    Lore

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  2. aahaahaahaahahahahha masssss!!!! biennn lo que espere el chape querida!!

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  3. como me vas a cortar el capítulo ahí??? al fin se sacaron esas ganas tremendas que tenian de comerse la boca!! veremos con sigue la situación ahora después del beso!

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  4. Por fin quiero más noveee me encanta laliter siiiiii

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  5. Para mi lo soñó despierto y eso jamás paso XD Ella le pregunto si se queda y ahí se tildó, yo y mis teorías jajaja

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  6. Jajajajaja.Peter k se decide ,pero sigue siendo mudito.

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  7. lo dejas ahi no mas,yo quiero otro
    contal q no sea imaginacion jajja

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  8. No puedes dejarla ahiiiiiiiiii!!!!! Me mueroooo, necesito mas plis!!
    Besos, Fatima :)

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  9. El profesional me va a volver locaaaaaaaa

    La mejor parte del cap obviamente es ese BESO!!!! si se sienten asi con un beso ¿como van a estar cuando esten juntos? increibleee Peter parece que tiene miedo a no saber controlarse y lastimarla... tiene que saber que Lali no es de porcelana y que se necesitan el uno al otro mas de lo que creen

    quiero mas

    tq amiggaaaaa

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  10. Se queman !!!! Más me encanta!!!

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  11. Too hot!!!!!!!! Ahora mi querida noña cómo se te puede ocurrir dejarla ah sabiendo la adiccion q tenemos por la lectura,JAJAJA T quiero! Y gracias por siempre regalarnos historias asi q nos tienen con el corazon en la boca,JAJA

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  12. Woooow! no nos puedes dejar asi!!
    Mas novee

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