viernes, 14 de marzo de 2014

Capítulo 37


Hola, hola!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¿Cómo andan? Espero que todo bien! Yo las extrañé mucho!!!!! Si que fueron varios días sin leernos, ah! :D Gracias por sus comentarios diarios, por los tws y por haber estado compartiendo conmigo una nueva nove y un nuevo año del blog! Me encanta que les esté gustando tanto la nove! Son geniales :D Gracias, gracias y más GRACIAS!!!!!!! Después de mucho, les digo, nos leemos mañana!!! Besos y buen finde chicuelas, que lo empiecen a full!!!! Les dejo de regalo un capítulo bastante largo… compensando las quejas o no Lore?! Jajajaja                                                 
Twitter: @Caparatodos
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—No pasa nada —susurró. Y al mirarla a los ojos se perdió en ellos—. Mis periodos eran irregulares y la ginecóloga me recetó la píldora. No hace falta...
Lo que fuera a decir se ahogó en la boca de Peter; la levantó en brazos y se la llevó.

Capítulo 37:

Era como volar.
Lali sentía como si la situación no fuera real. Peter la cargaba con facilidad, como si fuera un peso pluma. Lo que la mantenía en la tierra era el abrazo de sus fuertes brazos y el beso de su boca.

No vaciló ni revisó cuartos; como si viviera ahí toda la vida, Peter fue directo a su cuarto. Abrió la puerta, que estaba medio cerrada, de una patada tan fuerte que rebotó contra la pared. Hizo un sonido parecido al de una bala en una noche silenciosa.

Era la primera señal de que estaba perdiendo el control, la señal de que el puño de acero con que se mantenía a raya estaba quebrándose. Si no la tuviera en una red de fuego, se habría quedado helada. Pese a que todos sus músculos habían sido fuertes y tensos cuando la besaba, habría sido imposible saber que los besos la excitaban enormemente. Sus besos eran suaves y dulces, de hecho. Mucho más suaves que muchos de los que le habían dado.

Cualquier otro hombre habría ido directo al grano en cuanto hubiera aceptado acostarse con él. Pero Peter no; Peter la había besado con cuidado, la había tocado con cuidado y había estado pendiente de ella, esperando. Si no hubiera visto, y percibido, la forma en que se controlaba, habría pensado que era del tipo de hombres que se encienden despacito.

Pero los músculos de su cara se habían tensado y sus fosas nasales se habían abierto. Había percibido fugazmente su brutal erección a través de los pantalones, aunque no se había atrevido a mirarla fijamente.

Ejercía tal control sobre sí mismo que pensó que tal vez lograra hacerle el amor suavemente, y después podría abrazarse a él. Esa era la parte que más le había gustado siempre del sexo: el sentirse protegida. Pero si Peter empezaba abriendo la puerta a patadas, la cosa iba a ser más dura de lo que pensaba.

Peter fue directamente a la cama, donde la depositó sin dejar de besarla en ningún momento. Cuando estuvo completamente recostada, se alejó.

La pérdida de su intenso cuerpo la dejó helada. Allí, echada en la cama, Lali se dio cuenta de que estaba completamente desnuda. Jaló de la colcha para taparse.

—No —gruñó, sacudiendo la cabeza con fuerza—. No te tapes.

—Tengo frío —susurró Lali. Y era verdad; aunque también estaba un poco asustada. Claro que no podía decírselo; después de todo, ella había empezado aquello. No podía mostrarse reticente ahora; había invitado a Juan Pedro Lanzani a su cama y ya no había vuelta atrás.

Pero había algo en la forma de desnudarse de ese hombre, con movimientos bruscos y sin la gracia masculina que había admirado hacía unos minutos, que le daba un poco de miedo. Sus gruesos y marcados músculos, que se flexionaban y se tensaban a medida que se desvestía, lo hacían parecer aún más largo y más poderoso que nunca. La luz de la sala que entraba por la puerta entreabierta le permitía ver cómo se quitaba la chompa y el polo y los tiraba al suelo.
Lali se estremeció de pronto al ver lo que había estado oculto por la ropa.

Había visto cuerpos así desnudos antes, por supuesto, en su gimnasio y en las revistas. Pero no tenían nada que ver con el poderoso ser que tenía desnudo junto a su cama. El cuerpo de Peter no tenía nada que ver con el típico cuerpo de modelo de portadas. Era mucho más fuerte, duro y resistente que eso. Tenía el torso cubierto con una mata de pelo negro, así como en los brazos y piernas. Los músculos que tenía no se debían a horas de gimnasio, sino a la vida, a las batallas. Su cuerpo era ancho, fuerte y tenía cicatrices. Era el cuerpo de un guerrero.
Era un guerrero.

Lali se había olvidado completamente de ello, había olvidado que no era un simple amante de los caballos. Era, básicamente, un asesino entrenado. Probablemente igual que los asesinos que la buscaban.

Presa repentinamente del pánico, Lali se dio cuenta de que en su dolor y soledad había roto una de las reglas de Héctor Lavalle: no involucrarse con nadie. En teoría no debía dejar que nadie se acercara demasiado a ella; le había dicho que era muy peligroso. No podía decirle a nadie que estaba en el Programa de Protección de Testigos. Los tentáculos de Fadul eran muy largos y una recompensa de un millón de dólares tentaría a cualquiera. Invitar a Peter a su cama era como firmar su sentencia de muerte.

En más de un sentido. Era el hombre más poderoso que hubiera visto nunca; podía romperle el cuello con un movimiento de la mano.
Peter se giró un poco hacia ella. Su masculinidad apuntándola, ya preparada.
El peligro podía venir por distintos caminos; y éste era uno de ellos.

A Lali le latía el corazón con tanta fuerza que pensó que la casa entera temblaría con ello. El pánico, el miedo y la excitación se reunieron en un único y gigantesco sentimiento demasiado grande como para que su cuerpo lo albergara.

Peter se arrodilló en la cama y el colchón se hundió con el peso de su cuerpo. Lali tuvo que tensar los músculos para no rodar por el valle que había formado.

Cuando se inclinó sobre ella, Peter no parecía un amante a punto de adorarla, sino un guerrero a punto de matar. Los músculos de su pecho y de los brazos estaban en tensión, los bíceps flexionados sobresalieron cuando la rodeó con un brazo para colocarse sobre ella al tiempo que, con la otra mano, le abría los muslos. No sonreía. Su rostro no mostraba ninguna suavidad cuando bajó la vista para mirarla; la piel que cubría sus mejillas estaba completamente tensa y su boca se había torcido en una mueca.
Era el peligro personificado y podía escapar. El cuerpo se le cerró en banda, presa del pánico, pero ya era demasiado tarde.

Peter la cubrió. Era grande e intransigente. Durante unos segundos, fue incapaz de respirar. Una mano enorme se puso entre ellos, buscando el punto de placer de Lali. Sintió cómo ajustaba su miembro contra ella y, antes de que le diera tiempo a relajar los músculos para facilitarle el paso, empujó con toda la fuerza de su pelvis, con dureza y hasta el fondo.
Le dolió. Era demasiado grande para ella y no estaba preparada. Le quemó el interior, abriéndola sin piedad.

Lali parpadeó para hacer desaparecer las repentinas lágrimas, se quejó una vez antes de morderse el labio. Ella se lo había buscado, era lo que había querido. Si era demasiado para ella, era su culpa.

Peter levantó la cabeza y la tiró hacia atrás, buscando aire, como si surfeara una ola. Un mechón de pelo caía por su frente; tensó la mandíbula y los tendones del cuello se le marcaron como cuerdas.

—Dios —dijo entre dientes, agarrándola con fuerza de las caderas—. No estás lista. —Estaba sudando; una gota de sudor le rodó por la mejilla—. No puedo parar. No puedo. Lo siento. —Su profunda voz sonaba tensa—. Perdón.

—No pasa nada —le susurró.

Con un gruñido, Peter bajó el pecho hasta echarse pesadamente sobre ella, con la cara hundida en la almohada que había junto a Lali. Flexionó los muslos con fuerza y empezó a dar empellones fuertes y duros, con toda la fuerza de su cuerpo.

Era como si estuviera atrapada en una tormenta, abofeteada por la fuerza del viento. Lali se aferró a los hombros de Peter como se aferraría a un árbol en una tormenta infernal, no como se abrazaría a un amante.

El ritmo de los enviones de Peter fue in crescendo hasta acabar golpeándola, provocando con ello que la cama diera con fuerza contra la pared y los muelles chirriaran en protesta. Siguió así durante tanto tiempo que Lali perdió la noción del tiempo; le daba la sensación de que el miembro de Peter llevaba toda la vida dentro de ella, bombeando hacia delante y hacia atrás.

De pronto, y sin previo aviso, Lali llegó al clímax. Gritó cuando la oleada la golpeó con la fuerza de un tren en movimiento y todo su cuerpo se convulsionó.

Normalmente tardaba mucho en llegar al orgasmo. Solía empezar sintiendo remolinos de placer, como si vinieran de muy lejos; después, le empezaban a temblar los muslos y sentía una oleada de calor en la parte inferior del vientre. De hecho, su cuerpo solía avisarle con mucha anticipación de lo que iba a suceder.

Pero esta vez no. Esta vez fue como si encendieran de pronto un poderoso interruptor, provocándole el orgasmo más potente que hubiera experimentado nunca y haciendo que su cuerpo se aferrara con fuerza al de Peter.

Peter gritó contra la almohada; Lali sintió la vibración de su profunda voz contra los brazos y el pecho. Gimió y gruñó, se hundió aún más en ella y llegó al clímax él también.

El orgasmo de Lali llegó a su fin. Se agarraba con fuerza a la espalda de Peter; sus músculos estaban duros como piedras de la tensión y la espalda pegajosa de sudor. Ella también estaba pegajosa, del sudor de Peter, del suyo propio. Lali se dio cuenta de pronto de lo... de la forma tan educada en que había hecho el amor siempre; habían sido sesiones de sexo amable, sin sudor, como si se tomara el té con un tío, solo que más divertido y desnudos.

Con Peter, sin embargo, había sido elemental, brutal, animal. Nada de amabilidad y suavidad. Hasta el placer había sido un... placer animal, idéntico a la forma en que copulaban las especies más salvajes.
Seguía estando preparado dentro de ella. No había estado bromeando cuando le dijo que con una vez no le bastaría.
Ella había tenido más que suficiente con una vez.

Lali estaba agotada, abrumada por la forma áspera e interminable en que le había hecho el amor y el explosivo orgasmo. Se sentía incapaz de mover los músculos. Peter pesaba tanto que tenía que inflar los pulmones con fuerza para lograr respirar. Tenía los muslos abiertos de par en par, al máximo, completamente abiertos para él. Lali estaba empezando a pensar cuándo podría empujar a Peter para que se retirara, cuando las caderas de éste empezaron a moverse de nuevo.

«Oh, Dios, otra vez no». Ya había sido el revolcón más largo de su vida. Y el más excitante. De hecho, seguía siendo excitante. Pese a que su mente le decía que ya estaba bien, la parte inferior de su cuerpo no quería hacerle caso.

Los enviones profundos y pesados de Peter eran más excitantes que los de antes. Ahora estaba completamente preparada. Peter se movía con habilidad dentro y fuera de ella, abrasándola de placer.

Peter levantó la cabeza y se la quedó mirando; su rostro era duro e inexpresivo. Estaban unidos en el acto más íntimo entre dos seres humanos y, aun así, era incapaz de saber en qué estaba pensando ni qué sentía.

Empujaba pesadamente ahora; sus fuertes y profundos envites la llenaban de pasión. Levantó las manos para rodearle la cara, apoyando los pulgares sobre las mejillas. Lali estaba completamente inmovilizada; no podía mover el cuerpo en ninguna dirección, pues la tenía presa con su pesado cuerpo. Tampoco podía mover la cara, y su mirada era tan intensa que ni siquiera podía cerrar los ojos.

Poco a poco, Peter fue bajando la cabeza hasta que cubrirle la boca con la suya. Para su sorpresa, su beso no fue áspero y posesivo, sino que le tocó la boca con suavidad y cuidado, una y otra vez. Le cubrió las mejillas y los párpados de ligeros besos, suaves y delicados como las alas de las mariposas. La boca de Peter vagó por la frente de Lali, rozándole ligeramente la oreja y la línea de la mandíbula. Su boca era cálida y suave. Dolorosamente tierna.

El contraste entre sus besos, dulces y suaves, y la forma ruda, casi violenta, con que hacían el amor era eléctrico, como si le estuvieran haciendo el amor dos hombres distintos a la vez. Por primera vez en su vida, Lali se quedó sin palabras y, aunque hubiera sabido qué decir, cada vez que quería decirlo se encontraba con que tenía la boca ocupada.

Paseó la mano por la fuerte espalda de Peter y se colgó de sus hombros, deleitándose en el tacto de los músculos. Era tan asombroso; como el acero, solo que cálido. Pese a que sus besos eran lentos y lánguidos, como si dispusieran de todo el tiempo del mundo, como si fueran dos jóvenes besándose por primera vez en un prado, los golpes de sus caderas eran fuertes y cada vez más rápidos.

Peter abrió la boca de Lali son suavidad. El roce de la lengua de Peter contra la suya fue suficiente para acabar de ponerla al límite. Su grito quedó ahogado en la boca de Peter; Lali volvió a experimentar un orgasmo, más fuerte que el anterior, las inmensas olas de ardiente placer la sacudieron. Era tan intenso que le entraron ganas de gritar, de llorar; el corazón se le salía del pecho. Se aferraba a Peter con los ojos llenos de lágrimas que rodaron por sus mejillas hasta caer en la almohada.
Peter murmuraba algo que no lograba descifrar. Era incapaz de oír ni de pensar, sólo podía sentir.

Seguía duro dentro de ella —parecía poder quedarse así el resto de su vida—, pero sus movimientos habían cesado. El sexo había parado, pero seguía haciéndole el amor, llenándole la cara y el cuello de suaves y cariñosos besos.

Lali apretó su abrazo y escondió la cara en el pecho de Peter. No tenía nada que decirle, absolutamente nada. Había roto todas sus defensas y, si abría la boca, todos sus secretos saldrían a borbotones.

Así que se aferró y escondió la cara, con los ojos firmemente cerrados, abrumada por las emociones, con el pecho dolorido y esperando que su corazón se tranquilizara. Agarrada firmemente a Peter, lo único estable en su destartalado mundo, Lali se quedó dormida.


Continuará…

18 comentarios:

  1. Me encanto el capítulo!!!! estan con las hormonas a full estos dos!!!!

    que lindo volver a leerte a vos!! te extrañe todos estos días!!!! que tengas un buen finde!!!!
    besos!!

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    1. Y BIENVENIDA NUEVAMENTE,SIEMPRE ES UN PLACER LEER TUS HISTORIAS

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  3. Wooow! Muero por saber como van a actuar despues de esto
    Que bueno que regresaste:)
    Mas novee

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  4. Bienvenida!!!!!!!!!!
    Q capitulo!!!!!!!!! Peter desbocado,JAJA ,la mato de pasion!!!!

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  5. Mierda Que Era Bruto jkklsajkr xD AQue Despues De Esto Se Toma El Palo El Muy Desgraciado MeEncanta

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  6. Tremendo capítulo Vami!
    Me alegra que me tomes en cuenta! jajaja
    Quiero más!
    Lore

    PD: igual alguien que no voy a nombrar me había dicho "cuando vuelva hago una maratón Lore"... el capítulo largo vale también jjajajaja

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    1. Apoyo esa posdata d Lore!!!!,eso fue así .X ser el primer día, y cap largo ,lo pasaré x alto.

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  7. La dejó d cama.
    Cuando será el día k Peter cambie la expresión d su cara.

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  8. Wow!!! La va a matar y no por la recompensa!! Me encanta más!!

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  9. me encanto quiero maaas!
    te espero http://amorporcasiangeless.blogspot.mx/
    besos!

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  10. Jajajaja buen capppp!!! Quiero mas ;)

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  11. volvisteeeeeeeeeeeeeeeee!!!
    me parecia raro q entre como todos los dias a las 14 y no estaba el cap
    y dije, capaz que no se subio mal, quizas volvio....se me cruzaron muchas ideas por la cabeza
    pero a la vez la intriga me estaba comiendo jajajaja
    me alegro q estes de vuelta
    beso

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  12. Que intriga como reaccionaran después de esa noche
    Ojalá que bien pobre lali la dejaron encama jaja
    Más noveee me encanta

    : D

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  13. AMIGA VOLVISTE!!!!!!! feliz porque te fueras de viaje y lo hayas disfrutado pero ya te echaba mucho de menos!!! =)

    Además volviste con TREMENDO CAPITULO! Creo que es la primera nove en tu blog en la que veo tanta pasión y necesidad de estar con el otro =) increible de verdad me encanta =)

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  14. me encanto el capitulo ! ahora que volviste a que hora pensas subir el cap !

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  15. Madre mía estan a mil estos dos jaja

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